lunes, julio 25, 2011

Fundación del diario 26: Un hito en el desarrollo cultural de Las Tunas







Hace 33 años en esta joven provincia, surgida por la multiplicación del indómito Oriente, ocurrió un hecho de gran trascendencia para los tuneros: la fundación del diario 26, coincidiendo con la celebración en Santiago de Cuba del aniversariio 25 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Es así como el 26 de julio de 1978 quedó reflejado como un hito en la historia cultural del territorio. El primer diario de esta comarca llegó para revolucionar las artes gráficas, que hasta ese momento eran artesanales, desde que apareció la imprenta y el pionero de la prensa local, El Hormigo, el 6 de noviembre de 1859, hacía más de un siglo.
En los talleres de la actual capital provincial, existentes en la república neocolonial, los textos se componían a mano, con tipos sueltos, letra a letra y las ilustraciones debían encargarse a las imprentas de los periódicos de Holguín o Camagüey.
Aquel día de 1978 se estrenó en Las Tunas el linotipo y también un taller de fotograbado. Del colectivo de periodistas solo tres o cuatro conocíamos el funcionamiento de estos equipos, por haber compartido, en algún momento de nuestra formación, con el colectivo realizador del diario oriental Sierra Maestra o del rotativo holguinero Ahora.
Fue una verdadera odisea: Los mecánicos de la brigada de montaje, procedente de La Habana, debieron innovar e inventar para dar vida a una rotoplana Duplex, de fabricación norteamericana, patentada en 1910 y que después de ser utilizada en la edición del periódico Surco, de Holguín, estuvo abandonada por espacio de más de 15 años en la imprenta del Partido, en el municipio de Banes.
Después de unos seis meses de árduo trabajo, parecía que todo estaba listo para el “parto” que diera luz a 26, pero a la hora cero, la vieja rotoplana no pudo responder y entonces, en una jornada extraordinaria e inolvidable, todo el colectivo dobló y empaquetó manualmente la edición príncipe, tirada en una máquina de alimentación manual, la cual había pertenecido a los talleres del bisemanario El Eco de Tunas, la más representativa publicación local de la etapa prerrevolucionaria.
Para que pudiera concretarse la hazaña, el operador de nuestro único linotipo, Justo Peña, debió trabajar casi 24 horas de forma ininterrumpida, apoyado por los tipógrafos Abel Fernández y Omelio González que elaboraron textos letra a letra, firmes frente a sus chivaletes, en tanto Reybel Torres y Ricardo González realizaron el proceso de emplane.
Lo cierto es que el colectivo de 26 cumplió cabalmente con el compromiso de arrancar en la fecha prevista y ese mismo día, en la tribuna del acto central por el aniversario 25 de la Mañana de la Santa Ana, en Santiago de Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro, recibió el primer ejemplar, de manos de Faure Chomón Mediavilla, en aquel momento primer secretario del Partido en esta bisoña provincia.
Yo no tuve el honor de participar en aquella histórica jornada, porque cumplía responsabilidades en el Centro Internacional de Prensa del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes; pero me estremecí de emocionada alegría, cuando tuve acceso a un reporte de la Agencia de Información Nacional (AIN) que, desde su corresponsalía en Las Tunas, ofrecía los detalles de la buena nueva.
El primer diario en la historia de este territorio nació con José Infante Reyes de director; Nelson Marrero Pupo, subdirector, el inolvidable Rosano Zamora Padín (Gallo), jefe de información, Ramiro Segura García, al frente del equipo político y Oscar Góngora Jorge, del económico. En septiembre, cuando me incorporé, me asignaron la jefatura de redacción, además de la atención a la sección deportiva, la cual había sido realizada de forma voluntaria, en los inicios, por Eddy Lópéz Sánchez, trabajador de la Dirección provincial de Deportes. (En la foto, una representación de los fundadores)
En más de tres décadas de existencia el colectivo de 26 ha transitado por el camino de la constante superación y hoy, de semanario tabloide y con una diaria edición digital de reconocido prestigio, constituye un instrumento eficaz de la Dirección del Partido en esta provincia para orientar, educar e informar al pueblo tunero inmerso en la Batalla de Ideas y la consolidación de nuestro Socialismo.

Fundadores de la UPEC: Oscar Hechavarría Ortega



El 15 de julio, la Unión de Periodistas de Cuba cumplió 48 años de fundada y unos días antes, en la entonces ciudad de Victoria de Las Tunas, nació la primera delegación de este territorio, la cual, como caso único en el país, quedó integrada por informadores voluntarios. Ni uno solo de sus miembros era profesional de la prensa.
En aquel grupo de revolucionarios, la mayoría muy jóvenes, estaba un trabajador del centro de acopio de productos agropecuarios y de solo 16 años, Oscar Hechavarría Ortega, quien había sido seleccionado como corresponsal obrero por sus compañeros de labor y de inmediato comenzó a reportar para la emisora local Radio Circuito (hoy Radio Victoria)
En una reciente conversación que sostuve con él, lo noté emocionado al recordar aquellos momentos:
“Yo era un adolescente, me incorporé a trabajar con solo 16 años en marzo de 1963 y ya en abril me dieron la tarea de corresponsal después de ser propuesto por el núcleo de las ORI y aprobado por el colectivo laboral en asamblea. Para mi fue muy estimulante y significó una gran responsabilidad”.
Me confesó que desde el primer día se sintió a gusto con la tarea. Su interés lo llevó a dominar los instrumentos técnicos elementales y sus noticias estaban tan bien redactadas que Florencio Lugones Andrés, encargado del noticiero de Radio Circuito, las incluía tal y como las recibía.
Acerca de su rápida compenetración con el medio radial me dijo: “Me encantaba hacer el noticiero y en varias ocasiones hasta me atreví a redactarlo solo en ausencia de Lugones, algo que tú hiciste también en más de una ocasión dos años después, cuando eras corresponsal en el tejar Cristino Barreda, de la empresa de Cerámica Roja”.
Por esos años mi colega publicaba en el semanario El Trabajador, pionero de la prensa revolucionaria en Las Tunas, fundado el 17 de mayo de 1963, además de colaborar con CMKC Radio Revolución, de Santiago de Cuba, el diario oriental Sierra Maestra y cuando nació
Juventud Rebelde también recibió sus reportes del acontecer tunero.
En 1967, Oscar Hechavarría y yo éramos candidatos de la dirección del Partido en la región Tunas-Puerto Padre para ocupar una nueva plaza de redactor profesional en Radio Circuito, con el objetivo de acompañar a Florencio Lugones y mejorar la cobertura informativa de la planta.
Tuve la fortuna de ser seleccionado para trabajar de redactor de radio, en tanto mi colega fue enviado para una escuela de mecánico de refrigeración en Santiago de Cuba. A partir de aquel momento y por asumir diferentes tareas, se desvinculó de los medios de difusión.
Acerca de su andar por la vida en todos estos años, rememora:
“Después del curso en Santiago, trabajé en el taller de refrigeración de aquí de Las Tunas y en 1969 me convocaron para integrarme a las Divisiones de Infantería Permanente, de las FAR, formadas para trabajar en el sector agropecuario e inicialmente apoyar todo lo concerniente a la preparación de la Zafra del 70, la de los 10 millones de toneladas de azúcar.
“En las filas de las DIP me hice merecedor de la militancia del Partido en 1972 y por mis conocimientos de redacción volví a acercarme al periodismo, al asumir tareas de información y propaganda en la sección política, hasta la desmovilización en diciembre de 1974.
“A partir de 1975 laboré en la construcción, luego de mecánico de refrigeración en la planta de hielo Jorge Dimitrov, de la capital tunera, en la fábrica de refrescos inaugurada en 1977 y desde 1987 en la brigada de mantenimiento general del hotel Las Tunas, centro donde me jubilé en marzo de 2010.”
A esa trayectoria agrego yo el cumplimiento de la misión internacionalista de Oscar Hechavarría Ortega, quien integró las fuerzas cubanas en la República Popular de Angola, de 1982 a 1984, todo el tiempo en el cruento Frente Sur, específicamente en el lugar conocido como Jamba, en la provincia de Huila.
Cuando ha transcurrido casi medio siglo de existencia de la UPEC, cuyos integrantes se yerguen como baluartes en la batalla de ideas que libra nuestro pueblo, vale la pena reflejar las vivencias de un compañero que, en aquellos años de abierta lucha ideológica, ayudó con su esfuerzo a sentar las bases de nuestro periodismo, firme hoy en la primera trinchera de combate por la Patria y el Socialismo.

viernes, julio 22, 2011

Jornada de orgullo y felicidad



Este jueves 21 de julio mi viejo corazón se puso a prueba, una vez más: Norge Luis Batista Albuerne, el trovador, mi primogénito, recibió, con TÍTULO DE ORO, el pergamino que lo acredita como Licenciado en Estudios Socio Culturales, egresado de la Universidad Vladimir Ilich Lenin, de mi querida provincia de Las Tunas, Balcón del Oriente Cubano.
Junto a otros cientos de estudiantes de diferentes carreras y después de cinco años en el Curso para Trabajadores de la prestigiosa institución de la Educación Superior, mi niño querido tuvo la satisfacción de coronar con éxito, largas horas de estudios e investigación.
El acto, celebrado en el Teatro Tunas (antiguo Rivera), ubicado en el centro histórico de esta bella ciudad, fue sencillo, pero lindo y bien organizado en el cual se combinaron los discursos breves pero sentidos, las entregas de estímulos a los más destacados y la presentación de reconocidos artistas locales.
Hubo muchos momentos de gran significación, pero el clímax de la emoción para este veterano periodista, estuvo cuando mi querido hijo recibió, primero su Título de Oro y después una hermosa pintura, entregada por la filial tunera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de manos de su presidente Carlos Tamayo Rodríguez.
Y, por supuesto, el sublime momento, compartido por la mayoría de los presentes, en el que luego de confesar que había cantado en muchas graduaciones, pero esta vez se le hacía difícil porque debía hacerlo en la propia; nos deleitó con dos temas, el último de su creación autoral y el más conocido de su repertorio, tanto en Cuba como en el extranjero, Búscame Adentro.
Mientras disfrutaba de la ceremonia rememoré dos momentos similares en mi ya larga existencia: El día de agosto de 1975 en el cual recibí el título de Licenciado en Periodismo en la Universidad de Oriente y el de julio de 1996, cuando mi segundo retoño, Noyde Emilio Batista Albuerne, se graduó de Doctor en Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas Zoilo Marinello, también en esta, mi patria chica.
La felicidad me embargó al término del acontecimiento, cuando pude fundirme en un abrazo con mi primogénito, al que se sumaron su esposa Rosa Elena Polanco y su pequeña hija de 10 años, Lucía Laura, la princesa de la familia, la nieta de mi embeleso.
Pero la satisfacción creció porque junto a nosotros, la alegría estuvo presente en cientos de familias tuneras que pudieron celebrar el triunfo estudiantil de uno de los suyos, gracias a las posibilidades que ofrece la sociedad cubana de hoy para la educación de sus hijos, algo que estaba vedado para los humildes antes de 1959.

viernes, julio 01, 2011

¡Bravo por mi primogénito!



Este jueves 30 de junio de 2011 tuvo para mi en particular y para la familia toda, una significación especial, porque mi primogénito, el reconocido trovador cubano, Norge Luis Batista Albuerne, discutió con éxito el trabajo de grado que le permitió licenciarse en Estudios Socio-Culturales, título expedido por la Universidad Vladimir Ilich Lenin, de la provincia de Las Tunas.
Durante seis años mi niño desarrolló un gran esfuerzo para combinar sus encuentros semanales en las aulas universitarias, sus investigaciones para elaborar la tesis sobre la significación de la nueva trova en el desarrollo musical de este territorio, el trabajo cotidiano en sus presentaciones artísticas y hasta dos giras por España, una de las cuales incluyó visitas a Suiza y Bélgica.
Cuando está por cumplir 42 años, este título universitario se une a un respetable currículum en el que se incluyen dos CD personales, su inclusión en un par de antologías de la nueva trova y la música de varios documentales, entre ellos el titulado “Los últimos gaiteros de La Habana”, ganador del Premio Rey de España de Periodismo y el Gran Premio del I Festival de la Televisión Cubana.
Creo que la familia está justamente henchida de orgullo sano, de justificada alegría porque cuenta además, con mi otro vástago menor, el Doctor Noyde Emilio Batista Albuerne, especialista de primer grado en Oncología, integrante del equipo del prestigioso hospital Hermanos Ameijeira, de La Habana. Sin dudas se trata de dos tesoros que nos ha dado la vida, ejemplos de profesionales que enaltecen a los suyos, a la comunidad que los vio nacer y a la Patria linda, esta Cuba firme y rebelde, cuyo pueblo defiende a toda costa, el derecho a seguir construyendo un país con todos y para el bien de todos.

Estoy feliz por verlos juntos y animosos



Si hace unos días sentí temor ante la noticia por la intervención quirúrgica a que fue sometido el querido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ahora estoy feliz por el animoso encuentro que sostuvieron en La Habana, el cual confirmó que sus pueblos y todos los oprimidos de la Tierra, los tienen listos para continuar guiándolos en la lucha por un mundo mejor.
Las imágenes del feliz encuentro recorrieron el mundo y aunque no faltaron seguramente aquellos enemigos que se molestaron porque ambos se observan saludables y optimistas, la verdad es que la inmensa mayoría de los habitantes de este Planeta rebozaron de alegría al contemplarlos como lo que son, paradigmas de la justicia y la equidad.
Cuando en el mundo los defensores a ultranza del capitalismo mundial, asesinan a civiles inermes o sus fuerzas represivas apalean sin compasión a personas desarmadas que se manifiestan pacíficamente para evitar que los ricos sean más ricos y los pobres, más pobres; reconforta que Chávez y Fidel, los seguidores de Bolívar y Martí, estén en condiciones de seguir avanzando por la integración para que las naciones del Bravo a La Patagonia y las del Caribe, puedan conformar, de una vez y por todas, Nuestra América.
Estoy feliz y optimista, porque en medio de las sombras que tratan de propagar los enemigos de la humanidad, este encuentro de Chávez y Fidel es un rayo de luz que alumbra y fortalece la disposición de los pueblos del sur a detener las tinieblas.