lunes, noviembre 16, 2015

Premier 12: Pasó lo que tenía que pasar



O Es alarmante la baja cualitativa en nuestro béisbol
O Desastroso el desempeño técnico-táctico
Las Tunas, Cuba.- Aunque había previsto que el equipo nacional no estaba en condiciones de terminar entre los cuatro grandes del Premier-12 de béisbol, es del todo lamentable el desempeño en China Taipei, porque es innegable que las deficiencias observadas están más allá de cualquier cálculo.
Desde la confección del equipo, con ausencias imperdonables, hasta el último out en el partido del cruce frente a Corea del Sur, perdido este lunes 2 X 7, el quehacer de  Cuba puso de manifiesto cuánto se necesita profundizar  en nuestra pelota para recuperar al menos el 75 por ciento de la tremenda calidad que, hasta hace una década, la llevó a la cúspide universal.
No es un secreto para los cubanos y los seguidores del béisbol en el mundo que, por diversas razones, incluido el robo de talentos, nuestra Serie Nacional no alcanza la calidad ni siquiera de triple A, pero aún así es necesario reconocer la presencia de un manejo deficiente de lo que tenemos, a lo cual deben unirse las injusticias con jugadores desestimados para la nómina tricolor, pese a su excelente rendimiento, año tras año.
No somos pocos, quienes pronosticamos que el equipo tenía varias lagunas, sin embargo, soy de los que cree en la capacidad de los jugadores para un desempeño mejor, mas la forma en que se condujeron las acciones y las deficiencias de Lázaro López, coach de tercera con un comportamiento horrible, bastaron para echar por tierra la posibilidad mínima de meterse en semifinales.
Y no es que la dirección, encabezada por Víctor Mesa sea ella sola el chivo expiatorio, pero la exclusión de lanzadores como Vladimir García, Erlys Casanova y Vladimir Baños, para citar solo a tres y de jardineros de la talla de Yoelvis Fis y José Adolis García, restó potencialidad teórica a nuestra selección.
El staff de lanzadores  que asistió a Taipei se comportó endeble, especialmente en el caso de los abridores que, con la excepción de Freddy Asiel Álvarez ante Puerto Rico y Yosvani Torres frente al débil Italia, no pudieron “caminar” lo suficiente para garantizar un cierre menos presionante para los relevistas.
Las palmas para el jovencito pinareño, Liván Moinello y el reconocimiento a Miguel Lahera y Dany Betancourt, quienes encabezaron el trabajo del bullpen, así como la crítica merecida a la incapacidad en el cumplimiento de su tarea en los casos de los cerradores Yeniet Cano y Héctor Mendoza.
En lo que respecta al manejo de los relevistas, es injustificable que en el primer choque frente a Canadá, después que Moinello había hecho un excelente trabajo de 5,2 de entradas con 106 lanzamientos y luego de dar muestras de cansancio en el sexto capítulo, fuera mantenido en la lomita en el séptimo si estaba listo para entrar el zurdo cienfueguero Norberto González.
Es más inexplicable aún que, después de ganar como relevo contra Italia, Moinello se llamara al día siguiente de primer relevista frente a Corea del Sur. Al no tener un brazo de hierro, ni gozar de un gran físico, era esperado que el muchacho no pudiera reeditar la efectividad de sus apariciones anteriores.
No tiene lógica, además, que con la temporada que ha tenido el receptor Yosvani Alarcón, Victor Mesa insistiera en situar de regular a Osvaldo Vázquez, menos bateador y con probados problemas a la defensa. Rectificó su error y el muchacho de Las Tunas respondió con creces, no solo en el uso del madero, sino aceptándolo todo detrás del plato.
Son realidades que todos sufrimos durante el exigente torneo, pero a las deficiencias de nuestros lanzadores que, en sentido  general, son bateados con mucha libertad en la Serie Nacional, debe reconocerse que la ofensiva fue prácticamente nula frente a un pitcheo de la media, sin envíos supersónicos, aunque muy inteligente, con mucho oficio, suficiente para romper el espejismo de los abultados averages que muestran, en Cuba, los principales artilleros de la selección tricolor.
Y no es solo la ofensiva desde el punto de vista de producción, la cual promedió a 8,7 jits por partido, sino la ausencia de las conexiones a la hora precisa, unido al pésimo corrido de las bases. Lo más significativo en este sentido fue la sequía de los bateadores ante el pitcheo de Italia, el cual había sido un manjar para el resto de los rivales del grupo A, como para coronar el agónico andar de sus tres sufridos triunfos.
En cuanto a las individuales, la felicitación para Yunieski Gurriel, Alexánder Mayeta, Yosvani Alarcón y Stayler Hernández, quienes se comportaron a gran altura, mientras que Yulieski Gurriel y Alfredo Despaigne siguen en deuda con los eventos internacionales. Cuando los dos hombres de más responsabilidad en la alineación no cumplen su rol, es muy difícil alcanzar los objetivos trazados.
Una vez más nuestro béisbol se muestra disminuido, incapaz, falto del empuje que lo llevó a ser el más respetado del mundo durante casi medio siglo. ¿Cuáles son las causas? La respuesta está en manos de quienes lo dirigen, necesitados de un análisis a “camisa quitada”, de hurgar en la realidad de nuestro país, en el cual siempre, no tengo la menor duda, los peloteros han crecido y crecen de manera silvestre.
Cada día que pasa estoy más convencido de la necesidad de rescatar la Selectiva, única manera de elevar el techo interno de nuestra pelota. Un torneo élite, donde se concentren los mejores jugadores en cuatro o seis conjuntos es la única manera de contar con un medidor más cercano a la capacidad real,  tanto para los bateadores como en el caso de los lanzadores.
Trabajo desde la base y el estímulo a quienes se lo ganan en el terreno, sin prebendas ni regionalismos, además de una mejor adaptación a las realidades del mundo de hoy, deben ser los objetivos de la Dirección Nacional de Béisbol. De lo contrario, y eso es lo más triste, corremos el riesgo futuro de que Cuba, un país donde se respira pelota desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, no pueda clasificar para los principales eventos del Mundo.