lunes, junio 15, 2015

¿Qué pasa con el voleibol cubano?


Es absolutamente lógica la preocupación de la afición por la actual situación del voleibol cubano, sumido en una crisis que lo tiene muy alejado de sus años de esplendor, tanto en la rama masculina como en la femenina, insertado en la élite mundial.
No es fácil aceptar la caída desde unas fabulosas Espectaculares Morenas del Caribe, reinas del Planeta y tres veces campeonas olímpicas y un par masculino ganador de una Liga Mundial y ubicado entre los tres mejores de la élite universal, hasta posiciones venidas a menos, con dificultades incluso en el área de Centroamérica y el Caribe.
Son muchas las causas, tanto objetivas como subjetivas, que provocaron el vertiginoso descenso de nuestro voly, pero algunas pudieron tener solución a tiempo. Hubo decisiones que, a la postre, incidieron en el desmembramiento de las selecciones nacionales, especialmente en la rama varonil.
Vamos por parte. Desde el punto de vista objetivo fue un duro golpe, la caída del Campo Socialista y la desaparición de la Unión Soviética, porque para nadie es un secreto que el roce internacional estaba garantizado con la participación en diferentes torneos y topes constantes con los mejores equipos de esa parte del mundo, además del apoyo técnico y de los instrumentos deportivos que se recibían a través de convenios ventajosos, con los cuales se paleaban las carencias provocadas por el bloqueo económico de Estados Unidos.
Esa es una realidad insoslayable, pero incluso en medio del llamado Período Especial, contra viento y marea, Cuba se mantuvo en la élite del voleibol mundial hasta  los inicios del Siglo 21, con la inserción de atletas en torneos foráneos, especialmente en el sexo masculino, sobre todo en la Liga Italiana de Clubes, considerada la más fuerte de la Tierra. 
En esa situación, algunos resultados no esperados del plantel varonil hicieron considerar que la participación en otras ligas provocaba cansancio en nuestros principales hombres  y al bajar su rendimiento, impedía cumplir los objetivos de la selección nacional.
Cuba tenía una verdadera constelación de estrellas que se vieron afectadas con la eliminación de contratos en otras Ligas, por lo que en unos meses el grueso de la nómina, los mejores jugadores, decidieron marcharse del país. De buenas a primeras la sexteta nacional tuvo que ser renovada en un altísimo por ciento. Hubo que comenzar de cero.
De la misma manera, aunque en menor medida, el país perdió a jugadoras valiosas del conjunto femenino. La fuerza de nuestro voleibol mermó de una forma brusca y, todavía, estamos muy lejos de la añorada Época de Oro de Cuba en el deporte de la malla alta.
Las limitaciones económicas propias de un país brutalmente bloqueado impiden la búsqueda de topes internacionales, al tiempo que las continuadas deserciones, sobre todo entre los hombres, no permiten estabilizar equipos constantemente renovados y faltos de experiencia, un verdadero dolor de cabeza para los técnicos a pesar de su alta calificación.
Durante más de una década el voleibol cubano arrastra estas dificultades y eso ha motivado que existan permanentes justificaciones a los malos resultados, con el alegato permanente de que son muy jóvenes, que no topan y les falta experiencia competitiva, “necesitan carretera”.
Creo, sin embargo, que ya es tiempo de exigirles mejores resultados a nuestros voleibolistas. No se trata de pedirle “peras al olmo”, pero me parece que sicológicamente nuestras selecciones se han acomodado y no se sienten responsables de una situación tan desfavorable. Es posible que piensen que, con las limitaciones que se argumentan, ellos “hacen lo que pueden”.
Objetivamente es incomprensible que nuestras escuadras nacionales jueguen de manera brillante un día y al otro sean barridas por rivales de igual capacidad y hasta inferiores teóricamente. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que el viernes 12 el equipo masculino que compite en el segundo nivel de la Liga Mundial dominó en toda la línea a Argentina y el sábado fuera aplastado literalmente? ¿Acaso no eran los mismos jóvenes inexpertos de 24 horas antes?
A mi se me antoja que es posible cambiar esta situación. Desde el punto de vista subjetivo es necesario hacerle entender a los jugadores que con limitaciones o no, ellos tienen el talento para hacer más, para luchar más por la victoria, que sí son responsables de ofrecerle un mejor espectáculo al pueblo que los sustenta, que deben comportarse a la altura de los herederos de un país potencia, en su momento, del voleibol mundial.
Y en un mundo globalizado, donde el profesionalismo y la comercialización rigen la actividad deportiva, no se puede estar al margen y de la misma manera que ocurre con otros deportes del país, Cuba debía retomar su política de realizar contrataciones de nuestros voleibolistas en Ligas foráneas, con lo cual se lograría su óptima preparación y la lógica elevación de la experiencia competitiva.
En Cuba hay muchos jóvenes voleibolistas talentosos y si los encargados de la tarea son capaces de convencerlos y les dan la oportunidad de mostrar toda su valía, dentro y fuera del país, crecerán los resultados y, estoy seguro, disminuirán los casos de aquellos que renuncien a su Patria en busca de una mejor economía familiar.
 Considero que vale la pena avanzar por ese camino.

No hay comentarios: