Las Tunas, Cuba.- Los Gallos de Sancti Spíritus y los Leones de Industriales, tomaron el mando 2-1 en los cuartos de final de la Serie 51 de la pelota cubana, al superar este viernes a los cocodrilos de Matanzas en 10 capítulos 4 X 3 y a los elefantes de Cienfuegos 10 X 8, en partidos que tuvieron de escenarios a los estadios José Antonio Huelga y 5 de Septiembre, respectivamente.
En horas de la tarde, a partir de las 5:00, los leones azules cayeron rápido encima de los envíos del zurdo Yuniel Leyva y no pararon hasta fabricar 10 anotaciones con 16 cohetes, incluidos sendos cuadrangulares de Alexánder Mayeta, en la foto, y el jovencito Yasmani Tomás, todo un slugger naciente, a quien deberán seguir muy de cerca los técnicos de la selección nacional.
De todas formas, en mi opinión, el mentor sureño Iday Abreu tiró la toalla muy temprano, al utilizar a sus relevistas menos efectivos durante toda la campaña, para después traer muy tarde al zurdo Leorisbel Sánchez, uno de sus mejores apagafuegos. Sinceramente le faltó confianza en su artillería, desliz que le costó el partido.
Imagínense que el abridor azul, Frank Monthié no pudo ir más allá de tres entradas, después de permitir tres carreras y soportar el primer bambinazo de Pito Abreu en estos cuartos de final de la Serie 51 y los relevistas llamados por Lázaro Vargas, incluido su cerrador de lujo, Julio Montesinos, no pudieron evitar que los elefantes marcaran ocho veces y que pelearon hasta el último out.
A la poderosa artillería cienfueguera, que sumó 13 imparables, esta vez le faltó la conexión oportuna al dejar 10 hombres en circulación, cinco de ellos en posiciones anotadoras, aunque lo cierto es que, el principal escollo que debieron vencer, fue la mala utilización del pitcheo de atrás, por parte de su director.
Un partido muy distinto tuvo lugar en el estadio José Antonio Huelga, donde los lanzadores llevaron la voz cantante. Los Gallos picaron primero en el cuarto acto frente al abridor matancero Máikel Martínez y repitieron dos veces en el octavo ante los relevistas visitantes, incluido el perdedor Pedro Luis García, mientras que el veterano Noelvis Hernández mantenía en un puño a la minimizada artillería yumurina.
Cuando todo parecía acabado para la tropa de Víctor Mesa, ya con un out en el noveno capítulo, dos conexiones de poca fuerza de Ariel Sánchez y Yurisbel Gracial, preocuparon demasiado a Ruperto Zamora. Con hombres en la inicial y en la antesala, el mentor yayabero decidió sustituir a su abridor y llamó al jovencito Omar Guardarrama, con un magnífico aval en función de cerrador, pero creo que fue una actitud apresurada.
Lo que no había podido hacer Matanzas en ocho innings, lo consiguió en uno solo: Yadiel Hernández recibió a Guardarrama con doblete a lo último del jardín izquierdo que impulsó al primer cocodrilo y aunque falló José Miguel Fernández en elevado al cuadro, el veterano Yoandy Garlobo se encargó de fletar las del empate, por cohete a la pradera izquierda, conexión que obligó a comenzar de nuevo.
Guardarrama colgó el cero del principio del décimo capítulo y en la parte final después de un out, se combinaron tres indiscutibles con un error del tercera base visitante Yurisbel Glaciar, para que los Gallos cantaran más alto definitivamente.
Este sábado se efectuarán cuatro choques: A las 5:00 de la tarde Ciego de Ávila-Las Tunas, en el estadio José Ramón Cepero, de la Tierra de la Piña y Sancti Spíritus-Matanzas, en el Huelga yayabero, mientras que a las 8:30 de la noche, se las verán Cienfuegos-Industriales en el parque 5 de Septiembre y Granma-Villa Clara en el Mártires de Barbados, de Bayamo.
En el caso de los Leñadores tuneros, únicos invictos de esta etapa de la temporada 51, viajaron hasta Ciego de Ávila con el objetivo ganar al menos un choque, con lo cual obligarían a los Tigres a imponerse en cuatro de los juegos que restan, dos de ellos de regreso al estadio Julio Antonio Mella, donde la tropa de Juan Miguel Gordo es prácticamente invencible.
El juego de los tuneros en el inicio de esta importante fase del Campeonato, ha sido muy bueno, gracias a un rendimiento integral en el que el trabajo de los lanzadores relevistas, Carlos Viera y Darién Núñez, ambos novatos, resultaron vitales, apoyado por la ofensiva colectiva, especialmente de dos grandes como Joan Carlos Pedroso y Alexander Guerrero.
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