viernes, septiembre 10, 2010

Recuerdos de un fundador de la Unión de Periodistas de Cuba

El nacimiento de la Unión de Periodistas de Cuba tuvo en la actual provincia de Las Tunas características sui géneris: Una delegación sin un solo profesional de la prensa, integrada por corresponsales obreros y colaboradores voluntarios, quienes hicieron posible la existencia del semanario El Trabajador, pionero del periodismo de nuevo tipo en el territorio.
Uno de aquellos jóvenes que asumieron el reto bajo la dirección del inolvidable Rosano Zamora Padín (Gallo), fue el hoy jubilado con 70 años de edad, recién cumplidos, Luis Manuel Quesada Kindelán, ejemplo de su generación, quien se mantiene activo de colaborador, especialmente para el sistema radial de esta oriental provincia.
Su amor por la profesión le viene desde que era un adolescente y confiesa que ha sido la esencia de su vida, especialmente tras el triunfo de enero de 1959.
“Recuerdo que desde la escuela primaria me gustaba escribir composiciones y esta vocación se materializó en 1956 cuando ingresé en la logia AJEF y formé parte del grupo que realizaba un programa radial dedicado a nuestras actividades en la emisora local CMKG Radio Tunas.
“Nuestras inquietudes por la situación que vivía el país nos llevaban a introducir comentarios de carácter político y por eso, cuando la tiranía decretaba la censura, aquel programa era eliminado. También colaboré con la revista mensual AJEF, que editaba la logia.
“En la prensa local publiqué algunas cosas en los semanarios La Lucha, Senda y El Tunero, este último de vida muy efímera, además de que notas mías aparecieron en órganos de circulación nacional como Prensa Libre y Mundo deportivo”
Y al triunfo de la Revolución, ¿cómo te insertas en la actividad periodística?
“Bueno, desde un principio soñamos con un periódico distinto, con las ideas nuevas, de apoyo al Gobierno Revolucionario encabezado por Fidel y nos lanzamos a la tarea de darle vida a un semanario al que bautizamos con el nombre de Revelación.
“En el empeño me acompañaron el tipógrafo y periodista Jesús Torres Bermúdez, Emiliano Manresa, Luis Urquiza Jorge y Carlos Zamora Rodríguez (Gallito), hijo de Rosamo Zamora, fundador de la Prensa Revolucionaria en Las Tunas.
“Apelamos a nuestros escasos recursos económicos y, por supuesto, no dio para mucho, por lo que solo editamos un par de números, de los cuales solo conservo un ejemplar del primero, porque del otro no se ha podido encontrar ninguno.”
Después de aquellos primeros momentos de la Revolución, el colega Quesada Kindelán se incorporó a las tareas de dirección de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, desde su fundación. Fue instructor político en el campamento principal de las Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario Camilo Cienfuegos, cuyos integrantes se conocieron como Los Cinco Picos, por ascender esa cantidad de veces hasta la cima de El Turquino, el monte más elevado de Cuba.
Acerca de esta experiencia, Quesada habla con manifiesto entusiasmo.
“Fue una etapa linda y definitoria en la vida de los jóvenes revolucionarios. Por allí pasaron muchachos que después realizaron hazañas inolvidables como la de los artilleros de las cuatro bocas en la batalla contra los mercenarios en Playa Girón y la extraordinaria de Arnaldo Tamayo Méndez con su viaje al espacio sideral.
“Aquella estancia en la Sierra Maestra me sirvió de mucho para mi posterior trabajo en la Campaña de Alfabetización, en la cual estuve en el lugar conocido por Nibujón, de las montañas de Baracoa, colindante con la zona niquelífera de Moa, en la actual provincia de Holguín.”
Fundador de la Unión de Jóvenes Comunistas el 4 de abril de 1962, este veterano periodista, asumió disímiles tareas en la antigua provincia de Oriente, hasta que fue enviado para la escuela de pesca Victoria de Girón, de la cual regresó a mediados de 1963.
Esta es la razón por la cual no está presente en Las Tunas cuando nace El Trabajador y se realizan los encuentros preparatorios para la fundación de la Unión de Periodistas de Cuba.
¿Cuándo ocurre tu incorporación a la redacción de El Trabajador y a la delegación de la UPEC?
“Por conocerse mis actividades en la prensa local y debido a que estaba por regresar de la escuela de pesca, Rosano Zamora me incluye en el grupo fundador del nuevo periódico y lo mismo ocurre con la creación de la UPEC. Es así como apenas retorné me incorporé de lleno a la redacción.
“En aquellos momentos no todos los militantes de la UJC formábamos parte de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y estaba en marcha el proceso de construcción del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). Héctor Gómez, amigo y compañero en las tareas de la juventud, me llamó para trabajar junto a él en la dirección política, primero del municipio y después de la región Tunas-Puerto Padre.
“Es curioso, tuve responsabilidades en la organización del PURSC desde agosto de 1963 y sin embargo, no obtuve la militancia hasta 1964. Tengo el honor de haber trabajado de funcionario del Partido hasta diciembre de 1970, cuando hubo un necesario ajuste en la plantilla del aparato auxiliar en la entonces región Tunas.”
Durante todos estos años, Quesada se mantuvo vinculado a los medios de prensa, pero no es hasta febrero de 1971 que se incorpora de profesional a la emisora Radio Victoria. ¿Cómo ocurrió?
“Después de césar como funcionario de la esfera agropecuaria del Partido, trabajé un par de meses en la delegación de la agricultura, pero cuando tú fuiste enviado a trabajar de redactor en el semanario El Forjador, entonces me llamaron para que ocupara la plaza que dejaste vacante en Radio Victoria y allí comencé la vida de profesional en el periodismo, junto al entrañable colega Florencio Lugones Andrés, verdadero maestro para todos nosotros.”
Por toda la experiencia acumulada en 54 de sus 70 años de existencia, Luis Manuel Quesada Kindelán tiene una obra reconocida en concursos provinciales y nacionales, lo cual permitió que se le entregara el Premio Nacional de Periodismo Azucarero y que fuera el primero en recibir el Premio Provincial de Periodismo por la Obra de la Vida, instaurado en el 2005.
No es casual entonces que este digno representante de la prensa cubana, jubilado, pero no retirado; haya sido propuesto cuatro veces para recibir el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida y que en las dos últimas ediciones estuviera entre los nominados.

jueves, septiembre 02, 2010

Mis recuerdos de la Primera Declaración de La Habana

A medio siglo de aquella extraordinaria manifestación de apoyo a la Revolución, que fue la Primera Declaración de La Habana, les cuento esta historia casi inverosímil de mi condición de participante ausente, como otros más de mil tuneros que no pudimos llegar a tiempo a la entonces Plaza Cívica de la capital de todos los cubanos.
Tras la honrosa retirada de la delegación cubana, encabezada por Raúl Roa García, de la conferencia de la OEA por las bochornosas maniobras en contra de nuestro país, el pueblo fue convocado para dar una respuesta contundente a nuestros enemigos.
Era tal la efervescencia revolucionaria que, en la entonces ciudad oriental de Victoria de Las Tunas, se decidió enviar una representación que superó el millar de compañeros, convocada por las organizaciones revolucionarias, entre ellas la bisoña Asociación de Jóvenes Rebeldes, de la cual fui fundador.
Pero ¿cómo transportar tal cantidad de personas? La solución fue disponer de un tren con varios vagones de cargar caña; es decir que el viaje se hizo a sol y sereno, sin que aquello mermara en lo más mínimo el entusiasmo de quienes afrontamos esa verdadera odisea.
La salida fue después del mediodía del 31 de agosto y como todavía nos azotaba la secuela del desempleo, mis tíos Francisco Cruz y Luisa Castillo, buscavidas por excelencia, aprovecharon el viaje para fabricar bocaditos de mortadella, los cuales yo, que tenía 17 años y la experiencia que me convirtió en un vendelotodo para subsistir, los expendía en cada una de las tantas paradas que sufrimos en el recorrido.
Al parecer teniamos tiempo suficiente para participar en aquella Asamblea General del Pueblo de Cuba, mas un tren con aquellas características debía darle paso franco a todos los restantes usuarios de la vía férrea, por lo que las horas pasaban y nuestro desplazamiento era lento y complicado. Soportamos un sol abrasador y no pocos aguaceros, además de que por las noches hacía frío, el cual se percibía con mayor intensidad por viajar a la intemperie.
Fue así como nuestro tren de caña, cargado de personas, hizo su entrada a La Habana, ¡el 2 de septiembre! Comenzaba a oscurecer y cientos de miles de compañeros de todas las edades, regresaban a sus hogares después de participar en la Primera Declaración de La Habana.
Aunque con el corazón y el pensamiento estuvimos en la Plaza Cívica, los más de mil tuneros que hicimos aquella inolvidable travesía, fuimos en la práctica presentes en ausencia, porque como la masa compacta de más de un millón de cubanos, ratificamos el apoyo incondicional a la Revolución y la decisión de todo un pueblo de defender su derecho a ser libre e independiente.
Decepcionados, pero convencidos del deber cumplido y tras unas 18 horas de descanso, abordamos el tren de regreso a nuestros hogares. Las transformaciones siguieron su curso y la pequeña ciudad de Victoria de Las Tunas avanzó al conjuro del socialismo, hasta convertirse en lo que es hoy, una comunidad cercana a los 200 mil habitantes, capital de una de las cinco provincias del Oriente multiplicado.

De vuelta a la red

Saludos queridos amigos. Estoy de vuelta después de casi dos meses sin poder ocuparme de este espacio debido a problemas de salud, específicamente una artrosis de cadera que no me permitía siquiera sentarme a la computadora.
Hoy, algo recuperado decidí volver a la red para continuar con mi labor de dar a conocer la realidad de Cuba, mi Patria querida, y especialmente darle cabida a las novedades de mi pasión mayor, el deporte y especialmente el béisbol.
En estos días de obligado reposo he tenido grandes satisfacciones como la recuperación total de mi eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro, quien reapareció para alegría de todos los cubanos y de la inmensa mayoría de los hombres de buena voluntad del mundo entero y especialmente de América Latina y de los lamados países del sur.
Lúcido, bien documentado, con una capacidad que solo le es dada a los grandes hombres de la historia, Fidel nos ha disertado sobre el peligro que se cierne sobre la humanidad por la posibilidad de una guerra nuclear de consecuencias imprevisibles, por causa de la ambición de unos pocos países encabezados por Estados Unidos, los cuales pretenden erigrse en amos absolutos del Planeta.
En la medida en que mis condiciones físicas me lo permitan me mantendré en la red para continuar con temas que ocupan a la mayoría de los seres humanos y ojalá que la ambición, el desprecio por los demás y la prepotencia no impidan esta comunicación entre los hombres, por la destrucción en segundos, de todo lo que se ha creado por la especie humana en cientos de miles de años.