jueves, agosto 30, 2012

La singular pelea de Kid Pirindingo

La singular pelea de Kid Pirindingo

En sus más de 200 años de existencia, la ciudad de Las Tunas tuvo y tiene grandes deportistas, especialmente peloteros, boxeadores y ajedrecistas, aunque la mayor afición siempre ha sido por el béisbol y el pugilismo, con destaque especial en esta última disciplina para Evelio Mustelier (Kid Tunero) y el campeón de campeones, Teófilo Stévenson.

Al calor de esa tradición, en los años 40 y 50 del siglo 20, muchos jóvenes humildes de la actual capìtal provincial tunera soñaban con llegar a ser profesionales de las 12 cuerdas y convertir esa actividad en su medio de vida, por lo que se organizaban programas boxísticos todas las semanas.

Entre aquellos aspirantes a pugilistas, había dos que por su pequeña estatura y poco peso prácticamente no tenían acceso a ninguna de las divisiones reconocidas y aunque había otros, ellos eran los más conocidos: Kid Pirindingo y “Quilo” Rosales.

Allá por el año 1948 ó 1949, los testimonios no lo precisan, Mario Echemendía, conocido por La Ciencia, abuelo del doble campeón mundial Damián Austin; era uno de los promotores y organizó una velada en la que serían rivales Rosales y Pirindingo.

En la concertación del combate se le informó a los púgiles que el ganador recibiría dos pesos y el perdedor, uno. Puestos de acuerdo, todo quedó listo para la celebración del pleito y enseguida se pusieron en marcha las apuestas, con preferencia para Pirindingo que tenía gran popularidad por su extraordinario carisma.

Momentos antes de subir al ring, el segundo de Pirindingo le comunicó que, según había escuchado, los organizadores decidieron que ganara quien ganara, solo les iban a entregar un peso a cada uno, noticia que molestó mucho al pequeño gladiador.

Inmediatamente Pirindingo decidió darle una lección a los explotadores: Apenas transcurridos un par de minutos del primer round y tras una derecha en swing que pasó cerca de su mandíbula, se tiró a la lona donde quedó completamente acostado, preludio de un inevitable fuera de combate.

Todos se percataron de que el Piri se había tirado y comenzaron a gritarlo. El árbitro inició el conteo y cuando iba por tres, lo conminó a que se levantara; luego continuó y repitio la orden al llegar a siete. Fue entonces que Pirindingo, desde la lona, le dijo: “Cuenta Echemendía que para eso te pagan” y esperó hasta 10 para ponerse de pie.

“Quilo” Rosales ganó por KO, pero de todas maneras recibió un peso al igual que su habilidoso rival. El Piri se disculpó con algunos amigos que perdieron dinero al apostar por él, a quienes señaló que no podía permitir que aquellos abusadores se burlaran de su esfuerzo y el de su fraterno rival.

Pero, ¿quién era Kid Pirindingo? Se trataba de Pedro Ángel Estrada Pérez, oriundo del reparto México en la entonces pequeña ciudad de Victoria de Las Tunas. Era un joven muy humilde, pero honesto, servicial y trabajador, virtudes que le granjearon el cariño y el respeto no solo de su barriada, sino de toda la comunidad.

Laboró de conserje en el colegio eclesiástico Verbo Encarnado, conocido por la población como la Escuela de las Monjas. Su comportamiento allí fue tan reconocido que, al desintegrarse la institución después del triunfo de la Revolución, las religiosas le propusieron al Piri que viajara a México con ellas y allá continuara sirviéndole de auxiliar, pero luego de agradecer el gesto, les dijo que prefería mantenerse en su pueblo, con los suyos.

Pedro Ángel pasó entonces a laborar con la Dirección de Educación en el municipio de Victoria de Las Tunas y ubicado de conserje en la primera escuela secundaria básica construída por la Revolución, El Cucalambé, centro donde laboró hasta su jubilación, con una limpia trayectoria que marcó huellas en aquel colectivo, donde todavía se le recuerda con cariño y respeto.

Pirindingo trascendió nacional e internacionalmente en los finales de la década de los 80 del pasado siglo, por aparecer como personaje protagónico en la guaracha “La Caldosa” del profesor y compositor tunero Rogelio Díaz Castillo, interpretada por el cantante de música tradicional campesina, Inocente Iznaga, “El Jilguero de Cienfuegos”; mas no es cierto que ese tema lo hiciera popular, porque él ya lo era y, precisamente por eso, fue que el autor lo incluyó en el texto.

En el comienzo del Siglo 21, Pirindingo sufría ya de una enfermedad que provocaba el aumento de tamaño de su corazón. En el 2002, cuando estaba por cumplir 72 años, dejó de existir en La Habana cuando iba a recibir tratamiento médico en el hospital Manuel Fajardo.

Por voluntad expresa, sus restos fueron trasladados hasta ésta, su querida ciudad natal, donde recibió extraordinarias muestras de cariño y respeto. Su sepelio constituyó una verdadera manifestación de duelo de todo un pueblo.





lunes, agosto 20, 2012

Mi papi cumple un siglo

Este 20 de agosto, mi papi cumple un siglo. Mi viejo nació un día como hoy en 1912 y aunque a los 72, el 6 de diciembre de 1984, nos dejó físicamente, su imagen venerada permanece en las mentes y los corazones de mi madre, de sus seis hijos y de aquellos que aprendieron a amarlo y respetarlo por el ejemplo que representó su vida toda.

Emergió al mundo en el seno de una familia extremadamente humilde, forjada por el matrimonio del Teniente del Ejército Libertador de Cuba, Emilio Batista Hernández y la ama de casa Blanca Rosa Mayo Cruz. Educados en la honradez, el amor y el respeto por los semejantes, mi padre y sus hermanos alcanzaron el cariño de quienes les conocieron.

Desde muy pequeño realizó disímiles tareas en busca del sustento: Desde narigonero de bueyes en la pisa de un tejar, cuando era un niño de apenas ocho años de edad, hasta aforador de expreso en los Ferrocarriles Consolidados de Cuba, compañía en la que tuvo una excelente trayectoria laboral, con un expediente absolutamente limpio hasta su jubilación después de más de 30 años de servicios de forma ininterrumpida.

Amante de la naturaleza, amigo de las actividades físicas, fue un magnífico pelotero zurdo, inicialmente de jardinero y después de lanzador, posición esta última en la que estuvo dotado de una notable velocidad en su recta, control y dominio en los envíos de rompimiento, lo cual le permitió brillar frente a equipos de calidad, tanto de aficionados, como de profesionales, además de apoyar su trabajo con una ofensiva de respeto.

Cazador y pescador por excelencia, gustaba de hacerse acompañar por su esposa y sus hijos, incluida mi única hermana, Blanca, por lo que todos aprendimos el arte de la pesca deportiva, especialmente, aquella en la cual uno se divierte con un cordel y un anzuelo desde la ribera de los ríos. Eran jornadas sanas y felices.

Mi padre tenía un carácter recio, pero a la vez tierno. No aceptaba la injusticia en ninguna de sus formas y amaba profundamente a su familia, a los compañeros de trabajo, a los amigos, a los vecinos. Nunca tuvo mucho que ofrecer, pero lo compartía gustosamente, razón por la cual es recordado con mucho cariño en cuanto lugar estuvo o residió, especialmente en el reparto Casa Piedra, lugar en el que fue fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias, de los Comités de Defensa de la Revolución y del Partido Comunista de Cuba

Fue mi viejo un paradigma de ser humano: Noble, trabajador, honrado, buen padre, esposo, hijo, hermano, vecino, amigo. Jamás lo vi aceptar un abuso del tipo que fuera, nunca lo vi tomar una gota de alcohol, ni participar en una pelea irracional, aunque no faltaron quienes resultaron víctimas de sus puños, cuando se hizo absolutamente necesario. Nunca lo escuché tratar en mala forma a mi madre a quien adoraba y prefería el consejo adecuado a sus hijos por encima de los castigos físicos.

Tal era la sensibilidad de mi papi querido, que fue capaz de protagonizar una de las más hermosas historias de amor que puedan concebirse, la cual se concretó en el matrimonio con mi madre, un hecho intrascendente si no estuviera precedido por hechos realmente conmovedores.

Conocí por mi abuela paterna que en la mañana del 30 de septiembre de 1923, su hijo Juanito, de 11 años de edad, corrió a la casa para avisarle que la necesitaban en la casa de un primo en el barrio de Palmarito, donde la señora de la casa estaba a punto de parir por primera vez.

La parturienta, Petronila Utra, esposa de Francisco Cruz, trajo al mundo una niña a quien nombraron Fe Esperanza. El caso es que durante el parto, el muchacho había intentado varias veces entrar al cuarto, por lo que al concretarse el alumbramiento, la propia comadrona lo llamó y le dijo “venga a ver la niña ya que usted tiene tanto interés” y acto seguido se la situó en los brazos.

Pasaron los años y el muchacho de la historia se enamoró de aquella niña que cargó recién nacida; pero supo que su hermano Manuel albergaba igual sentimiento, por lo que le pidió que la cortejara y si no tenía éxito entonces lo haría él. En un par de días quedó el camino expedito, aunque la muchacha estuvo molesta un tiempo porque él en una conversación familiar había dicho que la única presente que el no quería de visita en su casa, era precisamente a Fe.

En definitiva, ya con 26 años, mi padre se hizo novio de mi madre que tenía apenas 15. Y el 23 de septiembre de 1941, se consumó el matrimonio que unía a una chica con un hombre que, con 11 años de edad, fue el primero que la cargó en sus brazos el día que nació. Esa linda historia es la raíz de mi familia, es el orgullo de seis hermanos, de los que soy el primogénito, que hoy recordamos el centenario de nuestro querido viejo, junto a nuestra anciana madre que ya cumplirá 89 años y que sigue amando, con igual devoción y ternura, al único compañero de su vida.



Tengo motivaciones para seguir, dijo Joan Carlos Pedroso

Las Tunas, Joan Carlos Pedroso, primera base del equipo de béisbol de Las Tunas e integrante en varias ocasiones de selecciones nacionales, aseveró en esta ciudad que posee suficientes motivaciones para continuar en el deporte activo.

En declaraciones a una radioemisora local, el subcampeón del I Clásico Mundial, dijo que se prepara para obtener un cupo en el conjunto de Cuba que en 2013 participará en la tercera versión de ese evento, uno de los más importantes de la disciplina luego de su eliminación del calendario olímpico.

Espero estar en condiciones para aportar mi fuerza al bate y seguridad en la defensa, expresó el también Campeón Panamericano en República Dominicana e integrante de los equipos cubanos que asistieron a la Copa Mundial de 2003 y el III Campeonato Universitario de 2006.

Pedroso es el mayor jonronero de la pelota cubana en activo, con 289 hasta la pasada Serie Nacional, y durante la próxima temporada espera sobrepasar los 300 cuadrangulares, un selecto club que integran Antonio Muñoz, Luis Giraldo Casanova, Rogelio Martínez, Julio Germán Fernández y Gabriel Pierre.

Repetir la clasificación del conjunto de Las Tunas a los play off de la Serie 52 es otra de las motivaciones del número 14, quien se consideró afortunado por jugar con una de las mejores generaciones de peloteros que se ha formado en el territorio.

En tal sentido, el recio bateador destacó la disciplina en los entrenamientos del lanzador Yoelkis Cruz, la entrega del receptor Yovani Alarcón, el buen talante del short stop Alexander Guerrero y el ímpetu del pítcher Carlos Juan Viera, este ultimo seleccionado Novato del Año.

Aunque nació en la ciudad de Matanzas en 1979, desde niño se trasladó a Las Tunas, donde transitó por todos los niveles del alto rendimiento hasta debutar con 18 años en el campeonato cubano de béisbol, en el cual acumula luego de 14 campañas un average de 315 puntos. (Agencia de Información Nacional)



(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)