O Es alarmante la baja cualitativa
en nuestro béisbol
O Desastroso el desempeño
técnico-táctico
Las Tunas, Cuba.- Aunque había previsto que el equipo nacional no estaba en
condiciones de terminar entre los cuatro grandes del Premier-12 de béisbol, es
del todo lamentable el desempeño en China Taipei, porque es innegable que las
deficiencias observadas están más allá de cualquier cálculo.
Desde la confección del equipo, con ausencias imperdonables, hasta el
último out en el partido del cruce frente a Corea del Sur, perdido este lunes 2
X 7, el quehacer de Cuba puso de manifiesto
cuánto se necesita profundizar en
nuestra pelota para recuperar al menos el 75 por ciento de la tremenda calidad
que, hasta hace una década, la llevó a la cúspide universal.
No es un secreto para los cubanos y los seguidores del béisbol en el mundo
que, por diversas razones, incluido el robo de talentos, nuestra Serie Nacional
no alcanza la calidad ni siquiera de triple A, pero aún así es necesario
reconocer la presencia de un manejo deficiente de lo que tenemos, a lo cual
deben unirse las injusticias con jugadores desestimados para la nómina
tricolor, pese a su excelente rendimiento, año tras año.
No somos pocos, quienes pronosticamos que el equipo tenía varias lagunas,
sin embargo, soy de los que cree en la capacidad de los jugadores para un
desempeño mejor, mas la forma en que se condujeron las acciones y las deficiencias
de Lázaro López, coach de tercera con un comportamiento horrible, bastaron para
echar por tierra la posibilidad mínima de meterse en semifinales.
Y no es que la dirección, encabezada por Víctor Mesa sea ella sola el chivo
expiatorio, pero la exclusión de lanzadores como Vladimir García, Erlys
Casanova y Vladimir Baños, para citar solo a tres y de jardineros de la talla
de Yoelvis Fis y José Adolis García, restó potencialidad teórica a nuestra
selección.
El staff de lanzadores que asistió a
Taipei se comportó endeble, especialmente en el caso de los abridores que, con
la excepción de Freddy Asiel Álvarez ante Puerto Rico y Yosvani Torres frente
al débil Italia, no pudieron “caminar” lo suficiente para garantizar un cierre
menos presionante para los relevistas.
Las palmas para el jovencito pinareño, Liván Moinello y el reconocimiento a
Miguel Lahera y Dany Betancourt, quienes encabezaron el trabajo del bullpen,
así como la crítica merecida a la incapacidad en el cumplimiento de su tarea en
los casos de los cerradores Yeniet Cano y Héctor Mendoza.
En lo que respecta al manejo de los relevistas, es injustificable que en el
primer choque frente a Canadá, después que Moinello había hecho un excelente
trabajo de 5,2 de entradas con 106 lanzamientos y luego de dar muestras de
cansancio en el sexto capítulo, fuera mantenido en la lomita en el séptimo si
estaba listo para entrar el zurdo cienfueguero Norberto González.
Es más inexplicable aún que, después de ganar como relevo contra Italia,
Moinello se llamara al día siguiente de primer relevista frente a Corea del
Sur. Al no tener un brazo de hierro, ni gozar de un gran físico, era esperado
que el muchacho no pudiera reeditar la efectividad de sus apariciones
anteriores.
No tiene lógica, además, que con la temporada que ha tenido el receptor
Yosvani Alarcón, Victor Mesa insistiera en situar de regular a Osvaldo Vázquez,
menos bateador y con probados problemas a la defensa. Rectificó su error y el
muchacho de Las Tunas respondió con creces, no solo en el uso del madero, sino
aceptándolo todo detrás del plato.
Son realidades que todos sufrimos durante el exigente torneo, pero a las
deficiencias de nuestros lanzadores que, en sentido general, son bateados con mucha libertad en
la Serie Nacional, debe reconocerse que la ofensiva fue prácticamente nula
frente a un pitcheo de la media, sin envíos supersónicos, aunque muy
inteligente, con mucho oficio, suficiente para romper el espejismo de los
abultados averages que muestran, en Cuba, los principales artilleros de la
selección tricolor.
Y no es solo la ofensiva desde el punto de vista de producción, la cual
promedió a 8,7 jits por partido, sino la ausencia de las conexiones a la hora
precisa, unido al pésimo corrido de las bases. Lo más significativo en este
sentido fue la sequía de los bateadores ante el pitcheo de Italia, el cual
había sido un manjar para el resto de los rivales del grupo A, como para
coronar el agónico andar de sus tres sufridos triunfos.
En cuanto a las individuales, la felicitación para Yunieski Gurriel,
Alexánder Mayeta, Yosvani Alarcón y Stayler Hernández, quienes se comportaron a
gran altura, mientras que Yulieski Gurriel y Alfredo Despaigne siguen en deuda
con los eventos internacionales. Cuando los dos hombres de más responsabilidad
en la alineación no cumplen su rol, es muy difícil alcanzar los objetivos
trazados.
Una vez más nuestro béisbol se muestra disminuido, incapaz, falto del
empuje que lo llevó a ser el más respetado del mundo durante casi medio siglo.
¿Cuáles son las causas? La respuesta está en manos de quienes lo dirigen,
necesitados de un análisis a “camisa quitada”, de hurgar en la realidad de
nuestro país, en el cual siempre, no tengo la menor duda, los peloteros han
crecido y crecen de manera silvestre.
Cada día que pasa estoy más convencido de la necesidad de rescatar la
Selectiva, única manera de elevar el techo interno de nuestra pelota. Un torneo
élite, donde se concentren los mejores jugadores en cuatro o seis conjuntos es
la única manera de contar con un medidor más cercano a la capacidad real, tanto para los bateadores como en el caso de
los lanzadores.
Trabajo desde la base y el estímulo a quienes se lo ganan en el terreno,
sin prebendas ni regionalismos, además de una mejor adaptación a las realidades
del mundo de hoy, deben ser los objetivos de la Dirección Nacional de Béisbol.
De lo contrario, y eso es lo más triste, corremos el riesgo futuro de que Cuba,
un país donde se respira pelota desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de
Maisí, no pueda clasificar para los principales eventos del Mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario