Hace unos días les ofrecí una panorámica de cómo vivía mi familia antes del triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959 y que era un reflejo fiel de la situación de miseria y abandono en que vivía la mayoría del pueblo en la Patria de José Martí, cuyas ideas de libertad e independencia, de una nación con todos y para el bien de todos, fueron traicionadas desde el yanqui Tomás Estrada Palma, hasta el sangriento dictador Fulgencio Batista Zaldívar.
Hoy toda mi familia, como todos los humildes de este Caimán Antillano, vive decorosamente; en viviendas que ni los llamados ricos tenían a su disposición. Mi mamá, con 83 años vive con mi única hermana en una casa con todas las comodidades; dos de mis hermanos, divorciados, comparten el cómodo apartamento de mis padres, cedido por la vieja unos años después del fallecimiento de mi papá en 1986 y enfrente del mismo, reside mi hermano menor. Otro de mis hermanos tiene su morada al lado de lo que fue el bohío urbano donde crecimos, en una construcción con la cual no habríamos podido ni soñar.
En mi caso, resido en el corazón de la ciudad de Las Tunas, en un área que pertenece al centro histórico. Tengo todas las condiciones y vivo tranquilo con mi familia pequeña, aunque en estos momentos ya solo quedamos en ella mi esposa y yo, porque mi hijo mayor, el cantautor Norge Luis Batista Albuerne, reside en un magnífico apartamento en el cuarto piso del edificio de 12 plantas que se yergue a la salida de la ciudad por el este. Ni otro vástago, el Doctor Noyde Emilio Batista Albuerne, Especialista de Primer Grado en Oncología, vive en la Ciudad de La Habana y tabaja en el hospital Hermanos Ameijeiras.
De aquellas desvencijadas casas de guano, tabla, yagua o paredes de cujes embarradas con fango; de los pisos de tierra y las letrinas, no quedan vestigios. Hoy los pobres de esta tierra con quienes José Martí decidió su suerte echar, tienen acueducto, alcantarillado y un programa bien elaborado dedicado a combatir los vectores, entre ellos el peligroso mosquito Aedes aegyptis, trasmisor del Dengue, erradicado casi por completo.
Si en mi niñez y adolescencia era muy difícil encontrar cuatro o cinco aparatos de radio de baterías porque no se contaba con luz eléctrica, hoy las familias humildes de este país, que es decir la inmensa mayoría viven como `personas, con televisor (ni soñar si no llega la Revolución), refrigerador, ventilados y otras comodidades del mundo moderno. Se acabó el hmabre, los limosneros, el analfabetismo, los niños limopiabotas y todo aquel cuadro horrible que se presentaba a los turistas con el irónico cartelito de “folklore”.
Qué va, amigos, lo que este pueblo ha obtenido con su esfuerzo, su inteligencia, con la formación de decenas de miles de médicos, ingenieros, arquitectos y científicos, no se lo va a quitar nadie de ninguna manera, ni con bloqueos, ni con amenazas de invasión. Los trasnochados de Miami y sus protectores de la Casa Blanca, encabezados por míster W no saben o no quieren saber de qué son capaces los cubanos de Cuba, los vedrdaderos herederos de Maceo y de Martí.
Junto a nuestro Comandante en Jefe, Fidel, este pueblo está preparado para que como dijera nuestro Héroe Nacional, ganar a pensamiento la guerra de pensamiento que se nos impone y como en las gloriosas arenas de Playa Girón, vencer en la contienda de las armas, inspirados en la frase del Titán de Bronce, Antonio Maceo, cuando aseguró Quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha.
MI BEATRIZ, BACHILLER Y ADULTA
Hace 7 meses
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