Son muchos los métodos y formas que se emplean en el mundo entero acerca de la necesidad de que los seres humanos tomen conciencia del galopante deterioro de la naturaleza, especialmente los líderes de los países ricos o desarrollados, derrochadores los recursos energéticos no renovables y contaminadores por excelencia de nuestro Planeta Azul.
El propio hombre está
destruyendo su hábitat, elimina segundo a segundo, los elementos esenciales
para la vida, como la diversidad animal, el agua potable, los bosques, el aire
que respiramos. En lugar de invertir en tecnologías limpias, en trabajar para
la protección de la capa de ozono, envenenan toda la Tierra con el uso de
armas, especialmente las químicas en la promoción de guerras injustificadas.
Mi hermano menor, Amado
Batista Cruz, es un revolucionario convencido, un funcionario ejemplar que
trabaja en el Consejo de la Administración de la Asamblea Provincia del Poder
Popular en Las Tunas, Cuba, además de ser un inspirado poeta que cultiva la más
querida y utilizada de las rimas en la historia de este maravilloso
archipiélago caribeño, la décima, métrica que inmortalizó en el siglo XIX, Juan
Cristóbal Nápoles Fajardo, “El Cucalambé”, bardo nacido en este bello Balcón
del Oriente Cubano.
Consciente de la
necesidad de buscar fórmulas que permitan hacer más comprensible el peligro que
corre la vida en La Tierra, mi hermanito escribió una obra en décimas titulada
Un Diálogo Singular en la cual transmite una muy interesante conversación entre
el hombre y la naturaleza sobre el actual deterioro del medio ambiente y lo que
debe hacerse para salvar a todas las especies, especialmente a la humana.
Al considerar estas
décimas como una manera sencilla y adecuada de ayudar a tomar conciencia de la
real amenaza de la desaparición de la vida en el Planeta Tierra, reproduzco,
para que sea valorada por la mayor cantidad de personas posible, esta legítima
joya de nuestra poética actual:
Diálogo singular.
Quisiera que
todos los seres humanos, sean
capaces de interiorizar
este mensaje, como un
llamado a salvar
nuestra especie.
El Autor
HOMBRE:
Amiga naturaleza,
¿qué pasa en tu
proceder,
que ni el agua de beber
ya me entregas con pureza?.
Más que bosques hay maleza,
es violenta la sequía,
no corren con alegría
los arroyos ni los ríos,
no hay verdor en lomeríos
y hay más calor cada día.
NATURALEZA:
¿Por qué, amiga, me has llamado?
si
actúas tan inconsciente
y
al manantial y la fuente
profundamente
has dañado.
Si
los bosques has talado
de
una manera brutal,
contaminaste
el caudal
de
toda limpia corriente
y
alimentaste un potente
calentamiento
global.
HOMBRE:
Eres realmente severa
cuando
me juzgas así,
sólo
he tratado, eso sí,
de
vivir a mi manera.
Porque
dime y sé sincera,
si
debo un lecho tener,
si
necesito comer,
si
me tengo que vestir
y
me quiero divertir;
¿Cómo
lo pudiera hacer?
NATURALEZA: Si fueras más racional,
algo
menos destructor
y horrible depredador
convertido en criminal.
Aunque eres un animal
que pareció inteligente,
se dañó tu coeficiente,
todo lo estás acabando
y raudo vas destrozando
a tu propio Medio Ambiente.
HOMBRE:
Bueno, basta de condenas
que tan malo yo no
he sido
y
las frutas que he comido
siempre
parecieron buenas.
Disfruté
alegrías plenas
en
las costas y montañas
y
en deliciosas campañas
muchos
pájaros maté
y hasta en las cuevas
grabé
la
historia de mis hazañas.
NATURALEZA: Cuando le llamas hazaña
a
tu proceder tan cruel
demuestras
que no eres fiel
ni
a tu mismísima entraña.
No
pienses más musaraña
respeta
tu hermoso monte,
ayuda
a que el horizonte
sea
pleno de luz y costa,
que
se salve la langosta
y
cante más el sinsonte.
HOMBRE:
Tratas de hacerme conciencia
y
me sigues atacando
porque yo he estado luchando
para
mi supervivencia.
Yo
desarrollé la ciencia,
he
logrado mil inventos
y
han sido mis sentimientos
lograr
que la humanidad
viva
con felicidad
y
tenga más alimentos.
NATURALEZA: Por tus inventos brillantes
hay especies ya
perdidas
y por lucro
destruidas
las manadas de
elefantes.
Las grandes
fieras pujantes
cual reinas de la
espesura,
han recibido una
dura
muestra de
castigo serio
y ya solo en
cautiverio
tienen estancia segura.
Ya no amas la
ciguaraya,
la
jutía, el tocororo,
ni te importa el
deterioro
que ha soportado
la playa.
Ya
no percibes la raya
que
detenga tu explosión,
originas destrucción
que ya el mundo ha
percibido,
en un glaciar
derretido,
en terremoto y
ciclón.
Nunca negué tu tesón
ni
deseos de vivir,
pero
no puedo encubrir
tu
gran falta de visión.
Lo
noble de tu intención
no
justifica tu actuar
que
logró contaminar
todo
muy rápidamente.
¡O
rectificas urgente,
o
te vas a exterminar!
HOMBRE:
Creo que tienes razón,
pero
no me formes rollo,
recuerda
que el desarrollo
lo
dio mi imaginación.
Se
aumentó la producción
y
tecnológicamente,
como
soy inteligente
el
petróleo descubrí,
y
la gente puede así
trasladarse
velozmente.
NATURALEZA: Aunque suavices el tono
se sabe la realidad:
que dañaste sin
piedad
hasta
la capa de ozono.
Eras
mejor cuando aún mono
con
el medio coexistías,
porque
ya por estos días
es
muy difícil frenarte,
ni usando para
obligarte
millones
de policías.
HOMBRE:
Con tus regaños y todo
tú me has hecho
comprender,
que salvar es un deber
la humanidad de
algún modo.
Unirnos codo con codo
en esfuerzo colosal
es tarea fundamental
para los próximos años
y no causarle más daños
a la vida natural.
NATURALEZA: Ahora que has reflexionado
yo te puedo asegurar
que si me logras
salvar
tú mismo te habrás salvado.
No
te alejes de mi lado,
Influye porque se
impida
profundizar
más la herida
que abriste a nuestro planeta
y que resulte tu meta
un monumento a la vida.
AUTOR: Amado Batista Cruz