viernes, mayo 12, 2006

Girón en mis recuerdos

Girón en mis recuerdos

Pasaron 45 años y no han sido pocas las batallas libradas por los que tuvimos la suerte de ser parte de mi generación; sin embargo, la gesta del pueblo cubano en las arenas de “Girón”, está tan fresca en mi memoria, como si el tiempo no hubiera transcurrido.
Inmerso en la batalla ideológica del inicio de la Revolución triunfante, tuve el honor de ser fundador de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, la querida AJR, semilla fecunda que dio vida a la UJC, vanguardia de la juventud cubana, arcilla fundamental de nuestra obra como sentenció el Che.
Miliciano de los primeros, junto a mi padre, me trasladé hasta un tejar ubicado a unos tres kilómetros del central Guillermo Moncada (Constancia A) en la actual provincia de Cienfuegos, donde inicié la vida laboral como oficinista el 17 de enero de 1961.
Los arteros ataques aéreos del 15 de abril levantaron al país completo y en la tarde del 16, Andrés Patiño Vasallo (Patiñito), ya fallecido, quien fuera dirigente del Partido en Las Tunas en la década del 70 del pasado siglo y en aquel entonces, jefe de la Milicia en el central Guillermo Moncada; ordenó el acuartelamiento de nuestra guarnición, con la misión de defender el poblado y la industria, a toda costa.
Con solo 18 años, yo era el jefe de operaciones de nuestro destacamento miliciano, el cual tenía una gran responsabilidad, porque estábamos a unos 60 kilómetros, ciénaga por medio, de Playa Girón, lugar del desembarco en la madrugada del 17.
Allí prácticamente nadie dormía; la intensidad de los combates se escuchaba por el día cual concierto de tambores, tocados frenéticamente y, de noche, la claridad de los disparos de artillería iluminaba el cielo, en irónica semejanza con la presencia de fuegos artificiales.
En menos de 72 horas, la brigada mercenaria 2506 fue derrotada de manera aplastante y el imperialismo yanqui sufría su primera gran derrota militar en América. A costa de vidas muy valiosas, el pueblo cubano reafirmaba su respaldo a la condición socialista de la Revolución, proclamada por Fidel el 16 de abril en el entierro de las víctimas por los ataques traidores del día 15.
Pero, todavía tendría la ocasión de vivir momentos inolvidables. En la noche del día 20, un “campesino” de comportamiento extraño llegó al caserío del tejar Simpatía y, por el aviso de un compañero que vivía distante unos dos kilómetros, se procedió a su detención para investigarlo.
El hombre, que aseguraba ser un cortador de leña de los montes de Donastilla, ubicados en las cercanías de la ribera del río Damují, fue descubierto por sus manos finas y bien cuidadas. Se trataba de un oficial del batallón mercenario de paracaidistas, que intentaba escapar de la justicia revolucionaria.
Por eso y por lo que significó aquella extraordinaria victoria del pueblo, mis recuerdos de sus días gloriosos se mantienen frescos, cercanos. Hoy, con satisfacción y orgullo infinitos, sigo firme al lado de la Revolución y del Comandante en Jefe, con el honor que implica defender el socialismo cubano en este Girón ideológico que estamos librando, convencidos de que, como sentenciara nuestro José Martí: Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

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