El martes 22 de enero dejó de existir uno de los puntales de la Escuela Cubana y del boxeo mundial, Jorge Guzmán Socarrás, quien fue víctima de una afección hepática cuando solo contaba con 48 años de edad, para dejar un gran vacío entre familiares, colegas y amigos.
Tuve el honor de contar con su amistad desde que era apenas un adolescente y comenzaba a destacarse en el boxeo nacional gracias a su entrega, disciplina y espíritu de superación, hasta convertirse en uno de los más respetados miembros de la Preselección Cubana y, sobre todo de los entrenadores, quienes lo veían como el ejemplo a seguir por el resto de sus compañeros.
Transitó por varias divisiones desde que comenzó, niño aún, en los trajines del deporte de las 12 cuerdas, hasta establecerse en la de los 71 kilos, en la cual alcanzó resultados destacados tanto en los torneos nacionales como en los internacionales.
Peleador zurdo, rápido de manos y piernas y coraje a toda prueba, Jorge Guzmán llegó a ser Campeón Nacional juvenil y de mayores, titular del internacional Giraldo Córdova Cardín en 1988, de los Juegos Centroamericanos de México 1990 y de los Panamericanos de La Habana, Cuba en 1991.
Era el mayor de un trío de hermanos boxeadores que completaban Enrique y Tomás, también integrantes de la preselección nacional en algún momento y con resultados destacados, especialmente en la categoría juvenil, por lo que prestigiaron al pugilismo de Las Tunas, en época en que fue calificada como La Tierra de los Campeones.
Por su constante espíritu de superación, cuando decidió retirarse del deporte activo, Jorge Guzmán se convirtió en Metodólogo de la Comisión Nacional, posteriormente le dieron la responsabilidad de dirigir el boxeo en Cuba y por méritos acumulados, fue vicepresidente de la AIBA y presidente de la Confederación Panamericana.
Cumplió misiones de ayuda técnica en Siria y Jordania, nación esta última en la cual preparó y dirigió a los boxeadores que la representaron en el torneo pugilístico de los Juegos Olímpicos de Londres-2012.
Es innegable que por su capacidad, experiencia y juventud, Jorge Guzmán tenía mucho más que aportar a la Escuela Cubana de Boxeo. Es por eso que su pérdida ha golpeado con fuerza a toda la familia del pugilismo y a todos los que tuvimos la suerte de ser sus amigos. En lo personal, su fallecimiento ha calado hondo en mi ser, porque lo admiraba por su sinceridad, sensibilidad, su patriotismo probado y paradigma de ser humano.
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