Es cierto que no es posible conformar un equipo de béisbol con el cual estemos complacidos todos los cubanos, pero en esta ocasión las opiniones encontradas rebasan el límite. Desde mi punto de vista son demasiadas las incongruencias y las injusticias.
No creo, por supuesto, tener la verdad absoluta, pero en esta oportunidad son evidentes los errores en la inclusión de algunos atletas y la decantación de otros, en aras de una supuesta aplicación del reconocimiento a quienes más hayan rendido y de dar confianza a figuras jóvenes por aquello de que el objetivo es integrar un equipo de ‘’hombres y no de nombres’’
Siempre he defendido que se tomen en cuenta los peloteros con mayor rendimiento integral en nuestra Serie Nacional, que se estimule a aquellos que lo dan todo por la camiseta de su provincia, pero sin olvidar que hay jugadores con una historia, con grandes resultados internacionales, quienes por diversas razones tienen una temporada regular o mala y no pueden ser relegados. Además, un equipo no es un Todos Estrellas y se deben tener en cuenta atletas con características especiales, útiles a la estrategia del mentor de turno.
Ahora se trata de conformar una selección para representar a Cuba en el III Clásico Mundial de Béisbol, el evento de mayor fuerza que pueda uno imaginarse, en el cual los países de más tradición preparan verdaderos trabucos, cuajados de estrellas, animadoras de las más connotadas Ligas Profesionales, especialmente de los Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.
Estoy convencido de la necesidad de crear un conjunto en el que se combinen, armónicamente, la juventud y la experiencia, y que sus integrantes muestren la mejor forma deportiva, capaces de rendir al máximo de sus posibilidades si se quiere un resultado cercano al conseguido en el I Clásico, cuando se discutió el título.
Por eso, cuando reviso la nómina cubana, encuentro que no aparece Ariel Pestano en la receptoría por lo que se priva al cuerpo de lanzadores de quien ha sido por muchos años su garantía en el combate frente a los bateadores. Si este hombre no tiene problemas de salud que le impidan vestir el uniforme tricolor, no puede faltar.
El colectivo técnico asegura que en la decisión primó el rendimiento y el concepto de no tener miedo a los cambios, de confiar en los jóvenes, pero cuando usted revisa el listado comprende que hay muchas razones para decir que eso no es verdad y que los parámetros se tuvieron en unos y se ignoraron por completo en otros.
Los ejemplos son varios: ¿Hay algún receptor de los que aparecen en la nómina con rendimiento superior a Dánger Guerrero, de Mayabeque, o jardinero que se acerque al quehacer del camagüeyano Dayron Varona, en esta temporada, de la misma manera en que sobresale el industrialista Irait Chirino? ¿Por qué se ignora el comportamiento integral del tunero Dánel Castro, quien pese a ser el segundo en promedio ofensivo en la campaña 51 no fue llamado a ninguna preselección y en esta resulta uno de los más destacados en los principales renglones de juego?
De qué rendimiento habla entonces el colectivo técnico cuando no tuvo en cuenta al lanzador tunero Carlos Juan Viera. Este muchacho debutó en la campaña anterior y su labor fue tan impactante que debieron proclamarlo el Novato del Año. Lo llevaron a la preselección y tuvo un desempeño excelente, incluida una victoria sobre los Piratas de Campeche en la visita a México y en esta Serie es responsable ya de 13 de las 19 victorias de su equipo, con cuatro éxitos propios y nueve salvamentos y un promedio de carreras limpias inferior a las dos por juego de nueve entradas. Si sus 22 años de edad, estos resultados y su comportamiento de lujo dentro de la preselección no les sirven de aval, ¿qué debe hacer para obtener el favor del colectivo técnico?
La anunciada confianza en los jóvenes no la veo en esta nómina: ¿Cuál es la juventud de Vicyoandri Odelín, Danny Betancourt y Alexánder Rodríguez, quienes por demás presentaron ya dificultades en sus brazos de lanzar? Si tienen un rendimiento superior a ellos, por qué desestimar al propio Viera, a Pablo Millán Fernández, de Holguín y al santiaguero Alain Delá?
Siempre estaré de acuerdo con que el rendimiento sea un parámetro de primer orden cuando se va a formar la selección nacional, pero no puedo aceptar que este se aplique de manera selectiva, en unos casos sí y en otros no. Además, nunca voy a aceptar que un jugador que ‘’ha quemado la Liga’’ como se dice, sea desestimado por tener 30 o más años de edad, como tampoco admitiría que se tuviera en cuenta solo por su experiencia en detrimento de un joven talento.
Por todas estas consideraciones estoy inconforme con la nómina que debe representarnos en el III Clásico Mundial de Béisbol y, ojalá que el 20 de febrero se hayan reconsiderado algunos conceptos y se produzcan los cambios que puedan hacer más sólido este equipo, más capaz de repetir las jornadas inolvidables de la primera edición en 2006, cuando la pelota cubana mostró al Planeta su extraordinaria calidad.
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