Por Luis Manuel Quesada Kindelán (Eco Tunero)
Para Elmer Almaguer Paneque, un
viejo trabajador ya jubilado, quien desandó medio Cuba en diversas actividades
antes de anclar su vida en el periódico 26 de la capital tunera, diseñar y
formatear durante más de 30 años esa publicación, constituyó la mayor
experiencia de su vida.
-"Y mire que yo he
transitado por diferentes lugares, en mis 70 años de existencia", me dijo,
dibujando una picaresca sonrisa, para de inmediato expresar algo que reiteró a
lo largo de nuestra amena conversación: "Pero te repito, no creo merecer
este honor que me hace Ecotunero de incluirme entre tantos compañeros valiosos
que aparecen en este sitio".
Para él, quien es una persona
sencilla, modesta al extremo y laborioso trabajador, la huella que dejó en el
semanario tunero, no fue más que un humilde aporte a la obra, que tiene muchos
héroes anónimos.
-"Yo ni soñaba, que un día
me vería en un colectivo periodístico, sentado frente a una mesa de dibujo,
enmarañando pliegos de papel, hasta dejar listo el formato del periódico,
aunque parecía que mi destino era estar entre el estruendo de un ingenio
azucarero, acompañado de golpes de martillos y el característico ruido de las
antorchas de soldar, los tornos y otros equipos".
Y es cierto, porque Elmer,
nativo del barrio rural de San Martín, en el municipio tunero de Jesús
Menéndez, ubicado a unos 60
kilómetros al norte de la capital provincial, antes de
su ingreso a "26" en 1979, recorrió un largo camino en la Asociación de Jóvenes
Rebeldes y el Servicio Militar, como alfabetizador y alumno del Instituto
Politécnico de Rancho Boyeros, en La
Habana y el de Santiago de Cuba, donde se graduó en fundición
de metales y plantillería.
-"De esa etapa, recuerdo con
mucho agrado mi ingreso a las brigadas de alfabetizadotes, la permanencia en
Puriales de Caujerí, zona montañosa de la oriental provincia de Guantánamo,
hasta que culminó la Campaña
con la erradicación del analfabetismo en Cuba y la asistencia al acto del 22 de
diciembre de 1961 en la Plaza
de la Revolución,
donde estuve junto a Fidel".
Luego vendría para Elmer
Almaguer Paneque, una intensa vida laboral, que comenzó en el central azucarero
"Nicaragua", de la actual provincia de Holguín, que continuó en la
fundición del Ministerio del Azúcar, ubicada en la oriental ciudad de
Manzanillo y durante diez años (1969 -1979) en la fundición del coloso
azucarero "Antonio Guiteras" al norte de la provincia de Las Tunas.
Ya en esa última fecha, la
familia se había trasladado a residir en la capital tunera y él necesitaba
buscar aquí un nuevo centro donde trabajar.
-"Entonces me enteré que en
el periódico "26" estaban buscando un formalista, y me dije: bueno,
eso NO puede ser tan difícil como dibujar y hacer las plantillas de piezas, que
aprendí en los Institutos y que apliqué durante mucho tiempo. Fui, me sometí a
las pruebas y obtuve la plaza"
Puede decirse, que de manera
fortuita, Elmer entró en el mundo del periodismo, del cual se enamoró, como
suelen hacer los pintores y escultores cuando ven su obra terminada y que la
gente la recibe con agrado.
Cuando cumplió 60 años, decidió
jubilarse, pero solo resistió un mes la vida de jubilado y regresó a su puesto
de formatista, hasta que en el 2009, con 66, dejó definitivamente el oficio,
para dedicarse al merecido descanso y permanecer más tiempo con la familia.
No obstante, como todos los que
se han acogido a ese derecho, mantiene su condición de miembro de la Unión de Periodistas de Cuba
y participa en las actividades de su delegación de base y de la organización en
la provincia.
Así son muchos de nuestros
colegas, quienes desde funciones importantes, pero muchas veces anónimas,
contribuyen a que nuestros medios puedan transmitir con la mayor calidad
artística el mensaje impreso, radial, televisivo o en los sitios digitales.
De ellos continuaremos hablando.
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