Las Tunas, Cuba.- Qué la pelota es imprevisible, que a veces se vence sin
convencer, es algo que los millones de aficionados que la siguen en el mundo lo
tienen bien claro. Por eso no es contradictorio que hace unos días ponderé la
calidad de la selección nacional, sus posibilidades de ganar en los
Panamericanos de Toronto y ahora afirmo que dejó dudas pese a ganar los cinco
juegos del tope amistoso ante Nicaragua.
En mi opinión, el modesto equipo de Nicaragua no es el mejor medidor para
conocer, a ciencia cierta, la forma actual de la nave tricolor conducida por
Róger Machado y, sinceramente, creo que debemos esperar al enfrentamiento con
los universitarios de Estados Unidos, para confirmar lo que pudiera pasar en el
torneo beisbolero de los Juegos Panamericanos de Toronto.
Frente a un pitcheo endeble como el de los pinoleros, es lógico que los
bateadores cubanos se dieran banquete para marcar 45 carreras, con 59 cohetes,
incluidos nueve jonrones, uno de ellos con bases llenas, pero así y todo, hubo
dos partidos que se pueden considerar cerrados por pizarras de 3 X 0 y 2 X 0.
En el acápite de la defensa los dos conjuntos mostraron fisuras. Los nicas
fallaron siete veces, pero la tropa de Machado, con un cuadro de lujo, lo hizo
en seis oportunidades, aspecto que debe mejorar para garantizar la integridad
de sus lanzadores que, seguramente, lo van a necesitar.
El pitcheo es harina de otro costal. Los serpentineros que integran la
nómina ya anunciada para los Juegos Continentales se comportaron bien, con la
única excepción de Erlys Casanova, quien fue bombardeado en el choque que cerró
la amistosa confrontación, pero los otros utilizados dejaron mucho que desear,
señal inequívoca de que es preciso trabajar en la mejoría de los jóvenes
talentos del box para futuros compromisos.
La ofensiva de Nicaragua fue nula en los cuatro primeros encuentros, pero
en el quinto se sirvieron con la cuchara grande a expensas de tiradores que, en
honor a la verdad, no enseñaron nada. Los pinoleros anotaron 14 veces, gracias
a ofensiva de 17 cohetes con tres cuadrangulares, dos de ellos con las bases
llenas, solo que sus monticulistas fueron vapuleados.
En el ataque cubano sobresalieron casi todos los que jugaron y solo se
vieron limitados, Roel Santos y Alexánder, aunque este último mostró
recuperación en los enfrentamientos finales. El justo destaque lo merecieron
Yurisbel Gracial a quien no le pudieron sacar out en dos choques y decidió el
del adiós con bambinazo a casa llena, José Adonis García, Yosvani Alarcón,
William Saavedra, Yadier Hernández y Luis Yánder La O.
De acuerdo con lo visto, considero que no debe descartarse la posibilidad
de algún cambio en la nómina oficial, especialmente por la magnífica forma
deportiva de Gracial y Saavedra. En el pitcheo habrá que observar muy bien al
pinareño Casanova, quien se presentó flojo y descontrolado ante una batería en
extremo modesta.
En fin, que pese a la holgada victoria y desde mi óptica, el plantel
tricolor deberá hacerlo mucho mejor para imponerse a la calidad del béisbol
universitario de Estados Unidos, de nivel triple A y cuajado de prospectos
aspirantes a ingresar en las Grandes Ligas.
Sigo apostando por un equipo Cuba integral, talentoso y con figuras de
mucha experiencia, pero creo que debe esperarse a lo que suceda en los
diamantes estadounidense en los próximos días. Recuérdese que en el béisbol se
utiliza, metafóricamente, una máxima propia de la música: “No es lo mismo con
guitarra que con violín”
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