sábado, mayo 08, 2010

Crónica para mi madre querida
El segundo domingo de mayo en Cuba lo dedicamos a homenajear a ese ser entrañable que nos dio la vida, a las madres buenas y cariñosas para quienes siempre seremos pequeños indefensos a los que deben proteger y guiar por los caminos de la existencia.
Yo tengo la dicha de contar aún con mi madre querida. Ella es una anciana que pronto cumplirá 87 años de edad, hace cuatro que perdió la visión como consecuencia de su padecimiento de diabetes mellitas, pero sigue ahí, lúcida, esperando cada día por la visita de alguno de sus cinco retoños varones, consciente de que tiene el cuidado permanente de Blanca, nuestra única hermanita.
En un día como éste, viejita querida, rememoro los años de nuestra infancia, cuando severa, pero tierna, supiste hacer de tus hijos muchachos buenos, respetuosos, amantes del trabajo y ejemplos de sencillez y altruismo. Junto a mi padre extraordinario, tu alma gemela; fuiste capaz de fundar un hogar, una familia ejemplar.
El afán de justicia, de enfrentamiento a los enemigos del pueblo y de la Patria, lo compartiste igualmente con mi padre y lo inculcaste en el alma y el corazón de tus seis hijos, quienes jamás te hemos defraudado. Hoy, cuando estás en el ocaso de tu existencia, sigues derramando amor y comprensión sobre nosotros y también para todos aquellos familiares y amigos que te quieren y respetan.
Poder abrazarte y besarte, es hoy un gran privilegio y solo ruego que estés con nosotros por muchos años, porque la luz de tus ojos muy triste se apaga, pero el sol de tu alma ilumina la vida de aquellos que siempre serán tus retoños, no importa que el tiempo los pinte de canas.
Madre querida, disfruta tu hermoso segundo domingo de mayo, te lo mereces con creces.
Hoy te colmo de flores y de cariño y el homenaje a tu dulce persona, lo hago extensivo, porque sé que te enorgullece, a las esforzadas madres cubanas, constructoras como tú de una sociedad justa y a todas las que, en todos los confines de la Tierra, luchan por un mundo mejor que, pese a la fuerza de los enemigos de la humanidad, es posible.

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