El amanecer de la prensa revolucionaria en Las Tunas
La agudización de la lucha de clases tras el triunfo del pueblo sobre las fuerzas de la dictadura de Fulgencio Batista y la desaparición de los periódicos locales en la entonces Victoria de Las Tunas, llevó a la creación de un órgano de prensa de nuevo tipo, representante de los intereses de los obreros, campesinos e intelectuales en el poder.
El proyecto de lo que sería el amanecer de la prensa revolucionaria en Las Tunas, presentado por Rosano Zamora Padín (Gallo) en 1961, quedó materializado el 17 de mayo de 1963, cuando nació El Trabajador, pionero del periodismo de nuevo tipo en este territorio, Balcón del Oriente Cubano.
Antes, y para organizar la fuerza encargada de nutrir de materiales a la redacción del periódico, fueron nombrados los corresponsales voluntarios obreros que, propuestos por los núcleos de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), quedaron aprobados en asambleas generales de los centros de trabajo.
Zamora Padín, entonces secretario de la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR), en el municipio de Victoria de Las Tunas, devino director de aquel nuevo exponente del periodismo, tarea que enfrentó de manera simultánea, apoyado en los conocimientos empíricos obtenidos en incursiones con artículos y reseñas en la prensa local en los años 40 y 50 del pasado siglo.
El Trabajador nace de semanario, con diseño stándar de 120 picas de alto por 80 de ancho, divididas en seis columnas verticales de 12,5 cada una y como órgano de la Revolución en Victoria de Las Tunas, en un momento de gran significación política, porque transcurría el proceso de construcción del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC)
La salida de la edición príncipe requirió de un intenso trabajo: durante una semana se recopilaron los materiales enviados por los corresponsales obreros, los cuales recibieron el correspondiente tratamiento de redacción a cargo del propio director y del periodista y tipógrafo Jesús Torres Cuesta, al tiempo que las fotos escogidas se enviaron al taller de fotograbo del diario ¡Ahora!, de Holguín.
Todo el proceso se hizo de forma voluntaria, porque la conformación y tirada estuvo a cargo de otros dos tipógrafos, Reybel Torres Cuesta y Juan Estrada, quienes, además, emplanaban, hacían las correcciones y la tirada en una vieja prensa de pedal número cinco, todo en horario extralaboral.
La sede del nuevo periódico fue la imprenta nacionalizada El Noticiero, ubicada en la calle Gonzalo de Quesada número 123, entre Lucas Ortiz y Lico Cruz, administrada por Recaredo González, en mismo lugar donde radica actualmente el taller de la editorial Sanlope, del Centro Provincial del Libro y la Literatura.
De acuerdo con el testimonio de los fundadores Eddy López Sánchez, quien escribió la sección deportiva; Alberto Rodríguez Morell, Carlos Enrique Villamar y Luis Manuel Quesada Kindelán, aquella primera edición se preparó con tiempo suficiente, pese a lo cual, los compañeros de la imprenta, con Rosano Zamora al frente, trabajaron hasta la medianoche del día 16 para que el 17 irrumpiera entre los tuneros con un nuevo mensaje periodístico.
Nacía así la prensa revolucionaria en este portal del indómito Oriente y con ella se concretaba el inicio de la crónica deportiva en estos lares, porque hasta ese momento, ningún periódico local tuvo un espacio fijo dedicado a reflejar los acontecimientos de este sector de tanto arraigo en la población.
Muchos de aquellos pioneros ya no están físicamente entre nosotros, pero se mantienen en la mente y en los corazones de sus continuadores que nos mantenemos firmes en la trinchera que ellos comenzaron a excavar hace 47 años y que hoy, profundizada, sirve de valladar en la Batalla de Ideas frente a los enemigos de la humanidad.
La agudización de la lucha de clases tras el triunfo del pueblo sobre las fuerzas de la dictadura de Fulgencio Batista y la desaparición de los periódicos locales en la entonces Victoria de Las Tunas, llevó a la creación de un órgano de prensa de nuevo tipo, representante de los intereses de los obreros, campesinos e intelectuales en el poder.
El proyecto de lo que sería el amanecer de la prensa revolucionaria en Las Tunas, presentado por Rosano Zamora Padín (Gallo) en 1961, quedó materializado el 17 de mayo de 1963, cuando nació El Trabajador, pionero del periodismo de nuevo tipo en este territorio, Balcón del Oriente Cubano.
Antes, y para organizar la fuerza encargada de nutrir de materiales a la redacción del periódico, fueron nombrados los corresponsales voluntarios obreros que, propuestos por los núcleos de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), quedaron aprobados en asambleas generales de los centros de trabajo.
Zamora Padín, entonces secretario de la Comisión de Orientación Revolucionaria (COR), en el municipio de Victoria de Las Tunas, devino director de aquel nuevo exponente del periodismo, tarea que enfrentó de manera simultánea, apoyado en los conocimientos empíricos obtenidos en incursiones con artículos y reseñas en la prensa local en los años 40 y 50 del pasado siglo.
El Trabajador nace de semanario, con diseño stándar de 120 picas de alto por 80 de ancho, divididas en seis columnas verticales de 12,5 cada una y como órgano de la Revolución en Victoria de Las Tunas, en un momento de gran significación política, porque transcurría el proceso de construcción del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC)
La salida de la edición príncipe requirió de un intenso trabajo: durante una semana se recopilaron los materiales enviados por los corresponsales obreros, los cuales recibieron el correspondiente tratamiento de redacción a cargo del propio director y del periodista y tipógrafo Jesús Torres Cuesta, al tiempo que las fotos escogidas se enviaron al taller de fotograbo del diario ¡Ahora!, de Holguín.
Todo el proceso se hizo de forma voluntaria, porque la conformación y tirada estuvo a cargo de otros dos tipógrafos, Reybel Torres Cuesta y Juan Estrada, quienes, además, emplanaban, hacían las correcciones y la tirada en una vieja prensa de pedal número cinco, todo en horario extralaboral.
La sede del nuevo periódico fue la imprenta nacionalizada El Noticiero, ubicada en la calle Gonzalo de Quesada número 123, entre Lucas Ortiz y Lico Cruz, administrada por Recaredo González, en mismo lugar donde radica actualmente el taller de la editorial Sanlope, del Centro Provincial del Libro y la Literatura.
De acuerdo con el testimonio de los fundadores Eddy López Sánchez, quien escribió la sección deportiva; Alberto Rodríguez Morell, Carlos Enrique Villamar y Luis Manuel Quesada Kindelán, aquella primera edición se preparó con tiempo suficiente, pese a lo cual, los compañeros de la imprenta, con Rosano Zamora al frente, trabajaron hasta la medianoche del día 16 para que el 17 irrumpiera entre los tuneros con un nuevo mensaje periodístico.
Nacía así la prensa revolucionaria en este portal del indómito Oriente y con ella se concretaba el inicio de la crónica deportiva en estos lares, porque hasta ese momento, ningún periódico local tuvo un espacio fijo dedicado a reflejar los acontecimientos de este sector de tanto arraigo en la población.
Muchos de aquellos pioneros ya no están físicamente entre nosotros, pero se mantienen en la mente y en los corazones de sus continuadores que nos mantenemos firmes en la trinchera que ellos comenzaron a excavar hace 47 años y que hoy, profundizada, sirve de valladar en la Batalla de Ideas frente a los enemigos de la humanidad.
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