Por Dúbler R. Vázquez Colomé (periódico 26)
Las Tunas.- El estadio Julio Antonio Mella lleva aires en estos días de gigantesco hormiguero; o mejor, de enorme panal en el que proliferan las abejas obreras y, afortunadamente, los zánganos brillan por su ausencia.
Las Tunas.- El estadio Julio Antonio Mella lleva aires en estos días de gigantesco hormiguero; o mejor, de enorme panal en el que proliferan las abejas obreras y, afortunadamente, los zánganos brillan por su ausencia.
Casi seis decenas de peloteros comparten jornada tras jornada un espacio que se hace pequeño para tanto quehacer, mientras el reloj sigue desbocado en pos del último domingo de noviembre, fecha señalada para que arranque la Serie Nacional en su edición 51.
De modo que en medio de tanto ajetreo, se convierte en una misión casi imposible detenerse a conversar con algún jugador. Por acá se ve a Yoelkis Cruz con paso presuroso camino del bullpen, al tiempo que elude la entrevista y disfraza su parquedad con el más acertado de los pretextos: "ahora no, es que estoy trabajando...".Sin embargo, hay otros menos parcos, como Alexánder Guerrero, quien dice estar incorporado de lleno al entrenamiento "para volver a darlo todo por el equipo".
El torpedero más bateador del béisbol cubano, aunque no olvida, reconoce que las injusticias que le excluyeron un año más de la principal selección nacional, nada tienen que ver con Las Tunas y los deseos de los tuneros de volver a disfrutar sus batazos: "me voy a preparar como nunca para que el equipo pueda estar otra vez en los play off y para eso estoy trabajando fuerte desde este primer día en la defensa, sobre todo en los desplazamientos, sin descuidar la ofensiva".
Ya en su posición del campo corto, Alexánder responde al reto de Yordanis Alarcón, para comenzar a definir desde ahora cuál de los dos fildea más roletazos; y en ese clima de competencia se meten todos: Dánel se suma desde segunda, mientras Pedroso da algún consejo a los más jóvenes y se marcha el último a guarecerse del despiadado sol, cuando el número de rollings se ha perdido en la cuenta de los entrenadores Jorge Hierrezuelo y Héctor Tamayo Dueñas.
Así avanza la jornada vespertina de entrenamientos, aderezada por una inhumana sensación térmica que roza los 40 grados y que regala a estas páginas las muy poco comunes declaraciones del mayor de los hermanos Alarcón.
El mejor jugador de la pasada Serie Provincial reconoce tener cierta deuda con el pueblo, tras varias temporadas sin rendir a tope e introduce algunas de las palabras clave del lenguaje que se escucha hoy sobre la grama del "Mella": habla de compromiso, trabajo y confianza.
Es el mismo idioma que hablan en el extremo izquierdo los lanzadores, el que utiliza José Luis Rodríguez para explicar sobre una improvisada pizarra unos esquemas defensivos que matarían de envidia a un resucitado Einstein y que luego se encarga Hierrezuelo de llevar a la práctica; es el único dialecto que entiende el joven grupo de receptores, volcados en el afán de recortar cada día distancias con el titular indiscutido de la posición, Yosvany Alarcón, miembro de la preselección cubana a la Copa Mundial y a los Juegos Panamericanos, e incluido junto a Ariel Pestano en el conjunto principal de los dos en que se ha dividido el concentrado nacional para efectuar partidos internos, mientras se espera la visita de un fuerte equipo de Puerto Rico, entre el 15 y el 19 del presente mes.
Pero para estar completa, la visita al cuartel general de los Leñadores no puede sustraerse del omnipresente accionar del hombre que intenta cambiarle la cara al equipo tunero. El mentor Juan Miguel Gordo, otrora capitán y antesalista, define con claridad su voluntad de "hacer jugar a Las Tunas como un equipo", basado en una filosofía de indudable valía: "no podemos aspirar a hacer en el juego lo que no hayamos hecho en el entrenamiento".
Así, Gordo recomienda aquí y controla allá, al tiempo que reafirma su intención de trasladarle un poco de su antigua garra y explosividad a un equipo que, además de seguir dependiendo de sus sluggers, "tiene que tocar más la bola, correr mejor las almohadillas y robar más bases".
Ya sobre el final, con la sombra del graderío más antiguo del estadio proyectada sobre un terreno bien cuidado por la tropa de mantenimiento, se habla de las bajas definitivas de Yordan Batista (por decisión personal) y de Henry Urrutia (de paradero desconocido hace ya más de una semana). Sin embargo y para contrarrestar ausencias, se incorpora el lanzador zurdo Darién Núñez, tras el aplazamiento para noviembre del Campeonato Panamericano Juvenil. Todo un símbolo que deja en el visitante la sensación de que los únicos imprescindibles en el enjambre del "Mella", son los deseos de trabajar y la voluntad de hacer.
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