Cuántas emociones debió soportar mi corazón en los últimos días. Uno de mis ídolos más preciados, el Gran Maestro Lázaro Bruzón realizaba una extraordinaria labor en la Copa del Mundo de Ajedrez, con sede en la ciudad rusa de Khanty Mansiysk.
La batalla frente a una buena parte de los mejores exponentes del Juego Ciencia en el Planeta, llevó a Bruzón y a su compatriota Leinier Domínguez, poseedor del mayor coeficiente ELO de Cuba, hasta la fase de octavos de final ante los Grandes Maestros Ruslan Ponomariov, de Ucrania y Judit Polgar, de Hungría, respectivamente.
Una fuerte resistencia ofrecieron los cubanitos, quienes obligaron a sus connotados adversarios a decidir en la última de las llamadas partidas Blitz (cinco minutos)
Ambos trebejistas cubanos realizaron una actuación destacada, pero Bruzón fue brillante al dejar en el camino a su compatriota Yunieski Quesada, actual campeón nacional, a los Grandes Maestros Francisco Vallejo, de España y Quang Li, de Vietnam, quienes en conjunto acumulaban un ELO promedio de 2707.
En su épica batalla, el pentacampeón cubano protagonizó 12 días consecutivos de juego al más alto nivel, en los que celebró 22 partidas (ocho clásicas e igual número de semirápidas, cuatro de 10 minutos y dos de cinco, con seis victorias, cuatro de ellas moviendo piezas negras, 12 tablas y solo cuatro derrotas)
Es cierto que Lazarito solo sumó 2,7 a su coeficiente ELO que era de 2682, pero lo más importante es que recuperó el juego brillante que lo situó entre los mejores del mundo, luego de ganar de forma inobjetable, el Campeonato Mundial Juvenil del año 2000 y el fortísimo torneo Young Máster, organizado en Suiza por el Comité Olímpico Internacional en el 2001.
La calidad del juego mostrado por Bruzón en esta Copa del Mundo le permite recuperar la confianza y constiuye un rotundo mentís a quienes, en algún momento, pusieron en entredicho sus potencialidades en el universo del Juego Ciencia.
El humilde muchacho, surgido del barrio Aeropuerto, de la capital tunera, se ratifica como jugador de talla mundial, para orgullo de su comunidad, de Cuba y de millones de aficionados al ajedrez en el mundo entero.
Mi corazón tendrá que prepararse, porque estoy seguro de que en poco tiempo vendrán nuevas victorias que lo harán latir de forma acelerada. Vale la pena correr el riesgo, siempre que el genio de Las Tunas ratifique su posición en la élite mundial del Juego Ciencia.
La batalla frente a una buena parte de los mejores exponentes del Juego Ciencia en el Planeta, llevó a Bruzón y a su compatriota Leinier Domínguez, poseedor del mayor coeficiente ELO de Cuba, hasta la fase de octavos de final ante los Grandes Maestros Ruslan Ponomariov, de Ucrania y Judit Polgar, de Hungría, respectivamente.
Una fuerte resistencia ofrecieron los cubanitos, quienes obligaron a sus connotados adversarios a decidir en la última de las llamadas partidas Blitz (cinco minutos)
Ambos trebejistas cubanos realizaron una actuación destacada, pero Bruzón fue brillante al dejar en el camino a su compatriota Yunieski Quesada, actual campeón nacional, a los Grandes Maestros Francisco Vallejo, de España y Quang Li, de Vietnam, quienes en conjunto acumulaban un ELO promedio de 2707.
En su épica batalla, el pentacampeón cubano protagonizó 12 días consecutivos de juego al más alto nivel, en los que celebró 22 partidas (ocho clásicas e igual número de semirápidas, cuatro de 10 minutos y dos de cinco, con seis victorias, cuatro de ellas moviendo piezas negras, 12 tablas y solo cuatro derrotas)
Es cierto que Lazarito solo sumó 2,7 a su coeficiente ELO que era de 2682, pero lo más importante es que recuperó el juego brillante que lo situó entre los mejores del mundo, luego de ganar de forma inobjetable, el Campeonato Mundial Juvenil del año 2000 y el fortísimo torneo Young Máster, organizado en Suiza por el Comité Olímpico Internacional en el 2001.
La calidad del juego mostrado por Bruzón en esta Copa del Mundo le permite recuperar la confianza y constiuye un rotundo mentís a quienes, en algún momento, pusieron en entredicho sus potencialidades en el universo del Juego Ciencia.
El humilde muchacho, surgido del barrio Aeropuerto, de la capital tunera, se ratifica como jugador de talla mundial, para orgullo de su comunidad, de Cuba y de millones de aficionados al ajedrez en el mundo entero.
Mi corazón tendrá que prepararse, porque estoy seguro de que en poco tiempo vendrán nuevas victorias que lo harán latir de forma acelerada. Vale la pena correr el riesgo, siempre que el genio de Las Tunas ratifique su posición en la élite mundial del Juego Ciencia.
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