sábado, octubre 28, 2006

Camilo, eterna presencia

“Camilo fue el compañero de 100 batallas, el hombre de
confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el
luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un
instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa…”
Ernesto Che Guevara

No importan los años, que ya suman 47, los hombres de su estirpe estuvieron, están y estarán presentes eternamente en la obra de su pueblo y serán sempiterno estímulo en cada día de peligro y de lucha frente a los enemigos de la libertad y el derecho a vivir con dignidad. Camilo sigue aquí, en la primera línea de combate, haciendo honor a su condición de Señor de la Vanguardia.
Este 28 de octubre, como cada año, el litoral de nuestro Verde Caimán, al sur y al norte; en los ríos, arroyos y presas; emergerá con toda su belleza y significación histórica, el enorme jardín formado por los millones de flores, lanzadas en su honor por las manos y el corazón de un pueblo que ahora y siempre, será digno heredero de hombres como él.
Camilo es mito, leyenda y realidad. Sí, es una combinación de lo subjetivo y lo objetivo. Su pueblo, del cual salió para eternizarse, lo venera cómo ser humano, conocedor de sus hazañas militares, de su carácter campechano, de su eterna sonrisa debajo del inseparable sombrero alón; pero también recuerda las historias de sus propios enemigos, quienes le temían tanto que llegaron a crear un halo de misterio que lo hacía invencible en el combate.
Nacido el 6 de febrero de 1932 en el seno de una familia humilde y revolucionaria, radicada en la barriada capitalina de Lawton, Camilo mostró siempre un carácter rebelde, enemigo de la injusticia. En 1953, con solo 21 años, decidió viajar a Estados Unidos en busca de una supuesta bonanza económica, pero al chocar con la dura realidad de los emigrados en aquel país, regresó a la Patria convencido de que su deber era luchar por la verdadera libertad.
En 1954 se incorpora a la batalla de los estudiantes contra la dictadura de Batista y en 1955 es herido en una de las manifestaciones. Fichado por los cuerpos represivos tiene que regresar a Estados Unidos y en Nueva York conoce de los planes de Fidel; viaja a México y allá se convierte en el último de los 82 expedicionarios del Granma.
Desde ese momento, su recia estatura guerrillera lo encumbra en las grandes batallas de la Sierra y el llano; en la histórica invasión a occidente al frente de la columna dos, Antonio Maceo que, junto a la ocho, Ciro Redondo, al mando del Che, su amigo y compañero entrañable; dieran el tiro de gracia a la dictadura.
Su trabajo después del triunfo alcanzó una intensidad extraordinaria, hasta que en cumplimiento de la tarea de conjurar la traición de Húbert Matos en Camagüey, de regreso a La Habana el 28 de octubre, el avión Cessna 310-C que lo conducía, fue alcanzado por una tormenta y desapareció sin dejar rastro.
Tras la pérdida irreparable, Fidel dijo que Camilo había surgido del pueblo y que en el pueblo hay muchos Camilos, Y así es, el Héroe de Yaguajay se ha multiplicado y está junto a nosotros en las batallas de pensamiento y estará, como siempre en la primera trinchera, si los enemigos osan agredirnos.
El Comandante del Pueblo pronunció varios discursos como aquel último del 26 de octubre de 1959, cuando citó los versos de Bonifacio Byrne; pero hay una sentencia suya que no ha sido tan divulgada, la cual entraña su firme convicción acerca de los objetivos de lograr la plena libertad de Cuba. En ocasión de la detención del traidor Húbert Matos, le dijo:
“Esta Revolución es humanista, verdeolivo y tan cubana como las palmas; pero ten la seguridad de que si la solución de los problemas del pueblo, si la garantía del futuro fuera el comunismo, pues entonces yo seré comunista”.

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