En lo más profundo de mi ser, este mediodía del 28 de febrero de 2014,
sentí el calor, el palpitar, de nuestro Héroe antiterrorista Fernando González
Llort, similar sensación que experimentaron los cubanos, cuando arribó a la
tierra amada luego de cumplir 15 largos años de injusta prisión en cárceles de
Estados Unidos.
El cariño y el respeto de su pueblo, multiplicado en todos los rincones del
mundo por una indetenible ola de solidaridad, se hizo patente en el cálido recibimiento de que fue objeto Fernando,
encabezado por sus familiares y por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros en nombre todos los habitantes de esta
isla irredenta.
El cariño, la admiración y el respeto que siento por estos cinco hombres
extraordinarios, capaces de enfrentar el odio imperial en el corazón de la
mafia anticubana en Miami con el fin de salvar vidas humanas, aumentó
notablemente al escuchar las primeras declaraciones de Fernando, quien aseguró
sentirse contento de regresar a la Patria, pero que la felicidad no será
completa hasta que con el retorno de Ramón, Antonio y Gerardo, los cinco puedan
fundirse con su pueblo en un gran abrazo.
La llegada de Fernando a la Patria, su decisión de unirse a René González, al
pueblo de Cuba y al extraordinario movimiento de solidaridad por la Libertad de
los Cinco, significa que la presión sobre la injusticia adquiere una fuerza
tal que, como dijo un conocido poeta
repentista se incorporen las tres puntas que les faltan a la estrella de la
enseña nacional.
Hoy, de corazón lo digo, sentí con fuerza extraordinaria el orgullo de ser
cubano, heredero del pensamiento y la acción de hombres como Félix Varela,
Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, José Martí, Julio Antonio Mella y
Fidel Castro, a quienes se suman estos Cinco Héroes, ejemplos del patriotismo y
el amor por la libertad que hace posible la hazaña de construir una nueva
sociedad en medio de las más difíciles condiciones por el acoso genocida del
más poderoso imperio en la historia de la humanidad.
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