lunes, diciembre 29, 2014

El Juego de las Estrellas del béisbol, la gran Fiesta del Pueblo de Cuba



0 Refundado el Salón de la Fama. Exhaltados 10 inmortales de la pelota cubana tras 54 años de silencio

Las Tunas, Cuba.- No podía ser de otra manera. La gran Fiesta del pueblo de Cuba, el Juego de las Estrellas del béisbol en la temporada 2014-2015, reafirmó que este deporte es parte inseparable de nuestra nacionalidad, al ser acogida con extraordinario entusiasmo por el estadio Mártires de Barbados, de Bayamo, en la provincia de Granma, relativamente cercano a las ruinas del ingenio La Demajagua, donde Carlos Manuel de Céspedes comenzó la Guerra de Independencia, el 10 de octubre de 1868.
No podía haber más simbolismo en el acto legítimo de reconocer que el béisbol forma parte de la más genuina cubanía, que sus pioneros fueron capaces de cambiar los bates, las pelotas y los guantes por machetes, fusiles o cualquier otro instrumento que sirviera para luchar frente a la opresión ejercida por la corona española. Los peloteros mambises interpretaron los más puros ideales libertarios del pueblo.
Y qué mejor homenaje que concretar la cruzada de un grupo de avanzada que canalizó las esperanzas de todo un pueblo para refundar el Salón de la Fama del Béisbol Cubano, luego de 54 años de ostracismo. Desde la última exhaltación en 1961 cuando se completaron los primeros 68 inmortales del profesionalismo, en una placa que existía en el Gran Stadium de La Habana, en El Cerro, hoy Latinoamericano.
A partir de aquel momento la iniciativa pasó al olvido. Desapareció el profesionalismo, pero no el béisbol, nuestro deporte nacional continuó, creció, se desarrolló y, victoriosa la pelota libre sobre la pelota esclava, nacieron las Series Nacionales, surgieron otros estelares que alcanzaron el dominio absoluto en los campeonatos aficionados regionales, continentales, mundiales y olímpicos.
¿Si el béisbol nunca ha dejado, ni dejará de ser el deporte por excelencia para los cubanos por qué el Salón de la Fama desapareció? De manera tácita, como era para exhaltar a los peloteros profesionales, no tenía razón de ser si ya no los había en el país. Craso error: Condenamos a las nuevas grandes estrellas a no tener un sitio sagrado al que, por sus hazañas y su consagración al pueblo y a la Patria, debían aspirar para ser reconocidos como Inmortales.
Hoy debemos agradecer al Grupo de Entusiastas que se dio a la tarea de hacer justicia, a la recuperación de la Placa con los primeros 68, reconocidos hasta 1961 y a la celebración de un Coloquio Nacional que permitió la refundación del Salón de la Fama y emprender la creación del Museo Cubano del Béisbol, donde se oficializó que los grandes de todos los tiempos en  nuestra pelota, profesionales o aficionados, tendrán un lugar entre los Inmortales en las sucesivas elecciones.
La propuesta hecha por el plenario del Coloquio incluyó 20 estelares: 10 de la etapa 1864-1960 e igual número a partir de 1962 con el surgimiento de las Series Nacionales. El Comité elector de 25 expertos seleccionó, de la primera, a Esteban Belián, el pionero de los latinos en Grandes Ligas, Conrado Marrero, Orestes Miñoso, Camilo Pascual y el inolvidable árbitro Amado Maestri y de la pelota revolucionaria, a Omar Linares, Braudilio Vinent, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz y Orestes Kindelán, cuyos números, 10, 35, 14. 5 y 46, no podrán ser utilizados jamás en las novenas de las provincias de Pinar del Río, Santiago de Cuba y Cienfuegos.
Por la significación histórica de este solemne acontecimiento, la entrega de las placas acreditativas constituyó el centro de las múltiples actividades deportivo-culturales que disfrutó el pueblo durante el sábado 27 y el domingo 28 de diciembre de 2015 que incluyeron, además, las pruebas de habilidades y los Juegos de las Estrellas entre Occidentales y Orientales, el de cinco capítulos, a cargo de los veteranos y  el de los mejores exponentes de la presente campaña.
Los representantes del oeste de la Isla dominaron en las dos contiendas, 17 X 12 los veteranos y 9 X 4 las estrellas actuales, mientras que en las pruebas de habilidades vencieron con Dayner Moreira en el corrido de jon a primera (3,69 segundos) y la vuelta al cuadro (14,31) y Frank Camilo Morejón en el lance de los receptores al barril sobre segunda base, pero los del oriente tuvieron en Alfredo Despaigne al triunfador en el derby de jonrones y a Máikel Cáceres en el tiro de precisión a la goma desde el jardín central.
Fue una fiesta bien organizada y altamente disfrutada por los granmenses en vivo, pero igualmente compartida por todo el pueblo a través de la televisión. En Bayamo, Ciudad Monumento, capital pionera del país, la pelota ratificó su condición de componente esencial del alma de la Nación. El béisbol es Cuba, que nadie lo dude.


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