Después de 139 años
Las Tunas sigue sin quedarse atrás
Las Tunas, Cuba.- La rica historia de nuestra Patria está llena de hechos extraordinarios y jamás, como ocurre en estos tiempos convulsos y difíciles, los habitantes de este pedazo del indómito Oriente, quedaron a la zaga de la lucha por conquistar la libertad, la independencia y una sociedad más justa y equitativa.
Las batallas que hoy libra el pueblo tunero junto al resto de los cubanos, la decisión de seguir adelante en la construcción de nuestro socialismo, no es más que la continuidad del patriotismo y de la convicción profunda del derecho que nos asiste de construir un mundo mejor, heredados de aquellos hombres extraordinarios que dieron el primer paso para librarnos del colonialismo español.
En esa historia, los tuneros siempre hemos estado entre los primeros. Recuérdese que el intento más lejano de enfrentar a los opresores ocurrió el 8 de julio de 1851, cuando un grupo de hombres, en su mayoría hijos de este territorio y al mando del camagüeyano Joaquín de Agüero, no pudo apoderarse de la villa, sobre todo por su inexperiencia.
Aquella acción caló hondo en Vicente García González, entonces un joven de 18 años, afable y jovial, pero rebelde por naturaleza, quien se entregó a trabajar por la independencia de manera tal que en 1868 estaba entre los principales jefes de Oriente y Camagüey dispuestos a lanzarse a la manigua redentora.
Fue así como después de varias reuniones, la última de ellas en la finca El Mijial, cercana a Las Tunas, el 4 de octubre, quedó acordado que el alzamiento se produciría el día 14 de ese propio mes.
La efervescencia revolucionaria que crecía en la isla, especialmente en Oriente y Camagüey, inquietaba a las autoridades coloniales, que iniciaron la detención de los sospechosos. Carlos Manuel de Céspedes, apremiado por el conocimiento de una orden de aprehensión contra su persona, decidió pronunciarse y el 10 de octubre, en su ingenio La Demajagua, dio la libertad a los esclavos y declaró la guerra contra España.
Vicente García, principal jefe de las fuerzas revolucionarias de la jurisdicción de Las Tunas, supo del hecho el día 11 en una reunión del Ayuntamiento, del cual era miembro de honor. De inmediato dictó las órdenes pertinentes y el 12 estuvo todo listo para apoyar el levantamiento de Céspedes, conocido en la historia como Grito de Yara.
Las fuerzas de Las Tunas, que ya habían ultimado detalles el día 9 en una reunión celebrada en la finca Ventorrillo, con vistas al pronunciamiento previsto para el 14, se concentraron en el llamado Potrero de El Hormiguero.
Al amanecer del día 13 de octubre y con el arrojo y la pericia que los caracterizó a lo largo de las guerras de independencia, los tuneros asaltaron a su ciudad y la ocuparon casi totalmente, con la excepción de la iglesia, junto a la Plaza de Armas (actual parque Vicente García), donde las fuerzas colonialistas se atrincheraron.
Los patriotas se pasearon victoriosos por toda la entonces pequeña villa, pero no pudieron derribar el portón de la iglesia por no contar con los explosivos para ello. Se retiraron, pero permanecieron muy cerca, a la vista de los españoles en el propio Potrero de El Hormiguero y allí, en la punta de una vara de bambú, ondeó por vez primera en este territorio, la bandera de la estrella solitaria.
Hoy se cumplen 139 años de esta histórica acción primada de los tuneros en la lucha por la independencia y, sin embargo; ese espíritu patriótico está presente en cada uno de los hijos de este pueblo que sigue a la vanguardia en las nuevas batallas y que servirá de ejemplo a las generaciones futuras para garantizar, como ayer, hoy y siempre, que Las Tunas nunca se quede atrás.
Las Tunas sigue sin quedarse atrás
Las Tunas, Cuba.- La rica historia de nuestra Patria está llena de hechos extraordinarios y jamás, como ocurre en estos tiempos convulsos y difíciles, los habitantes de este pedazo del indómito Oriente, quedaron a la zaga de la lucha por conquistar la libertad, la independencia y una sociedad más justa y equitativa.
Las batallas que hoy libra el pueblo tunero junto al resto de los cubanos, la decisión de seguir adelante en la construcción de nuestro socialismo, no es más que la continuidad del patriotismo y de la convicción profunda del derecho que nos asiste de construir un mundo mejor, heredados de aquellos hombres extraordinarios que dieron el primer paso para librarnos del colonialismo español.
En esa historia, los tuneros siempre hemos estado entre los primeros. Recuérdese que el intento más lejano de enfrentar a los opresores ocurrió el 8 de julio de 1851, cuando un grupo de hombres, en su mayoría hijos de este territorio y al mando del camagüeyano Joaquín de Agüero, no pudo apoderarse de la villa, sobre todo por su inexperiencia.
Aquella acción caló hondo en Vicente García González, entonces un joven de 18 años, afable y jovial, pero rebelde por naturaleza, quien se entregó a trabajar por la independencia de manera tal que en 1868 estaba entre los principales jefes de Oriente y Camagüey dispuestos a lanzarse a la manigua redentora.
Fue así como después de varias reuniones, la última de ellas en la finca El Mijial, cercana a Las Tunas, el 4 de octubre, quedó acordado que el alzamiento se produciría el día 14 de ese propio mes.
La efervescencia revolucionaria que crecía en la isla, especialmente en Oriente y Camagüey, inquietaba a las autoridades coloniales, que iniciaron la detención de los sospechosos. Carlos Manuel de Céspedes, apremiado por el conocimiento de una orden de aprehensión contra su persona, decidió pronunciarse y el 10 de octubre, en su ingenio La Demajagua, dio la libertad a los esclavos y declaró la guerra contra España.
Vicente García, principal jefe de las fuerzas revolucionarias de la jurisdicción de Las Tunas, supo del hecho el día 11 en una reunión del Ayuntamiento, del cual era miembro de honor. De inmediato dictó las órdenes pertinentes y el 12 estuvo todo listo para apoyar el levantamiento de Céspedes, conocido en la historia como Grito de Yara.
Las fuerzas de Las Tunas, que ya habían ultimado detalles el día 9 en una reunión celebrada en la finca Ventorrillo, con vistas al pronunciamiento previsto para el 14, se concentraron en el llamado Potrero de El Hormiguero.
Al amanecer del día 13 de octubre y con el arrojo y la pericia que los caracterizó a lo largo de las guerras de independencia, los tuneros asaltaron a su ciudad y la ocuparon casi totalmente, con la excepción de la iglesia, junto a la Plaza de Armas (actual parque Vicente García), donde las fuerzas colonialistas se atrincheraron.
Los patriotas se pasearon victoriosos por toda la entonces pequeña villa, pero no pudieron derribar el portón de la iglesia por no contar con los explosivos para ello. Se retiraron, pero permanecieron muy cerca, a la vista de los españoles en el propio Potrero de El Hormiguero y allí, en la punta de una vara de bambú, ondeó por vez primera en este territorio, la bandera de la estrella solitaria.
Hoy se cumplen 139 años de esta histórica acción primada de los tuneros en la lucha por la independencia y, sin embargo; ese espíritu patriótico está presente en cada uno de los hijos de este pueblo que sigue a la vanguardia en las nuevas batallas y que servirá de ejemplo a las generaciones futuras para garantizar, como ayer, hoy y siempre, que Las Tunas nunca se quede atrás.
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