martes, octubre 16, 2007

El honor de “pitar” en un Mundial
En el territorio de Las Tunas el baloncesto tiene tradición y su historia se remonta a los años 20 y 30 del siglo XX, sobre todo en Chaparra, poblado cabecera del actual municipio de Jesús Menéndez y en lo que es hoy la capital de la provincia. En la década del 60, ya con la Revolución triunfante, los equipos de aquí ocuparon posiciones de privilegio en la antigua Oriente.
Los sistemas de competencia, modificados por las limitaciones del período especial, provocaron que algunos territorios, entre ellos el de Las Tunas, quedaran fuera de las competiciones nacionales. El deporte de las canastas perdió terreno aquí y por esa razón, el técnico Raúl Soto Tarín, tuvo la iniciativa de fortalecer el trabajo del arbitraje con la captación de jóvenes atletas para capacitarlos en este sentido.
De ese grupo es Aldo Estrada Arteaga, que con 28 años de edad es el árbitro internacional de baloncesto más joven de Cuba, quien acaba de “pitar” , como tercer juez, el partido entre Francia y Brasil, por la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Baloncesto (M), categoría juvenil, celebrado en Belgrado, la capital de Serbia.
Aldo era jugador, pero la ausencia de su provincia en los eventos y su pasión por este deporte, lo llevó a iniciarse en la difícil tarea de impartir justicia en el tabloncillo. En conversación con él, quise saber ¿cómo ocurrió ese cambio?
“Participé de jugador hasta la categoría 15-16 años, pero me gustaba el arbitraje y luego de capacitarme, comencé a trabajar en el año 2000 en los torneos de base y en los provinciales, hasta que reconocieron nuestro quehacer y nos llamaron para los eventos nacionales pioneriles, Juegos Escolares, campeonatos juveniles y de mayores.
“De aquel grupo inicial, surgieron también excelentes árbitros tuneros como Jorge Luis Cabrera, que es el otro internacional de la provincia; Adrián Fernández, Vladimir Mora y el propio Raúl Soto, quienes oficiaron junto a mi en la Liga Superior a partir del 2002.
“Aquella idea inicial de impulsar la formación de árbitros ha convertido a Las Tunas en potencia nacional en esta tarea; porque después de formarnos, todos ayudamos a la preparación de otros jóvenes y talentosos jueces como Danet García, José Rovira, Yéiquel Rodríguez y Luis Enrique Salgado, entre otros”.
Para obtener el título de Árbitro Internacional debió vencer el programa de una Clínica efectuada en La Habana en el año 2004. Fueron exámenes teóricos y prácticos muy rigurosos; además de exigentes pruebas físicas ante profesores de Uruguay y Puerto Rico, este último un país de notable desarrollo en el arbitraje.
Estrada es uno de los mejores árbitros del país, pero le pido que me cuente sobre su trayectoria en eventos foráneos.
“Mi experiencia internacional comenzó en el 2005, cuando trabajé en el torneo de los I Juegos del ALBA aquí en Cuba; después estuve junto a la selección nacional en topes con clubes de España en las ciudades de Bilbao, Barcelona, Murcia, Teruel y Aragón.
“Más tarde trabajé en la Liga Mundial Femenina de Clubes Campeones en la capital de Hungría, donde Cuba discutió la medalla de oro con la escuadra local. A mi me tocó el partido por el bronce”.
El clímax de esta etapa para Aldo Estrada fue el reciente Mundial Juvenil (M). ¿Qué significó este evento en tu carrera arbitral?
“Para mi ha sido lo máximo. Y te digo que me esforcé mucho para lograr una labor excelente, porque siempre se ha dicho que las oportunidades son calvas y hay que tomarlas por los pelos. Eso hice y en un evento de gran calidad en el arbitraje, con hombres que, en su mayoría, ofician en la Euroliga, estuve entre los más destacados”.
Por este resultado, la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), no solo lo mide como un buen árbitro cubano, sino como uno de los buenos en el mundo.
Lograr un reconocimiento de esta índole exige una trayectoria de excelencia en todos los sentidos. ¿Qué considera Aldo Estrada que debe hacerse para llegar y mantenerse en la cúspide de esta compleja profesión?
“Creo que para mantenerse es necesario estudiar mucho, actualizarse constantemente sobre el reglamento, velar por una buena preparación física y pitar la mayor cantidad de partidos posibles, de cualquier categoría, dentro y fuera de la provincia”.
Ese amor e interés por el baloncesto en general y el arbitraje en particular, ¿es vocación o hubo personas que te guiaron por ese camino?
“Bueno, mi interés por el deporte nació porque mi tío, Rosendo Arteaga Lozano, profesor de Educación Física, me inclinó por esa actividad sana y provechosa; pero además, debo agradecer el apoyo de mi abuela, Gladys Lozano, a quien dedico todos mis logros y especialmente el título de Licenciado en Cultura Física que recibí precisamente en este curso 2006-2007”.
Hoy cuando Las Tunas ha regresado a la alta competición en el baloncesto nacional, la excelencia del arbitraje que exhibe la provincia constituye un estímulo para seguir adelante hacia posiciones de vanguardia.
Aldo Estrada y sus compañeros prestigian al baloncesto cubano y tunero. Su accionar en las canchas de todo el país es garantía de la justa aplicación del reglamento y de que, con el pitazo final de cada partido, la victoria corresponda al equipo que mejor jugó.


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