Y la injusticia sigue temblando
Pasaron 31 años y la justicia brilla por su ausencia. El tiempo no ha podido evitar que prevalezcan frescas en nuestros corazones las horas tristes y amargas que sucedieron al criminal sabotaje contra la nave de Cubana de Aviación en el que aquel 6 de octubre de 1976, perdieron la vida 73 inocentes, entre ellos los integrantes del equipo juvenil de esgrima, ganador de todas las medallas de oro en el torneo centroamericano de Venezuela.
Todavía resuenan en nuestros oídos las palabras de Fidel en la Plaza de la Revolución José Martí, cuando dijo que las medallas no yacerían en el fondo del océano, sino que se alzarían como soles sin manchas; seguimos experimentando el dolor y la rabia que nos embargó a todos, y se multiplica el desprecio por los criminales, impunes por obra y gracia de la inmoral protección del gobierno de los Estados Unidos.
El pueblo de Cuba no ceja en su denuncia, no lo hará mientras la injusticia impere; mantendrá su voz en alto hasta que los miserables que matan y destruyen, reciban el castigo que merecen.
Hoy el mundo entero clama por la justicia, exige que los falsos paladines de la libertad, castiguen como se merece a Luis Posada Carriles, el más connotado terrorista del hemisferio occidental y pongan en libertad a los Cinco Héroes cubanos, sometidos a crueles condenas por luchar contra quienes intentan permanentemente agredir a nuestro pueblo.
Después de más de tres décadas, los cubanos sentimos renovado dolor por semejante acto de barbarie y junto a los familiares de las víctimas, exigimos que los criminales paguen su culpa, no por venganza, sino porque la justicia impere. Este pueblo aún llora, pero la injusticia sigue temblando.
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