Derechos humanos, verdades y mentiras
La campaña mediática contra Cuba, orquestada por las grandes transnacionales de la desinformación, controlada y dirigida por Estados Unidos y sus socios de la Unión Europea, no hace más que cocinarse en su propia salsa, porque sus colosales mentiras, se estrellan contra las verdades que, ni en sus propios despachos, pueden ocultar.
Los corresponsales en Cuba de las agencias, cadenas de radio y televisión, y periódicos del llamado Primer Mundo, no se cansan de escribir mentiras sobre nuestra realidad, tergiversan lo que realmente vive el pueblo de esta Isla de la Libertad, pero se cuidan de escribir una línea sobre los logros alcanzados en estos 50 años de Revolución, pese al criminal bloqueo de Estados Unidos que intenta rendirnos por hambre y enfermedades.
En medio de su ciega campaña, no es noticia que las fuerzas del orden en Cuba, en lugar de reprimir, protegieron la marcha de las mercenarias “Damas de Blanco” para evitar que algún ciudadano, de los miles que, justamente indignados, las repudiaban; protagonizara un incidente ajeno al ánimo de un pueblo patriótico y noble que solo aspira a vivir en paz en la sociedad que ha escogido por voluntad propia.
Para los mercenarios de la desinformación tampoco “tiene interés” que, desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, millones de cubanos se reúnen en sus cuadras, en los centros de trabajo, en las cooperativas campesinas, para apoyar el editorial del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en respuesta a las mentiras con las que intentan demonizar el ejemplo de un país que, solidario por naturaleza, no hace más que compartir lo poco que tiene con sus hermanos del mundo.
Ah, pero sus falacias se les vienen encima como un boomerang, porque son pocos los que las creen; cientos de millones de personas en todo el mundo, especialmente en el propio corazón del imperialismo, en Estados Unidos; se pronuncian en contra de su vil campaña y llaman a la comunidad internacional a ser solidarias con este pequeño y agredido país, verdadero paladín de los derechos humanos.
Y mientras nos acusan de no respetar los derechos universales de los hombres y mujeres, transmiten a través de sus poderosas cadenas televisivas, la golpiza que las fuerzas represivas de España propinaron a pacíficos manifestantes en una población de la Comunidad Valenciana, y el horror que prevalece en el norte de México donde los capos de la droga asesinan a indefensos ciudadanos en medio de sus guerras por el control del narcotráfico hacia Estados Unidos.
Por eso es que, pese a la poca o casi ninguna información objetiva sobre nuestra realidad, crece en todo el mundo el número de personas capaces de reconocer y defender que esas lacras que oscurecen el horizonte de los países capitalistas, no existen en Cuba, donde su pueblo está dispuesto a evitarlas por los medios que sean necesarios.
En este, mi querido país, tenemos muchas dificultades, hay carencias materiales provocadas, en primer lugar, por el bloqueo yanqui; el pueblo reconoce que hay deficiencias internas que debemos superar por su incidencia negativa en la vida cotidiana; pero defiende la justeza de una sociedad que trabaja con todos y para el bien de todos y que, por su esencia martiana, comparte lo que tiene, porque para los cubanos Patria es humanidad.
La campaña mediática contra Cuba, orquestada por las grandes transnacionales de la desinformación, controlada y dirigida por Estados Unidos y sus socios de la Unión Europea, no hace más que cocinarse en su propia salsa, porque sus colosales mentiras, se estrellan contra las verdades que, ni en sus propios despachos, pueden ocultar.
Los corresponsales en Cuba de las agencias, cadenas de radio y televisión, y periódicos del llamado Primer Mundo, no se cansan de escribir mentiras sobre nuestra realidad, tergiversan lo que realmente vive el pueblo de esta Isla de la Libertad, pero se cuidan de escribir una línea sobre los logros alcanzados en estos 50 años de Revolución, pese al criminal bloqueo de Estados Unidos que intenta rendirnos por hambre y enfermedades.
En medio de su ciega campaña, no es noticia que las fuerzas del orden en Cuba, en lugar de reprimir, protegieron la marcha de las mercenarias “Damas de Blanco” para evitar que algún ciudadano, de los miles que, justamente indignados, las repudiaban; protagonizara un incidente ajeno al ánimo de un pueblo patriótico y noble que solo aspira a vivir en paz en la sociedad que ha escogido por voluntad propia.
Para los mercenarios de la desinformación tampoco “tiene interés” que, desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, millones de cubanos se reúnen en sus cuadras, en los centros de trabajo, en las cooperativas campesinas, para apoyar el editorial del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, en respuesta a las mentiras con las que intentan demonizar el ejemplo de un país que, solidario por naturaleza, no hace más que compartir lo poco que tiene con sus hermanos del mundo.
Ah, pero sus falacias se les vienen encima como un boomerang, porque son pocos los que las creen; cientos de millones de personas en todo el mundo, especialmente en el propio corazón del imperialismo, en Estados Unidos; se pronuncian en contra de su vil campaña y llaman a la comunidad internacional a ser solidarias con este pequeño y agredido país, verdadero paladín de los derechos humanos.
Y mientras nos acusan de no respetar los derechos universales de los hombres y mujeres, transmiten a través de sus poderosas cadenas televisivas, la golpiza que las fuerzas represivas de España propinaron a pacíficos manifestantes en una población de la Comunidad Valenciana, y el horror que prevalece en el norte de México donde los capos de la droga asesinan a indefensos ciudadanos en medio de sus guerras por el control del narcotráfico hacia Estados Unidos.
Por eso es que, pese a la poca o casi ninguna información objetiva sobre nuestra realidad, crece en todo el mundo el número de personas capaces de reconocer y defender que esas lacras que oscurecen el horizonte de los países capitalistas, no existen en Cuba, donde su pueblo está dispuesto a evitarlas por los medios que sean necesarios.
En este, mi querido país, tenemos muchas dificultades, hay carencias materiales provocadas, en primer lugar, por el bloqueo yanqui; el pueblo reconoce que hay deficiencias internas que debemos superar por su incidencia negativa en la vida cotidiana; pero defiende la justeza de una sociedad que trabaja con todos y para el bien de todos y que, por su esencia martiana, comparte lo que tiene, porque para los cubanos Patria es humanidad.
1 comentario:
En casa de no se quien selebran no se que santo y me pagan no se cuanto p'a cantar no se con quie.
El canto de la lechusa resulta ser melodioso.Despidete del siju y de la rata pollera.
Hermosisima torcasa con tu nariz de alpargata. como me gusta tanto la carne de puerco por debajo de la puerta de la cocina te disparo un melon de agua.
Es mi respuesta a tu pos
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