jueves, abril 01, 2010

Duelo por el título cubano de béisbol
Merecido triunfo de los Leones
Las Tunas, Cuba (Primero de abril).- Con derroche de entrega, de amor a la camiseta y de envidiable juego táctico, los Leones Azules de la capital, vencieron a Villa Clara 7 X 5 en el séptimo partido de la gran final tras 10 peleados capítulos, para ceñirse la corona de la Serie Nacional de béisbol número 49, contra todos los pronósticos.
Industriales, que había ganado su último título en la temporada 2005-2006, regresó al estadio Augusto César Sandino de Santa Clara, debajo en la pelea 2-3, pero supo reponerse y en el mismo escenario donde había caído dos veces en el inicio del duelo definitorio, igualó el martes y decidió anoche, para sumir en el desconsuelo a una afición local que, con este resultado, lleva 16 años esperando por un cetro nacional.
La tropa de Germán Mesa, en mi opinión, decidió a su favor desde el martes, porque las Naranjas locales jugaron muy mal tanto a la defensa desde el punto de vista físico, como en su desempeño táctico, lo cual les hizo perder una ventaja de cuatro carreras con un Robelio Carrillo inmenso en el box hasta el fatídico cuarto episodio, además de que los relevistas volvieron a fallar.
El partido de anoche colmó todas las expectativas. Industriales, con jonrones de Serguei Pérez, Alexander Mayeta y Rudy Reyes, igualó y amplió su ventaja a 5 X 2 a la altura del séptimo acto, luego de sacar del montículo al abridor Luis Borroto y al relevista Yasmani Hernández Romero.
Arley Sánchez, iniciador por los Azules volvió a trabajar bien frente a Villa Clara, pero en el octavo inning, ya con 113 lanzamientos, presentó síntomas de cansancio y provocó que Germán Mesa llamara al derecho Bryan Ruiz, quien no pudo evitar que Yandris Canto le botara la pelota por el jardín derecho con dos a bordo para que los locales empataran, sensacionalmente.
Alexei Chorot recibió la tarea de evitar que los anfitriones tomaran el mando. Sacó el segundo out, pero la dirección añil no quiso correr riesgos y llamó al jovencito zurdo de 19 años de edad, Joan Socarrás para trabajar ante Yuniet Flores y respondió de forma brillante a esa confianza, al retirarlo por la vía de los strikes.
La serenidad y valentía de un Socarrás que acaba de salir de las filas juveniles, garantizó que el choque se fuera hasta el décimo capítulo, porque dio escón de ponches en el noveno, cuando su equipo estaba contra la pared y Villa Clara amenazaba con dejarlo al campo.
Los Azules sacaron del box al relevista zurdo Misael Siverio en el principio del décimo tras marcar la ventaja por largo doblete de Stáyler Hernández que impulsó a Rudy Reyes y ampliaron frente a Yuliet López.
En lo que puede calificarse de la mejor actuación de su corta carrera, Joan Socarrás cerró con otro ponche a Yuniet Flores en el final del décimo capítulo, para convertirse en el héroe de esta brillante victoria que provocó una explosión de júbilo popular en la capital cubana.
Muchos títulos ha conseguido Industriales, pero este es el más dramático de todos, porque después de que, a duras penas, clasificó cuarto en la zona occidental, hizo derroche de coraje para sacar de la pelea a un Sancti Spíritus que fue el mejor de la etapa clasificatoria, a un Habana que pretendía retener la corona en su poder con un pitcheo de lujo y remató de manera espectacular a Villa Clara, el más estable y completo equipo de la zona oriental.
En cuanto a las Naranjas, que dejaron escapar el banderín cuando parecía en sus manos, debo exponer, con toda sinceridad, que no resistieron la presión de esta final, en la cual falló de forma absoluta, un jugador tan experimentado como Ariel Borrero y, sin ánimo de hacer leña del árbol caído, todavía no entiendo porqué Eduardo Martín, tras la expulsión de Ramón Lunar en el quinto encuentro; prefirió situar en la intermedia al joven Yandi Díaz, por encima del más curtido Yeniet Pérez.
Además, no sería honesto si dejara de plantear algo que, desde mi punto de vista, se mantiene como una gran injusticia, la cual debía rectificarse: Industriales, que no clasificó entre los ocho primeros equipos de la Serie, acaba de ceñirse la corona, amparado por una división en zonas que no existe, en el cual se juega un calendario regular de todos contra todos, con seis partidos frente a cada uno de los rivales.
Es un aspecto en el que he insistido en los últimos años y, al igual que otros colegas, alerté acerca de que podía ocurrir una situación como la de ahora: los azules terminaron en el noveno puesto de la tabla general de posiciones, con similar balance de victorias y derrotas que Las Tunas (47-43), igualaron a tres triunfos el compromiso particular entre ellos, pero los Leñadores debieron ser octavos porque los superaron en las carreras anotadas.
Semejante injusticia ha llegado a manifestarse en el hecho de que se reconoce a un campeón oriental y uno occidental con trofeos y todo, cuando en Cuba hay un solo torneo, con un calendario único, regido por igual reglamentación de una misma Liga. ¿Cómo puede haber un título en oriente y otro en occidente, si no celebran campeonatos independientes en esas regiones?
Estoy consciente de que, a raíz del inicio del período especial tras el derrumbe del campo socialista, por razones económicas hubo que dividir nuestra Serie Nacional en dos zonas y durante la etapa clasificatoria los ocho equipos del este jugaban solamente entre sí al igual que los de occidente para que los cuatro primeros de una y otra dirimieran los play off en busca de los dos finalistas; pero siempre bajo la égida de la Dirección de Béisbol, con un reglamento único.
Las condiciones no son las mismas, sin que hayan dejado de existir limitaciones económicas provocadas, sobre todo por el genocida bloqueo de los Estados Unidos; por lo tanto lo más justo es que desaparezca el concepto de zonas y clasifiquen para la postemporada los ocho primeros equipos de la tabla de posiciones, en correspondencia con el calendario regular de 90 partidos por el sistema de todos contra todos.
Aclaro que esta situación no demerita un ápice la labor de un equipo Industriales que no es responsable del sistema establecido por la Comisión Nacional de Béisbol. Creo que los leones ganaron en buena lid, reafirmaron la calidad de la pelota en la capital y, sin tener el trabuco de otros años, con el aporte de figuras muy jóvenes, bien utilizadas por Germán Mesa; merecen el reconocimiento no solo de su apasionada afición, sino de todo el país. ¡Felicidades campeones!

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