miércoles, octubre 09, 2013

Béisbol cubano: El gato solo tiene cuatro patas



Durante los últimos años, en los cuales la pelota cubana se vio languidecer en cuanto a los resultados internacionales y no pocos dentro y fuera de la Isla consideraron y, en alguna medida, consideran, que dejó de ser una potencia, lo real desde mi punto de vista es que la organización rectora ha estado empeñada en buscar una quinta pata al gato, cuando éste solo tiene cuatro.
La frase, utilizada por los cubanos para graficar algo que se está haciendo mal cuando la solución es obvia y la tenemos delante de nosotros, se me ocurre porque tengo la impresión de que es inadmisible no darse cuenta cómo desde el momento mismo de ser eliminado el torneo élite de la pelota nacional, la Serie Selectiva, las selecciones del país bajaron su rendimiento en las competencias de mayor rango.
La última contienda selectiva fue la de 2004, ganada por Orientales y en la cual cuatro equipos concentraron lo mejor de cada posición. Hasta ese momento, bateadores y lanzadores enfrentaron el máximo de calidad y por eso, muchos de quienes alcanzaban altos rendimientos en la Serie Nacional, no lograban nada ni parecido en un calendario mucho más riguroso.
Al desterrarse la Selectiva, bajó el techo de la pelota cubana con poco y a veces ningún tope frente a equipos de otros circuitos de América y mucho menos de Asia, donde países como Japón, Corea del Sur y China Taipei, consiguieron elevar considerablemente la calidad de su béisbol. El evidente estancamiento en que se sumió nuestro deporte nacional provocó que hasta naciones de Europa como Holanda, por ejemplo, cuyos equipos eran vapuleados en los eventos internacionales, en los últimos años se erigieran verdugos de la Tricolor.
Es así que tras la última Selectiva, Cuba ganó el torneo beisbolero de los Juegos Olímpicos de Atenas-2004 y la Copa del Mundo de Holanda en el 2005, para luego brillar en el I Clásico Mundial de 2006, con un subtítulo que dejó atónitos a los especialistas, muchos de los cuales auguraban que no podría rebasar la primera fase. Después vino la debacle y jamás se ha podido subir a lo más alto del podio en los eventos del máximo nivel.
Y es que no es lo mismo que los bateadores enfrenten a los 192 lanzadores agrupados en los 16 conjuntos de la Serie Nacional, de quienes solo alrededor de medio centenar alcanza un máximo de rendimiento, que tratar de producir contra un pitcheo concentrado y viceversa. Esa es la razón por la cual nuestros mejores hombres a la ofensiva bajaron su producción de manera tan notable en los grandes eventos de los últimos nueve años.
La Serie Nacional de Béisbol es el espectáculo por excelencia del pueblo cubano, es su gran pasión y es preciso mantenerla, pero es imprescindible rescatar la Selectiva, elevar el techo de nuestra pelota, concentrar la calidad y lograr, de esa manera, que a la nómina de la Selección tricolor lleguen los más capaces, aquellos que brillen al más alto nivel posible dentro del país.
Es cierto que la Comisión Nacional busca fórmulas para revertir la situación que se afronta y aplicó el cambio de calendario con la etapa de clasificación de ocho equipos en 45 juegos, la fase élite para determinar el campeón, previo reforzamiento de los contendientes, pero esas medidas no podrán jamás, por lo menos desde mi punto de vista, sustituir el nivel cualitativo que significa un torneo selectivo.
Ahora, como parte de los cambios que se realizan en la sociedad cubana, siempre en aras de perfeccionar nuestro socialismo y preservar las grandes conquistas de la Revolución, se aplicará la remuneración a los atletas de alto rendimiento, una fórmula dirigida a estimular a los que más se esfuercen por brindar un espectáculo de calidad. No hay dudas que este es un paso de avance importante, el cual es muy bien recibido, pero no es por sí solo la solución a los problemas del deporte en general y de la pelota en particular, sobre los que debe seguirse trabajando.
Soy del criterio de que en la pelota debía conformarse un calendario de Serie Nacional en el que se celebren 60 partidos, cuatro frente a cada rival y ocho clasificados que protagonizarían series de tres encuentros a ganar dos a base de 1-8, 2-7, 3-6 y 5-4, los vencedores chocarían de forma cruzada de 5-3, los perdedores buscarían el bronce en un solo juego y los victoriosos discutirían el título de Cuba en play off de 7-4.
Después de tener un Campeón Nacional, la Comisión de Béisbol en reunión con los directores de todos los equipos de la contienda, procedería a conformar cuatro equipos para la Serie Selectiva. Los más destacados de Guantánamo, Santiago, Granma, Holguín y Las Tunas formarían Orientales, los de Camagüey, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus y Villa Clara harían la nómina de Centrales; los de Cienfuegos, Matanzas y Pinar del Río, se convertirían en Occidentales y los de mejores resultados de Industriales, Artemisa, Mayabeque e Isla de la Juventud, darían vida a La Habana,
Las escuadras de 27 jugadores agruparían a lo mejor de cada posición en el país y ofrecerían un espectáculo de altísima calidad en un calendario de 45 juegos, es decir, 15 frente a cada rival. Al final habría un campeón y los técnicos estarían en condiciones de escoger una preselección nacional capaz de recuperar para Cuba, la posición de vanguardia en el concierto internacional.
Es por eso que tengo el convencimiento de que la solución está a la vista de los encargados de dirigir nuestro béisbol, de actuar en consecuencia con lo que la vida ha probado meridianamente. Basta de dar palos a ciega, de buscar una quinta pata al gato cuando sabemos que solo tiene cuatro; si al eliminar la Selectiva los resultados bajaron de manera alarmante, ¿qué esperamos para recuperar nuestro torneo élite?  

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