Todavía temblaba de emoción por la ceremonia en que me entregaron el Micrófono de la Radio Cubana y la alegría siguió conmigo un día después, porque este 30 de septiembre, celebramos en linda reunión de familia, el cumpleaños 90 de mi anciana madre, Fe Cruz Utra, feliz al verse rodeada de sus seis hijos, hermanos, nietos y biznietos, además de recibir los parabienes de amigos y vecinos que aprendieron a quererla y respetarla
Mi vieja, que siempre se ha sentido
orgullosa de que mi padre, Juan Batista, fallecido desde 1984, fue su único
hombre, novio y marido, el padre de sus seis hijos y un ejemplo de trabajador,
de honradez, de ser humano, junto a quien luchó por garantizar, en medio de una
sociedad explotadora y discriminadora de los humildes, la correcta formación de
una familia reconocida por toda la comunidad.
En la vivienda marcada con el
número 49 de la calle Guillermo Tejas, en el reparto Buenavista, de la capital
tunera, nos reunimos para agazajar a quien ha sido un Sol de toda la familia y
que pese a padecer de Diabetes Mellitus desde 1959, a estar privada de la
vista hace una década, mantiene la reciedumbre de su carácter, la bondad de su
proceder, la preocupación por la familia y los vecinos, el cariño infinito por
la sociedad justa que ayudó a construir desde las filas de la Federación de Mujeres
Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución, organizaciones en las que dio
continuidad a la defensa de los principios de libertad y justicia que la llevaron
a ser una de las fundadoras del Frente Cívico de Mujeres Martianas, creado en
la década del 50 para enfrentar a la cruel dictadura batistiana.
Por problemas de salud en unos
casos y debido a que residen en lugares lejanos, en otros, solo cuatro hermanas
estuvieron presentes en la festividad, aunque mi vieja tuvo la satisfacción de
hablar por teléfono con algunos, mientras que no pocos nietos y sobrinos,
también procuraron enviarles sus felicitaciones por diferentes vías. El hecho
es que el día de sus 90, mami se sintió muy contenta.
El día transcurrió entre
canciones, chistes, anécdotas y muchas fotos con las cuales se eternizará un
momento extraordinario en la vida de nuestra larga familia. Mi vieja fue la
primogénita del matrimonio de Francisco Cruz Utra (Tatico) y Cresenciana
Petronila Utra Moreno (Petra) del cual nacieron, además sus primeros cuatro
hermanos, Juana, Francisco (Pachín), Rafael (Felito) y Úrsula Yolanda, aunque tiene
otros 16, concebidos indistintamente de mi abuelo con tres uniones posteriores
y de abuela que estableció una segunda relación.
Pese a las ausencias, del todo
justificadas, los seis hijos nos congratulamos con poder abrazar a la autora de
nuestros días y de manera tácita reiteramos el compromiso de continuar haciendo
el máximo esfuerzo para que, por muchos años más, podamos contar con su
adorable presencia y reunirnos cada 30 de septiembre a manifestarle el orgullo
y la satisfacción que sentimos por ser el fruto de una hermosa historia de
amor, eterno ejemplo de fidelidad,
comprensión y respeto.
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