Foto: Juan Morales Agüero
En el puñado de atrevidos informadores voluntarios que tuvieron el honor de integrar la primera delegación de la Unión de Periodistas de Cuba en el entonces municipio de Victoria de Las Tunas, allá por el año 1963, estuvo Alberto Carlos Rodríguez Morell, un hombre que, desde muy joven, mostró capacidad para cumplir tareas de carácter ideológico.
Durante las actividades por el Día de la Prensa Cubana y en otros encuentros posteriores tuve la oportunidad de conversar con este colega de siempre, quien no olvida, ni por un instante, su condición de pionero del periodismo revolucionario en este territorio.
Obrero de la fábrica de calzado Jesús Argüelles Hidalgo, de la actual capital tunera en 1960, realizaba actividades de propaganda revolucionaria por iniciativa propia y, además de atender la actualización de los murales, redactaba notas del quehacer de su colectivo, las cuales llevaba a la emisora Radio Circuito (hoy Radio Victoria), donde eran transmitidas por el inolvidable locutor Rafael Urbino Santoya.
Hurgando en los recuerdos, el querido colega rememora conmigo aquella etapa de gran efervescencia revolucionaria:
“Inicialmente no había una organización establecida y era una especie de activista. Luego surgió el Movimiento de Corresponsales Voluntarios en 1961 y dos años después, en 1963, formé parte del grupo que permitió la salida del semanario El Trabajador, dirigido por el Maestro de los periodistas tuneros, Rosano Zamora Padín (Gallo)”.
En ese contexto, algo más de un mes después, nació la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y Betico, que es el sobrenombre con el cual identificamos a este veterano de nuestro gremio, formó parte de la naciente organización como miembro pleno, según consta en su carné.
“Después de constituida la delegación de base y elegido el ejecutivo por el voto directo y secreto, el trabajo alcanzó una gran organización en el apoyo a todas las tareas ideológicas y, fundamentalmente, en la garantía del flujo informativo para el noticiero Vanguardia de Radio Circuito y el semanario El Trabajador. El movimiento de corresponsales voluntarios tuvo un gran protagonismo en el desarrollo de la prensa revolucionaria.
“La superación fue siempre un elemento de gran importancia en el quehacer de los corresponsales y de los profesionales que fueron surgiendo, razón por la cual se realizaban seminarios elementales sobre la técnica periodística y otros de diferentes temáticas, encaminados a elevar los conocimientos de quienes enfrentábamos de forma empírica una tarea de tanta importancia en la consolidación de la Revolución”.
Rodríguez Morell no solo tributaba noticias para los medios locales, sino que lo hizo de corresponsal del diario oriental Sierra Maestra y del nacional Juventud Rebelde, además de cumplir con las tareas en su nuevo centro laboral, la fábrica de fustes Mario Toranzo, y de apoyar las actividades de propaganda del Partido en el municipio.
El final de la década del 60 del siglo pasado trajo consigo las grandes tareas de preparación de la Zafra de los 10 Millones, preámbulo para esta zona de una experiencia nueva en la división político-administrativa de la antigua provincia de Oriente: la creación del Territorio Tunas con la incorporación de la región Amancio-Colombia, hasta entonces de Camagüey.
La estructura territorial se consolida en 1972, con el Comandante Faure Chomón Mediavilla, de primer secretario del Partido. Las nuevas condiciones incluyen la creación de un Centro de Información en la cabecera para el cual fue nombrado jefe Alberto Rodríguez Morell, encargado de dirigir la gestión de otros similares en cada una de las regiones.
“Esta fue una experiencia tremenda. Se hacía un trabajo sistemático de información hacia el semanario territorial Veintiséis, los noticieros de las emisoras Radio Victoria, Radio Libertad y Radio Maboas, además de Radio Rebelde y Radio Reloj, y se apoyaba a los diarios Sierra Maestra, de Oriente y los nacionales Granma y Juventud Rebelde.
“Fue en ese momento que se decidió darme la tarea de presidir la delegación de la UPEC en el Territorio, subordinada a la de Oriente Norte, radicada en Holguín bajo la dirección de Irma Armas. Recuerdo que tú eras mi mano derecha como secretario de organización y finanzas; creo que se hizo una labor importante hasta situar a Las Tunas en el lugar cimero de la emulación en esta zona del país”.
La delegación territorial de la UPEC fue una de las mejores del país en los años 70 del siglo XX a pesar de que no tenía siquiera una pequeña oficina para guardar sus documentos. Fue un trabajo intenso, pero organizado en su operatividad, lo que permitió encaminar la superación de los corresponsales y especialmente de los periodistas, la mayoría de ellos inmersos ya en los estudios universitarios.
Estos años son para Betico Rodríguez de una significación especial:
“Es la etapa más importante de mi vida porque el trabajo era enorme, pero los resultados se apreciaban. Después del III Congreso de la UPEC en 1974, cuando Irma Armas fue promovida al Secretariado Nacional, me dieron la tarea de presidir las delegaciones de Oriente Norte y del Territorio, simultáneamente, algo que fue posible cumplir durante casi dos años, por el apoyo de mis compañeros”.
En 1976, con la multiplicación de Oriente en cinco nuevas y pujantes provincias, Betico se convirtió en el primer presidente de la UPEC en Las Tunas, tarea que desempeñó con la eficiencia de siempre hasta la fundación del diario 26, el 26 de julio de 1978.
“Tuve la inmensa satisfacción de ser estimulado con una visita a Polonia en 1976, como parte de los viajes de intercambio de la UPEC con organizaciones homólogas de los países socialistas; además de trabajar intensamente para crear las condiciones materiales que hicieron posible el nacimiento del primer diario en la historia de esta provincia.
“Poco después de nacer el 26, me incorporé al plan de microbrigadas de construcción de viviendas en busca de mi futuro hogar. De regreso a mi colectivo ya no formaba parte de la redacción y fungí de administrador durante un año, hasta que pasé a funcionario de la esfera ideológica del Partido en el municipio de Las Tunas”.
A partir de ese momento, Alberto Rodríguez Morell se desvinculó del sector periodístico desde el punto de vista oficial aunque siguió colaborando, pese a recibir otras responsabilidades en la Empresa de Microbrigada Social y Servicios a la Vivienda, donde permaneció hasta su jubilación en el año 2006.
Cuando restan unos días para que la UPEC celebre su aniversario 48, este abnegado fundador, quien conserva con amor y orgullo aquel primer carné que lo acredita como tal, merece el reconocimiento general por su valiosa trayectoria en la batalla de ideas en la que sigue hoy enfrascado nuestro pueblo, especialmente por conseguir el regreso a la Patria de los Cinco Héroes prisioneros injustamente en cárceles de Estados Unidos.
En el puñado de atrevidos informadores voluntarios que tuvieron el honor de integrar la primera delegación de la Unión de Periodistas de Cuba en el entonces municipio de Victoria de Las Tunas, allá por el año 1963, estuvo Alberto Carlos Rodríguez Morell, un hombre que, desde muy joven, mostró capacidad para cumplir tareas de carácter ideológico.
Durante las actividades por el Día de la Prensa Cubana y en otros encuentros posteriores tuve la oportunidad de conversar con este colega de siempre, quien no olvida, ni por un instante, su condición de pionero del periodismo revolucionario en este territorio.
Obrero de la fábrica de calzado Jesús Argüelles Hidalgo, de la actual capital tunera en 1960, realizaba actividades de propaganda revolucionaria por iniciativa propia y, además de atender la actualización de los murales, redactaba notas del quehacer de su colectivo, las cuales llevaba a la emisora Radio Circuito (hoy Radio Victoria), donde eran transmitidas por el inolvidable locutor Rafael Urbino Santoya.
Hurgando en los recuerdos, el querido colega rememora conmigo aquella etapa de gran efervescencia revolucionaria:
“Inicialmente no había una organización establecida y era una especie de activista. Luego surgió el Movimiento de Corresponsales Voluntarios en 1961 y dos años después, en 1963, formé parte del grupo que permitió la salida del semanario El Trabajador, dirigido por el Maestro de los periodistas tuneros, Rosano Zamora Padín (Gallo)”.
En ese contexto, algo más de un mes después, nació la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y Betico, que es el sobrenombre con el cual identificamos a este veterano de nuestro gremio, formó parte de la naciente organización como miembro pleno, según consta en su carné.
“Después de constituida la delegación de base y elegido el ejecutivo por el voto directo y secreto, el trabajo alcanzó una gran organización en el apoyo a todas las tareas ideológicas y, fundamentalmente, en la garantía del flujo informativo para el noticiero Vanguardia de Radio Circuito y el semanario El Trabajador. El movimiento de corresponsales voluntarios tuvo un gran protagonismo en el desarrollo de la prensa revolucionaria.
“La superación fue siempre un elemento de gran importancia en el quehacer de los corresponsales y de los profesionales que fueron surgiendo, razón por la cual se realizaban seminarios elementales sobre la técnica periodística y otros de diferentes temáticas, encaminados a elevar los conocimientos de quienes enfrentábamos de forma empírica una tarea de tanta importancia en la consolidación de la Revolución”.
Rodríguez Morell no solo tributaba noticias para los medios locales, sino que lo hizo de corresponsal del diario oriental Sierra Maestra y del nacional Juventud Rebelde, además de cumplir con las tareas en su nuevo centro laboral, la fábrica de fustes Mario Toranzo, y de apoyar las actividades de propaganda del Partido en el municipio.
El final de la década del 60 del siglo pasado trajo consigo las grandes tareas de preparación de la Zafra de los 10 Millones, preámbulo para esta zona de una experiencia nueva en la división político-administrativa de la antigua provincia de Oriente: la creación del Territorio Tunas con la incorporación de la región Amancio-Colombia, hasta entonces de Camagüey.
La estructura territorial se consolida en 1972, con el Comandante Faure Chomón Mediavilla, de primer secretario del Partido. Las nuevas condiciones incluyen la creación de un Centro de Información en la cabecera para el cual fue nombrado jefe Alberto Rodríguez Morell, encargado de dirigir la gestión de otros similares en cada una de las regiones.
“Esta fue una experiencia tremenda. Se hacía un trabajo sistemático de información hacia el semanario territorial Veintiséis, los noticieros de las emisoras Radio Victoria, Radio Libertad y Radio Maboas, además de Radio Rebelde y Radio Reloj, y se apoyaba a los diarios Sierra Maestra, de Oriente y los nacionales Granma y Juventud Rebelde.
“Fue en ese momento que se decidió darme la tarea de presidir la delegación de la UPEC en el Territorio, subordinada a la de Oriente Norte, radicada en Holguín bajo la dirección de Irma Armas. Recuerdo que tú eras mi mano derecha como secretario de organización y finanzas; creo que se hizo una labor importante hasta situar a Las Tunas en el lugar cimero de la emulación en esta zona del país”.
La delegación territorial de la UPEC fue una de las mejores del país en los años 70 del siglo XX a pesar de que no tenía siquiera una pequeña oficina para guardar sus documentos. Fue un trabajo intenso, pero organizado en su operatividad, lo que permitió encaminar la superación de los corresponsales y especialmente de los periodistas, la mayoría de ellos inmersos ya en los estudios universitarios.
Estos años son para Betico Rodríguez de una significación especial:
“Es la etapa más importante de mi vida porque el trabajo era enorme, pero los resultados se apreciaban. Después del III Congreso de la UPEC en 1974, cuando Irma Armas fue promovida al Secretariado Nacional, me dieron la tarea de presidir las delegaciones de Oriente Norte y del Territorio, simultáneamente, algo que fue posible cumplir durante casi dos años, por el apoyo de mis compañeros”.
En 1976, con la multiplicación de Oriente en cinco nuevas y pujantes provincias, Betico se convirtió en el primer presidente de la UPEC en Las Tunas, tarea que desempeñó con la eficiencia de siempre hasta la fundación del diario 26, el 26 de julio de 1978.
“Tuve la inmensa satisfacción de ser estimulado con una visita a Polonia en 1976, como parte de los viajes de intercambio de la UPEC con organizaciones homólogas de los países socialistas; además de trabajar intensamente para crear las condiciones materiales que hicieron posible el nacimiento del primer diario en la historia de esta provincia.
“Poco después de nacer el 26, me incorporé al plan de microbrigadas de construcción de viviendas en busca de mi futuro hogar. De regreso a mi colectivo ya no formaba parte de la redacción y fungí de administrador durante un año, hasta que pasé a funcionario de la esfera ideológica del Partido en el municipio de Las Tunas”.
A partir de ese momento, Alberto Rodríguez Morell se desvinculó del sector periodístico desde el punto de vista oficial aunque siguió colaborando, pese a recibir otras responsabilidades en la Empresa de Microbrigada Social y Servicios a la Vivienda, donde permaneció hasta su jubilación en el año 2006.
Cuando restan unos días para que la UPEC celebre su aniversario 48, este abnegado fundador, quien conserva con amor y orgullo aquel primer carné que lo acredita como tal, merece el reconocimiento general por su valiosa trayectoria en la batalla de ideas en la que sigue hoy enfrascado nuestro pueblo, especialmente por conseguir el regreso a la Patria de los Cinco Héroes prisioneros injustamente en cárceles de Estados Unidos.
Etiquetas: Fundador de la UPEC, pionero de la prensa revolucionaria, fundador del Movimiento de Corresponsales Voluntarios, primer presidente de la UPEC en la provincia de Las Tunas, delegado al III Congreso de la UPEC, fundador del diario 26, primero en la historia de la provincia de Las Tunas, viajó a Polonia en 1976 por estímulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario