Foto: Tomada del periódico Guerrillero, de Pinar del Río
Las Tunas, Cuba.- Pinar del Río hizo polvo todos los pronósticos y este lunes 2 de mayo, levantó el trofeo de campeón de la Serie 50, la de Oro de la pelota nacional, cuando Yosvani Torres maniató a los tigres de Ciego de Ávila y guió a su equipo a triunfo de 6 X 1, que dejó mudos a cerca de 10 mil aficionados en el estadio José Ramón Cepero, de la capital avileña.
Totalmente contra la pared, el mentor de los tigres, Róger Machado, lanzó al ruedo a su estelar Vladimir García, pero esta vez el muchacho de Morón no pudo, además de que sus compañeros volvieron a sumirse en un casi absoluto mutis ofensivo que los acompañó durante toda la final, al tiempo de que flaquearon a la defensa.
Los locales perdieron la oportunidad de la noche en el segundo capítulo, cuando le pegaron cuatro imparables seguidos a Yosvani Torres para marcar la única del choque. El derecho pinareño se recuperó y, en honor a la verdad, los tigres se transformaron en mansos gatitos.
Pinar decidió las acciones en el principio del tercero, momento en el que aprovecharon a Vladimir García para marcarle tres veces y agregaron otra en el cuarto. La puntilla la clavaron en el octavo por jonrón de David Castillo con uno a bordo, conexión que decretó la sustitución del Cañón de Morón, relevado por el zurdo Máikel Folch.
Yosvani Torres, el más valioso de esta victoria final de los lobos verdes de Pinar del Río, alcanzó su sexto éxito, récord para una postemporada en Cuba y su raya positiva número 16 de esta Serie 50 frente a ocho reveses, por mucho su mejor actuación en los clásicos invernales de la Isla.
Pinar del Río no ganaba en la pelota nacional desde la temporada 1997-98, cuando con Alfonso Urquiola al frente, superó en la final a Santiago de Cuba. Ahora, 13 años después, los vueltabajeros vuelven a levantar el trofeo de campeones y con el propio Urquiola en el puente de mando, quien ratifica su condición de mánager ganador.
Los lobos, descartados por muchos, yo diría que demasiados, para lograr siguiera la clasificación, acaban de poner en claro que en la pelota no hay enemigo pequeño y cuando se conjugan la entrega, el amor a la camiseta y la disciplina, las cosas salen bien en el terreno de juego, elemento suficiente para saltar barreras y derribar cartelitos.
Pinar del Río clasificó en la zona occidental, dejó en la cuneta en seis juegos a Sancti Spíritus y Cienfuegos en cuartos y semi final, para rematar de manera brillante también en seis jornadas ante uno de los conjuntos de más capacidad teórica del país, Ciego de Ávila, al cual le falta encontrar el aplomo sicológico que lo lleve al clímax de sus posibilidades.
Hay que ser justos y, por tanto, todas las palmas para Alfonso Urquiola, ese gran hombre del béisbol que, con carácter, paciencia, cariño, pero con mucha exigencia, consiguió aglutinar el esfuerzo de un grupo de jugadores jóvenes y de otros un poco más experimentados, para obtener un gallardete que la inmensa mayoría consideró casi imposible.
Felicitaciones para todo el colectivo de Pinar del Río, especialmente para Yosvani Torres, Julio Alfredo Martínez, Vladimir Baños, Jesús Guerra (hijo), Lorenzo Quintana, David Castillo, Dónald Duarte, William Saavedra y Norlin Concepción, pilares indiscutidos en una victoria extraordinaria que, además, ratifica la tradicional fuerza del béisbol en la Tierra del mejor tabaco del Mundo.
El reconocimiento más sincero a Ciego de Ávila y Cienfuegos, equipos que con sus puestos dos y tres consiguieron los mejores resultados de su quehacer en la pelota nacional y la exhortación a seguir trabajando en busca de un título, el cual, por lo menos desde mi punto de vista, no debe andar lejos.
Las Tunas, Cuba.- Pinar del Río hizo polvo todos los pronósticos y este lunes 2 de mayo, levantó el trofeo de campeón de la Serie 50, la de Oro de la pelota nacional, cuando Yosvani Torres maniató a los tigres de Ciego de Ávila y guió a su equipo a triunfo de 6 X 1, que dejó mudos a cerca de 10 mil aficionados en el estadio José Ramón Cepero, de la capital avileña.
Totalmente contra la pared, el mentor de los tigres, Róger Machado, lanzó al ruedo a su estelar Vladimir García, pero esta vez el muchacho de Morón no pudo, además de que sus compañeros volvieron a sumirse en un casi absoluto mutis ofensivo que los acompañó durante toda la final, al tiempo de que flaquearon a la defensa.
Los locales perdieron la oportunidad de la noche en el segundo capítulo, cuando le pegaron cuatro imparables seguidos a Yosvani Torres para marcar la única del choque. El derecho pinareño se recuperó y, en honor a la verdad, los tigres se transformaron en mansos gatitos.
Pinar decidió las acciones en el principio del tercero, momento en el que aprovecharon a Vladimir García para marcarle tres veces y agregaron otra en el cuarto. La puntilla la clavaron en el octavo por jonrón de David Castillo con uno a bordo, conexión que decretó la sustitución del Cañón de Morón, relevado por el zurdo Máikel Folch.
Yosvani Torres, el más valioso de esta victoria final de los lobos verdes de Pinar del Río, alcanzó su sexto éxito, récord para una postemporada en Cuba y su raya positiva número 16 de esta Serie 50 frente a ocho reveses, por mucho su mejor actuación en los clásicos invernales de la Isla.
Pinar del Río no ganaba en la pelota nacional desde la temporada 1997-98, cuando con Alfonso Urquiola al frente, superó en la final a Santiago de Cuba. Ahora, 13 años después, los vueltabajeros vuelven a levantar el trofeo de campeones y con el propio Urquiola en el puente de mando, quien ratifica su condición de mánager ganador.
Los lobos, descartados por muchos, yo diría que demasiados, para lograr siguiera la clasificación, acaban de poner en claro que en la pelota no hay enemigo pequeño y cuando se conjugan la entrega, el amor a la camiseta y la disciplina, las cosas salen bien en el terreno de juego, elemento suficiente para saltar barreras y derribar cartelitos.
Pinar del Río clasificó en la zona occidental, dejó en la cuneta en seis juegos a Sancti Spíritus y Cienfuegos en cuartos y semi final, para rematar de manera brillante también en seis jornadas ante uno de los conjuntos de más capacidad teórica del país, Ciego de Ávila, al cual le falta encontrar el aplomo sicológico que lo lleve al clímax de sus posibilidades.
Hay que ser justos y, por tanto, todas las palmas para Alfonso Urquiola, ese gran hombre del béisbol que, con carácter, paciencia, cariño, pero con mucha exigencia, consiguió aglutinar el esfuerzo de un grupo de jugadores jóvenes y de otros un poco más experimentados, para obtener un gallardete que la inmensa mayoría consideró casi imposible.
Felicitaciones para todo el colectivo de Pinar del Río, especialmente para Yosvani Torres, Julio Alfredo Martínez, Vladimir Baños, Jesús Guerra (hijo), Lorenzo Quintana, David Castillo, Dónald Duarte, William Saavedra y Norlin Concepción, pilares indiscutidos en una victoria extraordinaria que, además, ratifica la tradicional fuerza del béisbol en la Tierra del mejor tabaco del Mundo.
El reconocimiento más sincero a Ciego de Ávila y Cienfuegos, equipos que con sus puestos dos y tres consiguieron los mejores resultados de su quehacer en la pelota nacional y la exhortación a seguir trabajando en busca de un título, el cual, por lo menos desde mi punto de vista, no debe andar lejos.
Etiquetas: Postemporada Serie 50, evento, deporte, béisbol, pelota, Pinar del Río, Ciego de Ávila, estadio José Ramón Cepero, Yosvani Torres, Vladimir García, Vladimir García, Alfonso Urquiola, un título tras 13 años de espera, Terminó la Serie de Oro, Lobos ganan en seis juegos, Ciego de Avila y Cienfuegos meritorias actuaciones, Pinar rompió pronósticos
No hay comentarios:
Publicar un comentario