Después de ser detenido por las fuerzas de la tiranía batistiana con motivo del intento de tomar el cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, Fidel Castro aseguró que el autor intelectual de aquel acto de osadía era José Martí, a quien la nueva generación de cubanos intentaba desagraviar en el Centenario de su natalicio.
Profundamente martiano y antimperialista como el Apóstol, el entonces joven abogado, guió a la Generación del Centenario con el objetivo de alcanzar la definitiva independencia y cumplir el objetivo trazado por el organizador de la Guerra Necesaria, expresado con claridad meridiana en la carta inconclusa a su hermano del alma, el mexicano Manuel Mercado.
Hace 116 años las balas españolas truncaron la existencia del creador del Partido Revolucionario Cubano y de Patria, el periódico de la Revolución y la vigencia de su pensamiento es tal que constituye guía indiscutible de la batalla de idea que libra su pueblo contra Estados Unidos y los lacayos imperialistas que lo secundan.
Tan claros y actuales son los planteamientos de Martí que, por sí solos desmienten los intentos de quienes se empeñan, desde el redil floridano, en Miami, situar al Apóstol como adalid de su guerra terrorista contra el pueblo cubano, para lo cual han llegado al extremo de extraer y manipular fragmentos aislados de su obra con ese irrespetuoso fin.
Pero al pueblo cubano no se le puede confundir, está ideológicamente preparado y sabe cuáles fueron, son y serán los objetivos de Estados Unidos, aprendidos del testamento político de José Martí, presente en la carta comenzada a escribir el 18 de mayo, un día antes de que, en Dos Ríos, cayera en combate de cara al sol.
Aquella misiva histórica expone la satisfacción que siente Martí cuando escribe… “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber… de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”.
Antológica es su frase de esta carta en la que expresa: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David”. Sabía el Apóstol lo difícil que sería el enfrentamiento contra enemigo tan poderoso, pero estaba convencido de que era la única manera de evitar que “el norte revuelto y brutal que nos desprecia” se apoderara de lo que el llamó Nuestra América.
Hasta aquel momento y obligado por las circunstancias de residir en Estados Unidos y desde allí organizar la guerra por la definitiva independencia, fue discreto en exponer sus criterios sobre lo que representaba aquel país para los pueblos de América.
Consecuente con su pensamiento claramente antimperialista, dice en su misiva a Mercado: “Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas”.
Hoy el pueblo de Cuba sabe que José Martí está presente, vigente más que nunca, en la batalla de ideas porque como él proclamara si nos combaten a pensamiento, a pensamiento hemos de triunfar. La vida ha demostrado que, efectivamente, “trincheras de ideas valen más que trincheras de pìedras”.
La vigencia del pensamiento del bravo Mayor General que cayó en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, nos acompaña en la lucha por la libertad de cinco hombres que iluminan con su ejemplo desde oscuras cárceles de Estados Unidos, a las cuales fueron confinados por trabajar en silencio dentro de las entrañas del monstruo, para evitar planes terroristas contra su Patria.
En medio de la constante agresividad del imperialismo, a pesar de su enfermizo odio contra Cuba, crece el clamor mundial por la libertad de Ramón Labañino, René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Fernando González, genuinos héroes, verdaderos guardianes por la seguridad, no solo de su pueblo, sino del estadounidense, expuestos igualmente a insensibles actos criminales.
Profundamente martiano y antimperialista como el Apóstol, el entonces joven abogado, guió a la Generación del Centenario con el objetivo de alcanzar la definitiva independencia y cumplir el objetivo trazado por el organizador de la Guerra Necesaria, expresado con claridad meridiana en la carta inconclusa a su hermano del alma, el mexicano Manuel Mercado.
Hace 116 años las balas españolas truncaron la existencia del creador del Partido Revolucionario Cubano y de Patria, el periódico de la Revolución y la vigencia de su pensamiento es tal que constituye guía indiscutible de la batalla de idea que libra su pueblo contra Estados Unidos y los lacayos imperialistas que lo secundan.
Tan claros y actuales son los planteamientos de Martí que, por sí solos desmienten los intentos de quienes se empeñan, desde el redil floridano, en Miami, situar al Apóstol como adalid de su guerra terrorista contra el pueblo cubano, para lo cual han llegado al extremo de extraer y manipular fragmentos aislados de su obra con ese irrespetuoso fin.
Pero al pueblo cubano no se le puede confundir, está ideológicamente preparado y sabe cuáles fueron, son y serán los objetivos de Estados Unidos, aprendidos del testamento político de José Martí, presente en la carta comenzada a escribir el 18 de mayo, un día antes de que, en Dos Ríos, cayera en combate de cara al sol.
Aquella misiva histórica expone la satisfacción que siente Martí cuando escribe… “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber… de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”.
Antológica es su frase de esta carta en la que expresa: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David”. Sabía el Apóstol lo difícil que sería el enfrentamiento contra enemigo tan poderoso, pero estaba convencido de que era la única manera de evitar que “el norte revuelto y brutal que nos desprecia” se apoderara de lo que el llamó Nuestra América.
Hasta aquel momento y obligado por las circunstancias de residir en Estados Unidos y desde allí organizar la guerra por la definitiva independencia, fue discreto en exponer sus criterios sobre lo que representaba aquel país para los pueblos de América.
Consecuente con su pensamiento claramente antimperialista, dice en su misiva a Mercado: “Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas”.
Hoy el pueblo de Cuba sabe que José Martí está presente, vigente más que nunca, en la batalla de ideas porque como él proclamara si nos combaten a pensamiento, a pensamiento hemos de triunfar. La vida ha demostrado que, efectivamente, “trincheras de ideas valen más que trincheras de pìedras”.
La vigencia del pensamiento del bravo Mayor General que cayó en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, nos acompaña en la lucha por la libertad de cinco hombres que iluminan con su ejemplo desde oscuras cárceles de Estados Unidos, a las cuales fueron confinados por trabajar en silencio dentro de las entrañas del monstruo, para evitar planes terroristas contra su Patria.
En medio de la constante agresividad del imperialismo, a pesar de su enfermizo odio contra Cuba, crece el clamor mundial por la libertad de Ramón Labañino, René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Fernando González, genuinos héroes, verdaderos guardianes por la seguridad, no solo de su pueblo, sino del estadounidense, expuestos igualmente a insensibles actos criminales.
Etiquetas: El pensamiento martiano es guía para el pueblo cubano, vigencia de la obra de nuestro Héroe Nacional, antimperialismo de Martí, conocimiento de Martí sobre voracidad del imperialismo, El Apóstol lucha junto al pueblo en la Batalla de Ideas, Martí como autor intelectual del Moncada, Fidel martiano, Paralelismo entre Martí y los cinco héroes encarcelados injustamente en Estados Unidos, campaña por la libertad de los Cinco crece en el mundo
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