Las Tunas, Cuba.- Después de celebrados los primeros 10 partidos en la Serie 52 del béisbol nacional, son varias las sorpresas que asume la afición y la prensa especializada, con la mayor envergadura en el resultado de un Guántanamo que eslabonó una cadena de siete éxitos, mediante la cual lidera la tabla de posiciones y parece encaminado a romper los pronósticos de la inmensa mayoría en la Mayor de Las Antillas.
Los Indios del Guaso, que no pudieron clasificar a los play off en la anterior temporada, no fueron tenidos en cuenta por los vaticinios de precampaña y después de caer dos veces en los tres enfrentamiento iniciales ante el poderoso Industriales, barrieron de forma inmisericorde con un Granma que le había pasado la escoba a Santiago y un Pinar del Río que, historia aparte, muestra una pésima arrancada.
Inesperado igualmente es el comienzo de la novena de la Isla de la Juventud que, en nueve salidas ha sonreído en seis ocasiones, apoyándose en ofensiva oportuna y un gran pitcheo hasta el momento, liderada por el zurdo Wílbert Pérez (en la foto), quien ya suma cuatro victorias en rol de abridor.
Otro que decidió rebelarse desde el inicio, Camagüey, tiene similar balance de 6-3, luego de que dejara boquiabierto a los expertos con su barrida sobre Santiago en el mismísimo cuartel general de los montañeses, el estadio Guillermón Moncada en el cotejo culminado el sábado.
En resultados menos sorprendentes aunque no del todo esperados, Las Tunas y Sancti Spíritus tienen positivo balance de 6-4 en 10 salidas, mientras que Matanzas y Cienfuegos aparecen detrás de los líderes guantanameros con magnífico resultado de 7-3. En el caso de los elefantes destaca sobremanera el lanzador derecho Duniel Ibarra que ya suma seis punto por salvamentos.
Un elemento que también llama la atención de todos es el dominio que, hasta ahora, muestra el pitcheo, con promedios de efectividad por debajo de las dos carreras limpias permitidas, además de limitar la ofensiva a un muy escaso average colectivo inferior a los 260 y admitir muy pocos extrabases, especialmente cuadrangulares.
Mucho se especula acerca de que la pelota bota menos, pero lo cierto es que se juega con la misma Mizuno-200 de la serie pasada. La realidad es, sin embargo, que los lanzadores muestran un control superior al reducir considerablemente las bases por bolas y utilizar menos envíos para completar sus faenas, apoyados en el justo accionar de los árbitros en la aplicación de la vertical de la zona de strike, como en definitiva estipula la regla oficial.
Lo cierto es que hay equipos con etiqueta de favoritos que van a tener que apurarse en un calendario corto, de solo 45 juegos, en el cual no hay tiempo para recuperarse de un inicio desafortunado y entre ellos se encuentra el mismísimo campeón defensor, Ciego de Ávila, que no ha estado a la altura de su calidad probada.
Hay casos como los de Santiago y Pinar del Río que, parece, no tienen ya la fuerza para meterse de lleno en las posiciones ocupadas tradicionalmente y el de Artemisa que, pese a un pitcheo de lujo, solo ha podido ganar dos veces en 10 salidas al diamante. Otros dos de los grandes de siempre, Industriales, actual subcampeón de Cuba y Villa Clara, deberán estabilizar su quehacer o les va a costar mucho trabajo meterse en el pelotón de la avanzada.
No hay dudas de que la edición 52 de la pelota revolucionaria en Cuba se presenta atractiva y, por la nueva estructura, no ofrecerá margen a los que arranquen mal, razón por la cual las sorpresas observadas hasta el momento, pudieran resultar absolutas al término de esta carrera que, por su escasa longitud, puede considerarse como la de los 100 metros en el atletismo.
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