Las Tunas, Cuba.- En pleno receso por el fin del año 2012 y el comienzo del 2013, en la temporada cubana de béisbol la lucha por los ocho puestos de clasificación para la segunda y decisiva etapa está ‘’en candela’’, como suele decirse, aunque hay equipos que ya tienen el boleto prácticamente en el bolsillo.
La reanudación de las acciones, señalada para el viernes 4 de enero, encontrará a los gallos de Sancti Spíritus con balance de 17-7 acomodados en la cima, algo para nada esperado, mientras que el ‘’eléctrico’’ Isla de la Juventud y el reconocido Cienfuegos les siguen los pasos por similares dividendos de 16-8, separados a solo una raya.
Después aparecen los colectivos de Matanzas 15-9, Industriales 15-10, Villa Clara 14-10, Ciego de Ávila 13-12 e igualados con 12-12, Guantánamo, Pinar del Río y Mayabeque, para cerrar los actuales ocho puestos de privilegio.
Bien complicado es el asunto para los tres conjuntos que pugnan por el último boleto en este momento, porque deberán trabajar al máximo de su rendimiento porque en los tres escalones por encima están el actual campeón, Ciego de Ávila, el más estable de los colectivos de los últimos años, Villa Clara y nada menos que el subtitular de la anterior campaña, Industriales.
A partir de esa verdadera manzana de la discordia que es el último boleto a la fase decisiva, comienza el grupo de aquellos que, en mi opinión, tendrán que esperar a la edición venidera porque solo un milagro, le permitiría entrar en lo que se me antoja como la vanguardia actual de la pelota cubana. Para estos conjuntos solo importa ganar y ganar, además de que sus rivales más avanzados pierdan y pierdan.
En situación crítica, cuando solo restan 21 choques a la etapa preliminar, están Camagüey y Holguín (10-14), Las Tunas y Granma (9-15), Santiago (7-17) y Artemisa (6-18), con derecho a reaccionar por su comportamiento de las últimas subseries, los cachorros holguineros y los alazanes granmenses, quienes pasaron la escoba a Leñadores y Toros de la Llanura, respectivamente.
Si sorprendieron por lo modesta de sus nóminas, las novenas de Isla de la Juventud y Mayabeque, lo contrario sucede con la pobre demostración de Granma, Santiago y Las Tunas, equipos que animaron la pasada temporada, especialmente Alazanes y Leñadores, ocupantes de las plazas cuarta y sexta por ese orden, con un rendimiento integral histórico, especialmente en el caso de los representantes de esta, mi provincia.
En el caso de Las Tunas, por su notoriedad, decidí detenerme y hacer un análisis, somero pero suficiente para catalogar de fracaso la gestión de un colectivo que, contra todo pronóstico, ha caído de los sublime a lo ridículo, por razones que, sin embargo, están a la vista de todos.
Después de que en la Serie anterior registró su mejor actuación de la historia, todos o casi todos, daban a los Leñadores de favoritos para estar en los ocho puestos de vanguardia. El comienzo corroboró el criterio apuntado, pero de momento, de manera inconcebible, el equipo de aquí, mermó su rendimiento, especialmente en la ofensiva y cayó estrepitosamente, al extremo de perder 10 de sus últimos 12 choques, incluidas barridas ante Sancti Spíritus, hasta cierto punto probable y frente a Holguín, totalmente inaceptable.
El pitcheo, su gran baluarte en la campaña pasada y en los inicios de la actual, comenzó a flaquear y el bateo, con promedio inferior a 240, determinaron que fueran presas fáciles de sus rivales de turno. Ah, menos mal, la defensa se mantiene entre las cuatro primeras con average de 975.
Pueden existir otras causas objetivas y subjetivas, pero no me cabe la menor duda acerca de que la fundamental es una clara mala preparación de los bateadores. No es posible que un equipo situado entre los primeros desde hace alrededor de 15 años, con lideratos incluidos, no solo en average, sino en carreras impulsadas y anotadas, jonrones y total de extrabases, y en sluggin, ahora sea el peor.
Con el pitcheo actual de Las Tunas y su magnífica defensa, con un bateo que se aproximara a los 275, inferior aún al acostumbrado, la novena tuviera no menos de 13 triunfos, resultado suficiente para estar en puesto de clasificación y con todas las condiciones para lograr su objetivo supremo: igualar o mejorar el sexto escalón de la Serie 51.
Es cierto que esta vez el equipo de aquí sufre ausencias notables como las del torpedero Alexánder Guerrero, quien regularmente aportaba 20 o más cuadrangulares y alrededor de 60 carreras impulsadas, además de los lanzadores Dael Mejías, uno de sus abridores y Rigoberto Cabrera, cerrador por excelencia, pero no me cabe la menor duda de que, su gran debilidad en esta temporada es una mala preparación de la ofensiva. Por eso, los Leñadores, que se han quedado sin capacidad para ‘’dar leña’’ tendrán que esperar a la Serie 53.
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