(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)
La Habana, Gerardo Hernández y Adriana Pérez son un hombre y una mujer cubanos a quienes el gobierno de Estados Unidos impide ser padres, pues niega hace 14 años la visa para que ella vaya al encuentro de él en ese territorio.
"La negativa a darme visa se mantiene constante, y eso es una violación de los derechos de él como prisionero, y de nosotros como familia, porque no es lógico, bajo ninguna circunstancia que a un ser humano se le impida ver a sus familiares", afirmó Pérez a Prensa Latina.
Gerardo, junto a Antonio Guerrero, René González, Ramón Labañino, y Fernando González, fue detenido en 1998 por investigar grupos terroristas radicados en Miami cuyas agresiones contra el pueblo cubano acumulan un saldo de más de tres mil 500 muertos y unos dos mil lesionados.
Tras un juicio celebrado en esa misma ciudad entre 2000 y 2001, Los Cinco -como se conocen en el mundo- fueron condenados sin que se probaran las acusaciones realizadas, y la sanción de Gerardo fue de dos cadenas perpetuas más 15 años.
"Ellos no tuvieron un juicio justo -consideró la esposa del antiterrorista cubano- y aunque hablar de juicio pareciera algo legal, a ellos se les privó el derecho de defenderse, que es un derecho humano elemental".
Pérez agregó que desde un inicio la prensa miamense los calificó de espías, como una manera de influir en la opinión pública y en la decisión del jurado.
Al respecto, el abogado de la defensa de Gerardo, Martin Garbus, presentó recientemente un recurso legal con pruebas documentales de que el gobierno norteamericano pagó altas sumas de dinero a unos 80 periodistas para que crearan un ambiente hostil en torno al caso y presionaran al jurado.
De acuerdo con la llamada Discovery Motion, la actividad de los medios en este sentido incluyó mil 111 artículos en periódicos así como emisiones en ocho canales de televisión y en siete estaciones de radio.
La esposa de Gerardo considera que además de estos hechos, el caso de Los Cinco acumula muchas otras transgresiones a sus derechos como seres humanos.
"Las violaciones a lo largo de 14 años son innumerables y comienzan desde el primer día, cuando fueron arrestados y llevados a celdas de confinamiento solitario por más de 17 meses", señaló.
En el caso de René, añadió, a su esposa Olga Salanueva tampoco le han dado visa para visitarlo, y aunque él ya cumplió hasta el último minuto su condena, no ha podido regresar a Cuba para estar junto a su familia.
Aunque finalizó su sanción en octubre de 2011, René debe cumplir aun tres años de libertad supervisada en territorio estadounidense.
En junio pasado presentó una moción con la propuesta de entregar su ciudadanía norteamericana, obtenida al nacer allí, a cambio de que se le permita regresar a Cuba lo antes posible.
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