El 15 de diciembre regresó de una exitosa gira por Argentina, mi primogénito, el cantautor cubano, Norge Batista Albuerne, quien con el auspicio del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de La Habana en coordinación con instituciones similares en la hermana república austral, realizó varios conciertos durante tres meses en teatros, centros comunitarios, casas de cultura y plazas públicas de distintas ciudades de la Patria de Che Guevara.
Entre las ciudades visitadas, además de Buenos Aires, la capital, se incluyeron Río Cuarto, Mendoza, Córdova, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Tucumán y Rosario, en las cuales sus presentaciones tuvieron una gran acogida de público y de la prensa especializada.
A continuación les propongo una crónica aparecida en el periódico El Puntal, de la ciudad de Río Cuarto, en la que el reportero refleja de manera especial, cómo le impresionó uno de los conciertos que realizó Norge en esa localidad gaucha:
Norge Batista: intensa transparencia
Delicada síntesis de tradiciones diversas
De la deliciosa “invasión” de la música cubana de la que disfrutamos de un tiempo a esta parte, con visitas que muestran la riqueza y variedad de ese espacio creativo, la de Norge Batista que se da por estos días en Río Cuarto resulta claramente destacada.
Entre otras cosas porque es la que más claramente remite a la primigenia trova cubana, exponente primera de esa riqueza que encuentra en el empuje rítmico un elemento unificador de gran potencia a partir del cual trabajar diferentes elementos expresivos.
Parte de un programa de difusión “nacido en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y que tiene a la Argentina como uno de los puntos principales”, esta visita ha permitido descubrir a un creador con voz propia.
“Para nosotros ese es un gran desafío porque tenemos puntos referenciales muy fuertes, tanto en los movimientos originales que vienen de antes de la Revolución, como de la llamada nueva trova, de la que Silvio y Pablo son los nombres principales pero que tiene muchos otros grandes exponentes”, di¬ce.
Y esa fuente de inspiración la encuentra Norge Batista en su propia historia familiar: “Yo vivo en el Oriente de Cuba donde tiene una impronta muy fuerte la música tradicional, y eso me lo transmitieron mi abuelo, que tocaba el tres, y mi padre, que es periodista pe¬ro siem¬pre ha sido aficionado al canto”.
El resultado de esa influencia es un estilo que deja oír claramente los perfiles del son o la guaracha, siempre asomando sus secuencias tradicionales por entre los colores más actuales, esa tendencia “cancionística” que exploró con una notable riqueza la nueva trova.
Ese enfoque cruzado determina un sonido muy particular en la música de Norge Batista, un sabor que lo identifica aunque la tesitura y la colocación de la voz, remitan fuertemente al “silvismo”, esa forma quebrada de impostar y de frasear que se ha apoderado fuertemente de nuestros oídos.
En ese universo de cruce, Batista crea sus propias obras de fineza intimista, enfoca desde allí su visión del entorno social en el que se desarrollan sus “historias de tres minutos”, que encuentran su tono en una poética exquisita¬mente sencilla, de figuras directas más que de aliento metafórico.
Temas como “Lucía”, dedicado a su hija, o las bellísimas “Adolescencia” y “Búscame adentro” definen claramente ese estilo poético en el que la ternura avasallante aparece con una naturalidad, una espontaneidad, que desarma. Y que se completa en su toque de guitarra, seco y exquisitamente complementario.
La suya es una obra de secuencia emocional que renuncia a los golpes de efecto, aun cuando están al alcance de la mano, como en “Melodía oscura”, y delicada en su poder de sugestión para expresar un modo de estar en el mundo, ejemplificada con rara contundencia en la sutil “Fábula de José y Andrés”.
Apenas con su guitarra, interpretada con soltura pero sin afeites, y con un par de circunstanciales acompañamientos rítmicos, Norge Batista, que volverá a cantar en Río Cuarto esta semana, es capaz de transmitir una sinceridad emocional de gran riqueza musical y poética, notablemente grande en su sencillez.
R.S.
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