Toma de Las Tunas, golpe decisivo a la dominación española
Por Hernán Bosch
En 1897 Las Tunas constituía un estratégico punto de enlace entre importantes poblaciones y enclaves militares de la colonia en la Isla, como Camagüey, Holguín y Bayano.
Por ello, el general Calixto García, reconocido estratega en el ejército insurrecto cubano, decidió asaltar y tomar este asentamiento poblacional, que contaba con una sólida fortificación exterior e interior.
La batalla se inició el 28 de agosto del mencionado año y se extendió durante tres días de duros enfrentamientos, hasta que el día 30 el jefe de la dotación española en la plaza, comandante Javier Civera, ordenó la rendición de sus tropas.
El general García, en gesto humanitario, prometió y cumplió el respeto a las vidas de más de 200 prisioneros que hizo al terminar la batalla.
Los combatientes cubanos ocuparon cerca de mil 200 fusiles, 500 proyectiles de cañón e igual cifra de sables, entre otros pertrechos de guerra, además de una gran cantidad de medicamentos que luego servirían para montar un punto sanitario de las tropas insurrectas.
Pero, además de la importancia estratégica de esta victoria, hay algunos hechos interesantes desde el punto de vista histórico.
En el acontecimiento se estrenó un cañón de dinamita operado por José Martí y Zayas Bazán, hijo del Apóstol de la Independencia de Cuba.
Por coincidencias históricas, perdió la vida en el hecho Ángel de la Guardia Bello, quien acompañara a Martí cuando una avanzada española acabó con su vida en Dos Ríos.
Otro de los héroes de aquella epopeya fue Carlos García Vélez, hijo de Calixto, en tanto también sobresalió el brigadier Julián Santana, de origen canario, quien estaba responsabilizado con el aprovisionamiento de las tropas cubanas.
Eran momentos en que el occidente del país resistía el acoso de las fuerzas de la metrópoli, Gómez derrotaba en La Reforma a las mejores tropas del famoso general ibérico Weyler y Calixto García asaltaba plazas militares en Camagüey y Oriente.
La toma de Las Tunas y su posterior incendio para que no volviera a ser ocupada por el ejército español, constituyó, sin dudas, un importante aporte a la definitiva derrota del colonialismo en Cuba.
En 1897 Las Tunas constituía un estratégico punto de enlace entre importantes poblaciones y enclaves militares de la colonia en la Isla, como Camagüey, Holguín y Bayano.
Por ello, el general Calixto García, reconocido estratega en el ejército insurrecto cubano, decidió asaltar y tomar este asentamiento poblacional, que contaba con una sólida fortificación exterior e interior.
La batalla se inició el 28 de agosto del mencionado año y se extendió durante tres días de duros enfrentamientos, hasta que el día 30 el jefe de la dotación española en la plaza, comandante Javier Civera, ordenó la rendición de sus tropas.
El general García, en gesto humanitario, prometió y cumplió el respeto a las vidas de más de 200 prisioneros que hizo al terminar la batalla.
Los combatientes cubanos ocuparon cerca de mil 200 fusiles, 500 proyectiles de cañón e igual cifra de sables, entre otros pertrechos de guerra, además de una gran cantidad de medicamentos que luego servirían para montar un punto sanitario de las tropas insurrectas.
Pero, además de la importancia estratégica de esta victoria, hay algunos hechos interesantes desde el punto de vista histórico.
En el acontecimiento se estrenó un cañón de dinamita operado por José Martí y Zayas Bazán, hijo del Apóstol de la Independencia de Cuba.
Por coincidencias históricas, perdió la vida en el hecho Ángel de la Guardia Bello, quien acompañara a Martí cuando una avanzada española acabó con su vida en Dos Ríos.
Otro de los héroes de aquella epopeya fue Carlos García Vélez, hijo de Calixto, en tanto también sobresalió el brigadier Julián Santana, de origen canario, quien estaba responsabilizado con el aprovisionamiento de las tropas cubanas.
Eran momentos en que el occidente del país resistía el acoso de las fuerzas de la metrópoli, Gómez derrotaba en La Reforma a las mejores tropas del famoso general ibérico Weyler y Calixto García asaltaba plazas militares en Camagüey y Oriente.
La toma de Las Tunas y su posterior incendio para que no volviera a ser ocupada por el ejército español, constituyó, sin dudas, un importante aporte a la definitiva derrota del colonialismo en Cuba.
(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)
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