lunes, diciembre 07, 2009

A 40 años de una singular experiencia
La prensa de Las Tunas en la zafra del 70
El periodismo tunero, con 150 años de historia, es rico en la cobertura a disímiles acontecimientos, desde la guerrita conocida por La Chambelona, hasta el acontecer de medio siglo de libertad y justicia tras el victorioso primero de enero de 1959.
Los periódicos locales, encabezados por el decano del siglo XX en esta comarca, El Eco de Tunas, reflejaron el quehacer de esta comunidad, pero siempre con las limitaciones propias de la cacareada libertad de prensa burguesa, presta a censurar cualquier señalamiento que pudiera perjudicar los intereses de los politiqueros de turno o de sus amos, los vecinos del norte.
La prensa revolucionaria, el periodismo de nuevo tipo, llegó el 17 de mayo de 1963, con la fundación del semanario El Trabajador, el único periódico del país que se mantuvo poco menos de dos años gracias al trabajo voluntario, sin un solo periodista profesional.
En el contexto de la nueva sociedad, por la necesidad de defender la Revolución en la compleja batalla de las ideas, la prensa de nuevo tipo en Las Tunas, acumula mucha experiencia, no solo en los periódicos, sino en los noticieros de radio, cuyo ejemplo más notorio está el de Radio Circuito y Radio Puerto Padre, hoy Victoria y Libertad.
Pero la más singular experiencia comenzó hace 40 años, el 17 de noviembre de 1969, con la arrancada de la Zafra de los 10 millones en el central Perú, del municipio de Jobabo y que se consolidó desde el punto de vista organizativo, en diciembre.
El continuador de El Trabajador como órgano informativo de la región Tunas-Puerto Padre, fue Mochas y Caña, el cual quedó solo para el territorio puertopadrense, por cuanto la estrategia para la gran contienda azucarera, determinó que en vez de una, existieran dos estructuras regionales en esta zona, clave en los objetivos generales por contar con cuatro grandes colosos.
Es así que surge la región Puerto Padre con los centrales Argelia Libre, Antonio Guiteras y Jesús Menéndez, y se funda la de Tunas, en la cual está enclavado el coloso Perú, sometido a una gran inversión para elevar a 750 mil arrobas su norma de molida diaria.
Nació así el semanario El Forjador, que sería el órgano informativo de esta nueva región. Su primer número vio la luz el 16 de abril de 1969 en la imprenta El Mundo, de Jobabo, por que su sede, la misma que tuvo El Eco de Tunas, estaba sometida a una reparación capital.
Por la importancia del trabajo de información y propaganda en el esfuerzo por lograr los 10 millones de toneladas de azúcar, se determinó trasladar el personal y todos los equipos del periódico para unos albergues construidos junto a la planta de maceración Makenaf-II, en Jobabo, a fin de editar no solo el periódico, sino los partes diarios de la marcha de la zafra.
Fue una experiencia inolvidable. El colectivo de periodistas y personal de imprenta, incluido este reportero, asumió con mucha responsabilidad la tarea, no solo de garantizar la salida del semanario, sino de ayudar en la confección del parte diario y de su cotidiana distribución junto con los periódicos Sierra Maestra, Granma y Juventud Rebelde.
En este esfuerzo sirvió de mucho que se nos asignaran bicicletas, medio ideal para los largos recorridos hasta los campamentos de macheteros, en horas de la madrugada. Esta tarea se unió a la elaboración de trabajos para el periódico oriental y los de circulación nacional, además del aporte, mocha en mano, de 250 en movilizaciones de cada semana, casi siempre sábados o domingos.
Mientras tanto, en la región de Puerto Padre, siguió circulando el semanario Mochas y Caña, pero se creó un boletín diario con el nombre de VAN, en cuya tarea, los periodistas de esa parte de la actual provincia tunera, trabajaron noche y día, sin apenas descanso, en aras de garantizar una eficiente información sobre la gran epopeya de 1969-1970.
Los colectivos de ambas regiones tuvieron, igualmente, una participación importante en la salida del periódico Recta Final, el cual se editó cotidianamente para la zona norte de Oriente, en el esfuerzo extraordinario del cierre de la histórica contienda azucarera en pos de los 10 millones.
Aquella gesta es inolvidable y la experiencia, realmente única. El esfuerzo de casi 20 horas diarias fue vital en el fortalecimiento de nuestra conciencia revolucionaria, marcó el compromiso de la prensa de nuevo tipo con los trabajadores, con el pueblo, en busca de un objetivo común: construir el Socialismo en Cuba.

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