sábado, noviembre 26, 2011

Estadio Vidal: Templo del béisbol de Las Tunas en los años 30 y 40 del siglo 20







En la rica historia beisbolera de esta ciudad, capital actual de la oriental provincia de Las Tunas, tuvo una significación especial el estadio construido en la sabana del reparto Santo Domingo por un entusiasta del deporte en general y de la pelota en particular, José “El colorado” Vidal.
Las investigaciones no han `podido esclarecer la fecha exacta en la que se terminó de construir el modesto estadio, pero todas las referencias coinciden en ubicarla en el verano del año 1937, cuando la efervescencia beisbolera era tal que había terrenos abiertos en diferentes zonas de la ciudad y su periferia.
Después de la desaparición de la Glorieta San Carlos, víctima de los vientos del ciclón de Santa Cruz en 1932, la amplia sabana que dio cobija al reparto Santo Domingo, volvió a ser el centro de la actividad del deporte de las bolas y los strikes.
Ya para ese entonces, en la pequeña ciudad de Victoria de Las Tunas, había una buena cantidad de jugadores de calidad probada y se conformó un plantel que se enfrentaba con posibilidades muy parejas a las más connotadas novenas amateurs de la parte oriental del país y, hasta selecciones de atletas profesionales que, al término de cada temporada de la Liga Invernal, realizaban giras por estadios del interior.
Ante esa efervescencia, José Vidal se decidió a construir el estadio que asumió su nombre y que estaba situado en el espacio que delimitan hoy las calles Ciro Redondo, Adolfo Villamar, Maceo y Josué País.
El jon estaba ubicado en un espacio cercano a la esquina de “Ciro Redondo” y “Adolfo Villamar”, tenía cercas de las llamadas costaneras de madera dura, puntiagudas en su extremo y aunque no desde el inicio, llegó a contar con una pequeña grada techada de guano para unas 500 personas a lo sumo.
Por la cercanía existente entre las calles que lo flanqueaban, es decir, Adolfo Villamar y Maceo, tenía forma rectangular, por lo que hacia el jardín derecho era muy corto, con apenas unos 260 pies, lo cual obligó a establecer una regla especial: por el franco RF la conexión que rebasara los límites era considerado doblete por regla. A la derecha de la raya de foul, más cargado hacia el centro, había una flecha encargada de especificar que, a partir de ese lugar, los batazos adquirían categoría de jonrón.
La más larga dimensión del estadio era, por supuesto, el franco jardín central, donde la convergencia entre las actuales calles Maceo y Josué País, se ubicaba a más de 400 pies; en tanto por el bosque izquierdo la distancia era de aproximadamente 330.
Aquella modesta instalación fue el templo del que es considerado por la mayoría, como el mejor equipo de béisbol amateur de Victoria de Las Tunas en la primera mitad del siglo XX.
En aquella novena militaron jugadores que no solo brillaron en los torneos amateurs, sino en la pelota profesional, como son los casos de Cléveland “Chiflán” Clark (foto de la derecha), Manuel “El Chino” Hidalgo (foto de la izquierda), el camagüeyano Lengüita Fernández, los hermanos bayameses Carlos y Heberto Blanco; Manuel “Manolón” Ramírez y René “Tata” Solís.
Otras figuras de mucha valía que, sin llegar al profesionalismo, tuvieron una reconocida trayectoria en su patio y en otros territorios del país, como Enrique “Kike” Torres, Alcinoel “Cuadrao” Diéguez, Carlos y Vicente Rey, Aquiles González, Froilán “Lungo” Suárez, Arsenio Solís, Juan Batista, Armando Oms, Ricardo “Chino viejo” Hidalgo, Ángel Castellanos y Aníbal Aponte.
El estadio Vidal fue testigo de memorables duelos entre el equipo local y las selecciones militares de los Regimientos número uno Antonio Maceo, de Santiago de Cuba y del Leoncio Vidal, de Santa Clara; además de otras poderosas escuadras de centrales azucareros de Oriente y Camagüey, fundamentalmente.
Los aficionados tuneros de aquella época vieron defender los colores de su novena a luminarias cubanas como Roberto Ortiz, su hermano Oliverio y otros destacados jugadores rentados, invitados de refuerzo para enfrentar a conjuntos de peloteros profesionales como Las estrellas de Santos Amaro, derrotados más de una vez en buena lid.
Al calor de aquella verdadera fiebre de béisbol, se forjaron los jóvenes jugadores que, a partir de 1947, animaron los torneos locales en el estadio municipal construido a instancias del alcalde de la ciudad, el inolvidable José “Pepillo” Hernández Cruz, en los terrenos donados por el señor “Chicho” Velázquez.
Con la nueva instalación, muy amplia y cercada de mampostería, desapareció el estadio Vidal, sin que por ello nadie amante del béisbol en la ciudad, lo olvidara; porque esa etapa quedó sembrada en el corazón del pueblo que admiró y respetó, profundamente, aquella generación de peloteros.
Sobre la significación del nuevo estadio y de los jugadores que mantuvieron en alto la calidad del béisbol en esta ciudad y en la actual provincia de Las Tunas, versará un trabajo posterior sobre la historia del deporte en este territorio y de la pelota en particular.










Etiquetas: Segundo estaedio en la ciudad de Las Tunas, sede del mejor equipo local de la república neocolonial, célebres duelos con profgesionales y amateurs, Chiflán Clark, Kike Torres, carlos y Vicente Rey, Aquiles González, Chino Hidalgo, Manolón Ramírez, el zurdo Juan Batista, Armando Oms, Lungo Suárez, Cuadrao Diéguez, Roberto y Olivero Ortiz, Lengüita Fernández, Carlos y Heberto Blanco fueron peloteros rentados que jugaron en al estadio Vidal reforzando a la novena de casa.

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