Considero que brillante es el mejor calificativo que tiene la actuación de los atletas cubanos en la recién concluida fiesta continental de Guadalajara, México, con la cual esta Isla caribeña, bloqueada y constantemente amenazada por las más poderosas fuerzas del mundo, se ratificó como la segunda potencia deportiva de América.
La delegación cubana, que respeta mucho estos Juegos, al igual que a los Centroamericanos y del Caribe, fue una muestra de lo que puede hacer un pueblo amante de la paz y de la justicia, ejemplo de patriotismo, frente al líder del deporte mundial, Estados Unidos y ante otros países hermanos ricos y de economía ascendente como Canadá y Brasil y de una sede, México, que pudo conseguir su mejor actuación de la historia; todos con inmensa superioridad en número de habitantes.
Es cierto que la prepotencia de Estados Unidos y su intención de humillar a sus vecinos más cercanos, a quienes odia y desprecia, siempre lo ha llevado a no respetar estos Juegos, por lo que no asiste con sus grandes estrellas; pero como dijera Alberto Juantorena en La Habana-1991, “ellos tienen derecho a participar, sus representantes son bienvenidos, pero nos subestimaron y perdieron legal. Ese es su problema…”
Los cubanos asistimos con todo y la delegación viajó a Guadalajara por el segundo lugar, siempre con la mente puesta en la resistencia que podían recibir de los fraternos hermanos de Nuestra América, especialmente Brasil, México y Canadá. Con ese espíritu saltaron los hijos de la tierra de José Martí y Fidel Castro a los escenarios de competencia para ganarse el reconocimiento de un público que los apoyó de manera absoluta.
La hazaña del atletismo, con su gran cosecha de 18 títulos y nueve récords panamericanos; de la actuación casi perfecta de la lucha y el judo, los aportes del taewondo, las pesas, el kárate, los remos y el canotaje, determinaron que Cuba siga rompiendo el bloqueo en esta esfera como en otras y sus representantes suplen, con entereza y patriotismo extraordinarios, la carencia de fogueo internacional adecuado, de la mayoría de los equipos e implementos necesarios.
Nuestras estrellas ratificaron su condición: Dayron Robles (110 metros con vallas), Leonel Suárez (decatlón), Alexis Copello (triple salto), Guillermo Martínez (lanzamiento de la jabalina entre los hombres) Yarelis Barrios (disco femenino), Misleydis González (bala femenina) y Yipsi Moreno (martillo para mujeres), pero otros jóvenes que han ido escalando posiciones a nivel planetario se comportaron como los grandes.
Son inolvidables las actuaciones de los noveles garrochistas Yarisley Silva y Gustavo Borges, los dos con nuevas cotas continentales y la primera con su victoria sobre la brasileña Murer, campeona mundial en Daewoo, Corea del Sur. Y qué decir del regreso triunfal de Adriana Muñoz que tras varios años alejada por lesiones, fue capaz de ganar el doblete en 800 y mil 500 metros planos; además del récord inesperado de Omar Cisneros en los 400 con vallas.
Los boxeadores ganaron los nueve títulos posibles, aunque oficialmente son ocho, gracias al increíble despojo de que fue víctima Yosvani Veitía frente al mexicano Joselito Velázquez, quien recibió el beneficio arbitral desde los cuartos de final, etapa en la cual fue superado por el dominicano Anthony Ortiz; en tanto que luchadores, yudocas, karatecas y taekwondocas, hacían vibrar de emoción a los cubanos de San Antonio a Maisí.
Hánzer García dio una nota espectacular con su medalla de plata en los l00 metros estilo libre, de la natación, detrás del fenómeno César Cielo Filho, de Brasil y las muchachas del ciclismo en la ruta, encabezadas por la jovencita manzanillera, Arlenis Sierra, coparon el podio de premiaciones, un resultado inédito en la historia de las citas continentales.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas en ls lid organizada por la hermosa ciudad de Guadalajara, capital de Jalisco, en México. Los deportes colectivos dejaron mucho que desear, especialmente el béisbol, que perdió el último gran título de su vitrina, después de 10 coronas consecutivas desde Cali-71 hasta Río de Janeiro-07, mientras que el voleibol, en ambas ramas, no pudo con el síndrome de Brasil, como ocurría a los varones en la década del 90 del siglo pasado, cuando tenía enfrente a la sexteta de Italia.
Habrá que seguir superándose, deberá profundizarse en las estrategias para atemperarse a la realidad del deporte mundial en estos tiempos de comercialización desmedida de la actividad física, porque la política en esta esfera necesita ser cambiada para cumplir con el concepto de Revolución. Hay que adaptarse a la realidad universal de la actualidad o de lo contrario, nos quedaremos atrás.
Nuestro deporte mantiene su condición de segunda potencia de América, pero es preciso pensar de forma realista en que, dentro de cuatro años, en Toronto, Canadá, la tarea volverá a ser muy difícil, lo cual demanda una mejor preparación y constante roce con los más destacados del mundo y especialmente de América, en cada una de las disciplinas.
De momento, los cubanos estamos orgullosos de nuestros deportistas y no solo por su entrega y su patriotismo a toda prueba, sino por su disciplina y caballerosidad, virtudes que les permitieron ganar el cariño entrañable de la afición en todas las instalaciones.
Y es nuestro deber reconocer la calidad extraordinaria de estos Juegos, en todos los sentidos, y el cariño de los cuates de Jalisco, que hizo sentir a los cubanos como locales junto a México, por supuesto. Por todo lo bueno que se vivió en esta Fiesta de América, muchas gracias y ¡Felicidades, Guadalajara!
La delegación cubana, que respeta mucho estos Juegos, al igual que a los Centroamericanos y del Caribe, fue una muestra de lo que puede hacer un pueblo amante de la paz y de la justicia, ejemplo de patriotismo, frente al líder del deporte mundial, Estados Unidos y ante otros países hermanos ricos y de economía ascendente como Canadá y Brasil y de una sede, México, que pudo conseguir su mejor actuación de la historia; todos con inmensa superioridad en número de habitantes.
Es cierto que la prepotencia de Estados Unidos y su intención de humillar a sus vecinos más cercanos, a quienes odia y desprecia, siempre lo ha llevado a no respetar estos Juegos, por lo que no asiste con sus grandes estrellas; pero como dijera Alberto Juantorena en La Habana-1991, “ellos tienen derecho a participar, sus representantes son bienvenidos, pero nos subestimaron y perdieron legal. Ese es su problema…”
Los cubanos asistimos con todo y la delegación viajó a Guadalajara por el segundo lugar, siempre con la mente puesta en la resistencia que podían recibir de los fraternos hermanos de Nuestra América, especialmente Brasil, México y Canadá. Con ese espíritu saltaron los hijos de la tierra de José Martí y Fidel Castro a los escenarios de competencia para ganarse el reconocimiento de un público que los apoyó de manera absoluta.
La hazaña del atletismo, con su gran cosecha de 18 títulos y nueve récords panamericanos; de la actuación casi perfecta de la lucha y el judo, los aportes del taewondo, las pesas, el kárate, los remos y el canotaje, determinaron que Cuba siga rompiendo el bloqueo en esta esfera como en otras y sus representantes suplen, con entereza y patriotismo extraordinarios, la carencia de fogueo internacional adecuado, de la mayoría de los equipos e implementos necesarios.
Nuestras estrellas ratificaron su condición: Dayron Robles (110 metros con vallas), Leonel Suárez (decatlón), Alexis Copello (triple salto), Guillermo Martínez (lanzamiento de la jabalina entre los hombres) Yarelis Barrios (disco femenino), Misleydis González (bala femenina) y Yipsi Moreno (martillo para mujeres), pero otros jóvenes que han ido escalando posiciones a nivel planetario se comportaron como los grandes.
Son inolvidables las actuaciones de los noveles garrochistas Yarisley Silva y Gustavo Borges, los dos con nuevas cotas continentales y la primera con su victoria sobre la brasileña Murer, campeona mundial en Daewoo, Corea del Sur. Y qué decir del regreso triunfal de Adriana Muñoz que tras varios años alejada por lesiones, fue capaz de ganar el doblete en 800 y mil 500 metros planos; además del récord inesperado de Omar Cisneros en los 400 con vallas.
Los boxeadores ganaron los nueve títulos posibles, aunque oficialmente son ocho, gracias al increíble despojo de que fue víctima Yosvani Veitía frente al mexicano Joselito Velázquez, quien recibió el beneficio arbitral desde los cuartos de final, etapa en la cual fue superado por el dominicano Anthony Ortiz; en tanto que luchadores, yudocas, karatecas y taekwondocas, hacían vibrar de emoción a los cubanos de San Antonio a Maisí.
Hánzer García dio una nota espectacular con su medalla de plata en los l00 metros estilo libre, de la natación, detrás del fenómeno César Cielo Filho, de Brasil y las muchachas del ciclismo en la ruta, encabezadas por la jovencita manzanillera, Arlenis Sierra, coparon el podio de premiaciones, un resultado inédito en la historia de las citas continentales.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas en ls lid organizada por la hermosa ciudad de Guadalajara, capital de Jalisco, en México. Los deportes colectivos dejaron mucho que desear, especialmente el béisbol, que perdió el último gran título de su vitrina, después de 10 coronas consecutivas desde Cali-71 hasta Río de Janeiro-07, mientras que el voleibol, en ambas ramas, no pudo con el síndrome de Brasil, como ocurría a los varones en la década del 90 del siglo pasado, cuando tenía enfrente a la sexteta de Italia.
Habrá que seguir superándose, deberá profundizarse en las estrategias para atemperarse a la realidad del deporte mundial en estos tiempos de comercialización desmedida de la actividad física, porque la política en esta esfera necesita ser cambiada para cumplir con el concepto de Revolución. Hay que adaptarse a la realidad universal de la actualidad o de lo contrario, nos quedaremos atrás.
Nuestro deporte mantiene su condición de segunda potencia de América, pero es preciso pensar de forma realista en que, dentro de cuatro años, en Toronto, Canadá, la tarea volverá a ser muy difícil, lo cual demanda una mejor preparación y constante roce con los más destacados del mundo y especialmente de América, en cada una de las disciplinas.
De momento, los cubanos estamos orgullosos de nuestros deportistas y no solo por su entrega y su patriotismo a toda prueba, sino por su disciplina y caballerosidad, virtudes que les permitieron ganar el cariño entrañable de la afición en todas las instalaciones.
Y es nuestro deber reconocer la calidad extraordinaria de estos Juegos, en todos los sentidos, y el cariño de los cuates de Jalisco, que hizo sentir a los cubanos como locales junto a México, por supuesto. Por todo lo bueno que se vivió en esta Fiesta de América, muchas gracias y ¡Felicidades, Guadalajara!
Etiquetas: Cuba, segunda potencia deportiva de América, Estados Unidos, Brasil, México, Canadá, Difícil tarea para Toronto, necesidad de adaptarse a la comercialización del deporte, Profundizar en deportes colectivos, la hazaña del atletismo con 18 oros y nueve récords continentales, Gracias Guadalajara, una fiesta continental extraordinaria
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