El ejemplo de mi país
Es lamentable y enoja en grado superlativo observar en diferentes medios del mundo, la forma en que se ataca a esta pequeña isla en medio del Caribe y se le califica con los peores epítetos, cuando en la realidad es uno de los más grandes ejemplos de cuánto es capaz de hacerse a favor de las mayorías y cuál es el verdadero camino que se debe transitar para salvar a la humanidad.
Los días que viven hoy los cubanos son el más grande ejemplo de cuánto es capaz de hacer un pueblo unido, hermanado en la lucha común por una sociedad de todos y para el bien de todos como la soñara el Héroe Nacional José Martí.
Prácticamente todo el país fue afectado por el paso del huracán Gustav, pero su furia natural se ensañó con el municipio especial de la Isla de la Juventud y la provincia de Pinar del Río, territorios devastados por vientos con rachas que alcanzaron los 390 kilómetros por hora.
Pero, mientras en otros lugares del Caribe, decenas de personas perecieron por causa de su paso, Gustav no cobró una sola vida en esta Isla, cuya población está protegida por un efectivo y bien organizado sistema de Defensa Civil que garantiza, además, la preservación de importantes recursos materiales.
Mientras en otras partes del mundo los desastres naturales provocan que cientos de miles de familias, millones de personas queden abandonadas a su suerte; en Cuba, este país atacado, calumniado, calificado de antidemocrático; cada ciudadano sabe que será auxiliado, que más temprano que tarde; las pérdidas serán resarcidas y su existencia retornará a la normalidad.
El golpe fue violento, tan fuerte como una explosión nuclear, según hizo constar en una de sus atinadas reflexiones nuestro eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz; el esfuerzo requerirá de enormes recursos materiales y financieros; de mucho trabajo y de tiempo, de muchos meses, quizás de años; pero nadie será olvidado.
La unidad del pueblo en torneo a su Gobierno y a su único Partido, el Comunista; es garantía de victoria en esta nueva adversidad, una más entre las tantas que enfrentó y enfrenta Cuba, sometida al más feroz bloqueo económico y financiero de la historia, exacerbado a partir del derrumbe del Campo Socialista y la desintegración de la Unión Soviética.
Esa unidad, esa hermandad que hace de todo el país una sola familia, es lo que hoy puede calificarse de un ciclón solidario, capaz de barrer con la destrucción y hacer que los pueblos, las instalaciones, las casas comiencen a florecer y nadie duda que desde los escombros surgirán, ya surgen, jardines que borren las huellas destructoras de las ciegas fuerzas de la naturaleza.
Lo que pasa ahora en Cuba, ese enorme hervidero de gentes de todo el país que trabaja en apoyo a sus hermanos siniestrados, solo es posible por la existencia de una Revolución, de una sociedad justa y equitativa, en la cual la suerte del más simple ciudadano cuenta. Eso es lo que le duele a los enemigos, eso es lo que hace rabiar al imperio y a sus aliados.
La verdad de lo que está pasando en esta Isla de la Libertad no le interesa a los grandes medios de comunicación, controlados por las fuerzas del mal y dedicados a mentir deliberadamente; pero siempre habrá manera de que el mundo sepa cómo mi país es capaz de seguir adelante y frente a ciclones de viento y agua, responder con ciclones de trabajo, solidaridad y justicia, para consolidarse como ejemplo de lo que necesitan los desposeídos de la Tierra.
Es lamentable y enoja en grado superlativo observar en diferentes medios del mundo, la forma en que se ataca a esta pequeña isla en medio del Caribe y se le califica con los peores epítetos, cuando en la realidad es uno de los más grandes ejemplos de cuánto es capaz de hacerse a favor de las mayorías y cuál es el verdadero camino que se debe transitar para salvar a la humanidad.
Los días que viven hoy los cubanos son el más grande ejemplo de cuánto es capaz de hacer un pueblo unido, hermanado en la lucha común por una sociedad de todos y para el bien de todos como la soñara el Héroe Nacional José Martí.
Prácticamente todo el país fue afectado por el paso del huracán Gustav, pero su furia natural se ensañó con el municipio especial de la Isla de la Juventud y la provincia de Pinar del Río, territorios devastados por vientos con rachas que alcanzaron los 390 kilómetros por hora.
Pero, mientras en otros lugares del Caribe, decenas de personas perecieron por causa de su paso, Gustav no cobró una sola vida en esta Isla, cuya población está protegida por un efectivo y bien organizado sistema de Defensa Civil que garantiza, además, la preservación de importantes recursos materiales.
Mientras en otras partes del mundo los desastres naturales provocan que cientos de miles de familias, millones de personas queden abandonadas a su suerte; en Cuba, este país atacado, calumniado, calificado de antidemocrático; cada ciudadano sabe que será auxiliado, que más temprano que tarde; las pérdidas serán resarcidas y su existencia retornará a la normalidad.
El golpe fue violento, tan fuerte como una explosión nuclear, según hizo constar en una de sus atinadas reflexiones nuestro eterno Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz; el esfuerzo requerirá de enormes recursos materiales y financieros; de mucho trabajo y de tiempo, de muchos meses, quizás de años; pero nadie será olvidado.
La unidad del pueblo en torneo a su Gobierno y a su único Partido, el Comunista; es garantía de victoria en esta nueva adversidad, una más entre las tantas que enfrentó y enfrenta Cuba, sometida al más feroz bloqueo económico y financiero de la historia, exacerbado a partir del derrumbe del Campo Socialista y la desintegración de la Unión Soviética.
Esa unidad, esa hermandad que hace de todo el país una sola familia, es lo que hoy puede calificarse de un ciclón solidario, capaz de barrer con la destrucción y hacer que los pueblos, las instalaciones, las casas comiencen a florecer y nadie duda que desde los escombros surgirán, ya surgen, jardines que borren las huellas destructoras de las ciegas fuerzas de la naturaleza.
Lo que pasa ahora en Cuba, ese enorme hervidero de gentes de todo el país que trabaja en apoyo a sus hermanos siniestrados, solo es posible por la existencia de una Revolución, de una sociedad justa y equitativa, en la cual la suerte del más simple ciudadano cuenta. Eso es lo que le duele a los enemigos, eso es lo que hace rabiar al imperio y a sus aliados.
La verdad de lo que está pasando en esta Isla de la Libertad no le interesa a los grandes medios de comunicación, controlados por las fuerzas del mal y dedicados a mentir deliberadamente; pero siempre habrá manera de que el mundo sepa cómo mi país es capaz de seguir adelante y frente a ciclones de viento y agua, responder con ciclones de trabajo, solidaridad y justicia, para consolidarse como ejemplo de lo que necesitan los desposeídos de la Tierra.
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