En Bolivia
La fiera herida se revuelve
La hermana Bolivia vive momentos decisivos de su historia. Las fuerzas de la reacción están desesperadas porque saben que el pueblo, el real dueño de las riquezas del país, el mismo explotado, despreciado por siglos; se levanta para recuperar sus derechos ancestrales.
Lo que pasa hoy en la tierra de los quechuas, los aymaras y otras tantas etnias, gobernada ahora por uno de sus más dignos representantes, el indio Evo Morales; no es otra cosa que la respuesta de los ladrones y explotadores de siempre, vendidos al imperialismo yanqui; temerosos de perder sus privilegios.
Cuando leo las noticias que llegan constantemente a través de las agencias internacionales de prensa, recuerdo lo sucedido en Cuba durante los primeros años del triunfo de la Revolución, cuando la burguesía, los terratenientes y los representantes de las empresas extranjeras, lo intentaron todo para evitar la victoria popular.
De la misma manera que a lo largo de nuestra isla los enemigos quemaron cañaverales, escuelas, sabotearon industrias y sembraron de bandidos las montañas para preservar sus privilegios, en Bolivia el imperialismo exacerba los odios contra los afanes de independencia de un pueblo entero.
A los enemigos de Bolivia se les terminan los medios políticos, “pacíficos” para tratar de revertir el proceso de cambios radicales que encauza el gobierno de Evo Morales. Perdieron el referendo revocatorio y saben que la Nueva Constitución será aprobada por la mayoría del voto popular.
Ante esa situación de ofensiva de las fuerzas que apuestan por el cambio radical, por el rescate del patrimonio económico del país; los vendepatrias, los que se enriquecieron a costa de la entrega de las riquezas a las transnacionales de todo el mundo, especialmente a las de Estados Unidos; se revuelven cual fieras heridas y lanzan zarpazos a diestra y siniestra.
Todos recordamos lo que sucedió en Chile y cómo por la traición de las Fuerzas Armadas, encabezadas por Augusto Pinochet, fue asesinado el presidente Salvador Allende y destruido el proyecto socialista de la Unidad Popular, aquel infausto 11 de septiembre de 1973.
Pero los pueblos aprenden las lecciones de la historia y las fuerzas reaccionarias de Bolivia se estrellan y se estrellarán frente a un pueblo que despertó de su letargo de siglos y está dispuesto a defender, hasta con los dientes, su derecho a ser libre e independiente; a compartir con sus hermanos de América para, juntos, terminar la obra de Bolívar, de Martí, de Sucre, San Martín, Juárez y tantos próceres que se inmolaron por la Patria Grande.
Como en Cuba, cuando el pueblo aplastó a los gusanos y proclamó el carácter socialista de la Revolución, o como en Venezuela, donde el torrente bajado de los cerros acabó con el intento de golpe de estado y devolvió a su presidente Chávez al Palacio de Miraflores; los bolivianos, con Evo a la cabeza; sabrán defender su derecho a la vida.
Los señores del dinero y la opulencia; de los privilegios y la impunidad que reinó en Bolivia hasta el triunfo electoral de Evo Morales; van a seguir pataleando, no aceptarán, por lógica, que el pueblo disponga de los recursos del país; pero recibirán las respuestas contundentes a través de los instrumentos legales y las sanciones podrán ser muy severas si continúan atentando contra el patrimonio nacional.
En última instancia; el apoyo de las fuerzas imperiales a estas actividades anticonstitucionales, la desesperación de los politiqueros y de los que se enriquecieron a costa de la miseria del pueblo; no es más que la prueba fehaciente en manos de los desposeídos de Bolivia, de que la defensa al proeceso liberador es el único camino posible.
La fiera herida se revuelve
La hermana Bolivia vive momentos decisivos de su historia. Las fuerzas de la reacción están desesperadas porque saben que el pueblo, el real dueño de las riquezas del país, el mismo explotado, despreciado por siglos; se levanta para recuperar sus derechos ancestrales.
Lo que pasa hoy en la tierra de los quechuas, los aymaras y otras tantas etnias, gobernada ahora por uno de sus más dignos representantes, el indio Evo Morales; no es otra cosa que la respuesta de los ladrones y explotadores de siempre, vendidos al imperialismo yanqui; temerosos de perder sus privilegios.
Cuando leo las noticias que llegan constantemente a través de las agencias internacionales de prensa, recuerdo lo sucedido en Cuba durante los primeros años del triunfo de la Revolución, cuando la burguesía, los terratenientes y los representantes de las empresas extranjeras, lo intentaron todo para evitar la victoria popular.
De la misma manera que a lo largo de nuestra isla los enemigos quemaron cañaverales, escuelas, sabotearon industrias y sembraron de bandidos las montañas para preservar sus privilegios, en Bolivia el imperialismo exacerba los odios contra los afanes de independencia de un pueblo entero.
A los enemigos de Bolivia se les terminan los medios políticos, “pacíficos” para tratar de revertir el proceso de cambios radicales que encauza el gobierno de Evo Morales. Perdieron el referendo revocatorio y saben que la Nueva Constitución será aprobada por la mayoría del voto popular.
Ante esa situación de ofensiva de las fuerzas que apuestan por el cambio radical, por el rescate del patrimonio económico del país; los vendepatrias, los que se enriquecieron a costa de la entrega de las riquezas a las transnacionales de todo el mundo, especialmente a las de Estados Unidos; se revuelven cual fieras heridas y lanzan zarpazos a diestra y siniestra.
Todos recordamos lo que sucedió en Chile y cómo por la traición de las Fuerzas Armadas, encabezadas por Augusto Pinochet, fue asesinado el presidente Salvador Allende y destruido el proyecto socialista de la Unidad Popular, aquel infausto 11 de septiembre de 1973.
Pero los pueblos aprenden las lecciones de la historia y las fuerzas reaccionarias de Bolivia se estrellan y se estrellarán frente a un pueblo que despertó de su letargo de siglos y está dispuesto a defender, hasta con los dientes, su derecho a ser libre e independiente; a compartir con sus hermanos de América para, juntos, terminar la obra de Bolívar, de Martí, de Sucre, San Martín, Juárez y tantos próceres que se inmolaron por la Patria Grande.
Como en Cuba, cuando el pueblo aplastó a los gusanos y proclamó el carácter socialista de la Revolución, o como en Venezuela, donde el torrente bajado de los cerros acabó con el intento de golpe de estado y devolvió a su presidente Chávez al Palacio de Miraflores; los bolivianos, con Evo a la cabeza; sabrán defender su derecho a la vida.
Los señores del dinero y la opulencia; de los privilegios y la impunidad que reinó en Bolivia hasta el triunfo electoral de Evo Morales; van a seguir pataleando, no aceptarán, por lógica, que el pueblo disponga de los recursos del país; pero recibirán las respuestas contundentes a través de los instrumentos legales y las sanciones podrán ser muy severas si continúan atentando contra el patrimonio nacional.
En última instancia; el apoyo de las fuerzas imperiales a estas actividades anticonstitucionales, la desesperación de los politiqueros y de los que se enriquecieron a costa de la miseria del pueblo; no es más que la prueba fehaciente en manos de los desposeídos de Bolivia, de que la defensa al proeceso liberador es el único camino posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario