martes, septiembre 23, 2008

Hace 135 años
De cuando Antonio Maceo copó a El Chato
En el año 1873, el quinto de la lucha por la independencia iniciada el 10 de octubre de 1868, las fuerzas del Ejército Libertador obtenían resonantes victorias en el territorio oriental, en el cual los principales jefes mambises hacían trizas a los entorchados oficiales de las armas colonialistas.
Entre los oficiales que más sobresalía en los campos de batalla orientales, estaba Antonio Maceo Grajales, quien ganó los ascensos a golpe de machete en la manigua redentora, el último de ellos que lo convirtió en Brigadier, firmado por el presidente Carlos Manuel de Céspedes, el 8 de junio.
El valiente oficial, bautizado con el sobrenombre de El Titán de Bronce, siguió paseando el machete mambí por todo el departamento oriental y son conocidas sus acciones triunfales a mediados de septiembre, cuando se desplazó con una parte de la infantería guantanamera, a una concentración de fuerzas ordenada por el Mayor General Calixto García Iñiguez.
Reunida una considerable tropa cubana en los territorios que hoy limitan a los territorios de Holguín y Las Tunas, junto al río Santa María, del actual municipio de Jesús Menéndez; el 24 de septiembre se esperó a un fuerte contingente enemigo.
Las fuerzas españolas, que estaban dirigidas por el bravo coronel Ángel Gómez Diéguez, conocido por El Chato; perseguían a una patrulla mambisa de reconocimiento.
Los “panchos”, en su afán de dar alcance a la pequeña partida, cuando se percataron ya se habían encontrado de frente con el grueso de los hombres de Calixto García y la batalla, que duró apenas tres horas, fue en extremo violenta.
Aproximadamente a la 1:00 de la tarde, los 200 españoles que estaban ilesos se dieron a la fuga y abandonaron en el campo a unos 300 muertos y heridos, entre ellos su propio jefe, quien cayó prisionero y murió unas horas después.
En el combate, conocido en la historia como Copo de El Chato, se distinguieron las fuerzas al mando del Brigadier Antonio Maceo, sobre todo el comandante Miguel Maceo.
La acción permitió a las fuerzas libertadoras obtener un valioso botín que incluyó 300 fusiles, 30 mil balas, un botiquín completo con dos estuches de cirugía, carretas, caballos y mulos.
Fuente: Antonio Maceo, apuntes para una historia de su vida, tomo I; de José Luciano Franco. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975

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