miércoles, mayo 13, 2009

Dice adiós una estrella del deporte para discapacitados
Las Tunas, Cuba.- Durante más de una década, un atleta sin piernas arrancó ovaciones en pistas y canchas no solo en eventos nacionales, sino allende los mares; pero desde el año 2002, Miguel Martínez Gordon dejó de competir, hasta que ahora decidió hacer oficial su adiós definitivo a las lides atléticas para discapacitados.
Oriundo del poblado de Bartle, en el municipio de Las Tunas; otrora asentamiento de colonos canadienses, situado a unos 20 kilómetros al oeste de esta ciudad, un accidente lo privó de sus extremidades inferiores, en plena juventud.
Integrante de una familia amante de los deportes, aficionado el mismo a la actividad física, no se amilanó y se convirtió en un participante destacado en los eventos organizados por la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM), hasta alcanzar notoriedad en las pruebas de atletismo inicialmente y de baloncesto sobre sillas de ruedas, después.
El multimedallista discapacitado tunero fue objeto de un sencillo, pero sentido reconocimiento durante la clausura de la lid de atletismo zonal oriental, correspondiente a la Liga Estudiantil, celebrada en la sala polivalente Leonardo McKenzie Grant.
Martínez Gordon recibió el homenaje de la Dirección de Deportes, la Comisión de Atención a Atletas Retirados y en Activo, de su propia institución, la ACLIFIM y de las Asociaciones del Ciego (ANCI) y de Sordos e Hipoacúsicos (ANSOC), 7 de otros organismos y organizaciones de la provincia.
Este voluntarioso hombre fue ejemplo en el entrenamiento y de entrega en las competencias, lo cual le permitió alcanzar 26 medallas de oro en eventos de la provincia, 31 títulos y dos preseas de plata, en nacionales y una corona a nivel Centroamericano.
En 1997 fue campeón y recordista de los 100 metros en los II Juegos Centroamericanos para discapacitados, celebrados en El Salvador y fue cuarto en 100, 200 y 400, en los Primeros Parapanamericanos de México, en 1999.
Visiblemente emocionado, Martínez Góngora, quien se hizo acompañar en la ceremonia por su pequeña hija, manifestó su satisfacción por este reconocimiento de su pueblo y, como la hace ya desde hace algunos años, espera tener de entrenador iguales o mejores resultados que cuando ponía alma y corazón para impulsar su silla de ruedas en las pruebas de atletismo o en las canchas de baloncesto.



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