Por Dúbler R. Vázquez Colomé
Las Tunas.- Tarde de equívocos y perdón en el "Ovidio Torres". El once de Guantánamo salió vivo de la siempre complicada cancha manatiense -a pesar de tener un jugador menos durante toda la segunda mitad-, gracias a un equipo de Las Tunas insulso y sin pólvora, que acusó en demasía la ausencia de su guardametas titular y solo pudo sacar un empate 1-1, en su cuarto partido de la Primera División del fútbol cubano.
Tras renunciar definitivamente al partido atractivo y de toque al que aspiraban, los casi tres mil aficionados tuneros se prepararon para otra sesión de fútbol trabado y correoso, como ha sido el elenco guantanamero en cada una de sus visitas al norteño Manatí (45 kilómetros al noroeste de esta ciudad). Así, el once visitante comenzó a apostar temprano por los balonazos profundos en busca del gigante Cándido Álvarez y por sacar el máximo provecho en cada saque de banda cercano al área tunera, una jugada que el internacional Hanier Dranguet convierte en un puñal para las defensas rivales.
Sin imaginar que su único motivo de alegría en toda la tarde llegaría en una acción de ese tipo, los guantanameros se pusieron temprano su ya habitual indumentaria de trabajo –la única que le conocen los manatienses- y, con constantes cortes de balón, desplegaron un juego que por momentos estuvo al límite del reglamento y que terminaría por dejarles en inferioridad numérica por más de 45 minutos.
Antes, pasado el cuarto de hora, Las Tunas había avisado con un fuerte disparo de Karel Pagés, quien desde fuera del área le pegó de pierna zurda a un balón que besó el larguero defendido por un poco solvente Geandri Megret. Era la primera campanada de una primera mitad que solo se animaría tras media hora de juego, cuando al minuto 35 el delantero Alián Urgellés desperdició un gol hecho, tras ganar un mano a mano al meta tunero Yosbel Márquez y rematar por fuera a puerta vacía, para darle la peor terminación posible a una letal contra muy bien manejada por Cándido Álvarez.
La detonación, tan cercana a su puerta, terminó por despertar al equipo local, que se lanzó arriba en busca del gol. Y lo encontró gracias a la fe que se tuvo el lateral Daimar Édgar -muy activo en todo el partido-, quien aprovechó en una de sus muchas internadas el despiste del "Beto" Gómez para ganar un balón que el medio guantanamero vio fuera de la cancha y tras abrir turbinas en trayectoria diagonal al área rival, sacó un centro-shut que provocó el rebote del portero y dejó la ocasión servida para que el ariete Máikel Celada la empujara al fondo de las redes.
La segunda diana de Celada en el torneo confirmaba su reconciliación con el gol y su plan de reivindicarse tras una pésima temporada 2010, además de destapar una Caja de Pandora de la que Las Tunas sacaría cinco minutos después la expulsión del guantamanero Yoannis Vázquez, después de una durísima entrada sobre Reynier Leyva. Con ese lastre cargó Guantánamo hasta el fin de la primera parte, unos minutos de vértigo en los que los locales buscaron sin fortuna el segundo.
Sin embargo, cuando el guión parecía escrito para una segunda parte en la que la cancha se inclinara a favor del dueño de casa, los del extremo oriental cubano salieron incisivos y revolucionados, con continuos robos de balón y multiplicándose en cada demarcación.
Fue una segunda parte en la que Las Tunas suspendió estrepitosamente su particular examen matemático, al no poder hacer buena la ventaja de jugar 11 contra 10 durante 45 minutos. Los guantanameros jugaron mejor en inferioridad numérica, aunque primero debieron colgarse de las manos de la fortuna para sobrevivir a dos intentonas consecutivas. Primero, salieron indemnes de un peligroso contragolpe que en el minuto 57 no pudieron aprovechar Reynier Leyva y un desacertado Geovanys Ayala; y dos minutos después se encomendaron al palo derecho de su puerta para que este se asociara con el guardametas y repeliera un misil de pierna zurda lanzado por Reynier Leyva.
A falta de un cuarto de hora para el final y luego de varios ensayos infructuosos, un fallo grosero del portero Yosbel Márquez le dio sentido a los continuos saques de banda efectuados por Hanier Dranguet. El defensa internacional guantanamero envió el balón al minuto 77 hacia el corazón del área tunera, donde un solitario Alexei Zuaznábar aprovechó la salida en falso del meta Márquez y saldó de cabeza el empate.
La igualada deja a los tuneros en posesión de cinco puntos después de cuatro fechas, con la sombra en el horizonte de toar carretera para visitar de forma consecutiva los onces de Ciudad de la Habana y La Habana.
Tras renunciar definitivamente al partido atractivo y de toque al que aspiraban, los casi tres mil aficionados tuneros se prepararon para otra sesión de fútbol trabado y correoso, como ha sido el elenco guantanamero en cada una de sus visitas al norteño Manatí (45 kilómetros al noroeste de esta ciudad). Así, el once visitante comenzó a apostar temprano por los balonazos profundos en busca del gigante Cándido Álvarez y por sacar el máximo provecho en cada saque de banda cercano al área tunera, una jugada que el internacional Hanier Dranguet convierte en un puñal para las defensas rivales.
Sin imaginar que su único motivo de alegría en toda la tarde llegaría en una acción de ese tipo, los guantanameros se pusieron temprano su ya habitual indumentaria de trabajo –la única que le conocen los manatienses- y, con constantes cortes de balón, desplegaron un juego que por momentos estuvo al límite del reglamento y que terminaría por dejarles en inferioridad numérica por más de 45 minutos.
Antes, pasado el cuarto de hora, Las Tunas había avisado con un fuerte disparo de Karel Pagés, quien desde fuera del área le pegó de pierna zurda a un balón que besó el larguero defendido por un poco solvente Geandri Megret. Era la primera campanada de una primera mitad que solo se animaría tras media hora de juego, cuando al minuto 35 el delantero Alián Urgellés desperdició un gol hecho, tras ganar un mano a mano al meta tunero Yosbel Márquez y rematar por fuera a puerta vacía, para darle la peor terminación posible a una letal contra muy bien manejada por Cándido Álvarez.
La detonación, tan cercana a su puerta, terminó por despertar al equipo local, que se lanzó arriba en busca del gol. Y lo encontró gracias a la fe que se tuvo el lateral Daimar Édgar -muy activo en todo el partido-, quien aprovechó en una de sus muchas internadas el despiste del "Beto" Gómez para ganar un balón que el medio guantanamero vio fuera de la cancha y tras abrir turbinas en trayectoria diagonal al área rival, sacó un centro-shut que provocó el rebote del portero y dejó la ocasión servida para que el ariete Máikel Celada la empujara al fondo de las redes.
La segunda diana de Celada en el torneo confirmaba su reconciliación con el gol y su plan de reivindicarse tras una pésima temporada 2010, además de destapar una Caja de Pandora de la que Las Tunas sacaría cinco minutos después la expulsión del guantamanero Yoannis Vázquez, después de una durísima entrada sobre Reynier Leyva. Con ese lastre cargó Guantánamo hasta el fin de la primera parte, unos minutos de vértigo en los que los locales buscaron sin fortuna el segundo.
Sin embargo, cuando el guión parecía escrito para una segunda parte en la que la cancha se inclinara a favor del dueño de casa, los del extremo oriental cubano salieron incisivos y revolucionados, con continuos robos de balón y multiplicándose en cada demarcación.
Fue una segunda parte en la que Las Tunas suspendió estrepitosamente su particular examen matemático, al no poder hacer buena la ventaja de jugar 11 contra 10 durante 45 minutos. Los guantanameros jugaron mejor en inferioridad numérica, aunque primero debieron colgarse de las manos de la fortuna para sobrevivir a dos intentonas consecutivas. Primero, salieron indemnes de un peligroso contragolpe que en el minuto 57 no pudieron aprovechar Reynier Leyva y un desacertado Geovanys Ayala; y dos minutos después se encomendaron al palo derecho de su puerta para que este se asociara con el guardametas y repeliera un misil de pierna zurda lanzado por Reynier Leyva.
A falta de un cuarto de hora para el final y luego de varios ensayos infructuosos, un fallo grosero del portero Yosbel Márquez le dio sentido a los continuos saques de banda efectuados por Hanier Dranguet. El defensa internacional guantanamero envió el balón al minuto 77 hacia el corazón del área tunera, donde un solitario Alexei Zuaznábar aprovechó la salida en falso del meta Márquez y saldó de cabeza el empate.
La igualada deja a los tuneros en posesión de cinco puntos después de cuatro fechas, con la sombra en el horizonte de toar carretera para visitar de forma consecutiva los onces de Ciudad de la Habana y La Habana.
(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)
Etiquetas: Campeonato Nacional de Fútbol, evento, Manatí, Las Tunas, Cuba, deporte, Guantánamo, balompié
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