Por Lilian Cid Escalona.
El carácter de nuestra Revolución siempre ha estado orientado a la solidaridad y caracterizado por un profundo humanismo. Allá por el año 1988, en su intervención en la Conmemoración del 32 Aniversario del Desembarco del Granma, nuestro Comandante en Jefe puntualizó:
“(…) Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo”
Los cubanos hemos hecho nuestros los preceptos de la Revolución, miles han marchado a los más disimiles países para brindar la mano desinteresada a quienes lo requieran. La doctora Yanet Carralero Morell, es una de esas cubanas consagradas a su trabajo, que ofrece ayuda incondicional en tierras hermanas.
Graduada de hace a penas un año de Médico General Integral ( MGI) especializada para labores Intensivistas, marchó a la República Bolivariana de Venezuela como cooperante internacionalista en el estado de Carabobo de aquel país.
El CDI “Cumboto 2” enclavado en el municipio Puerto Cabello ha sido su centro de trabajo durante los últimos seis meses. Yanecita, como ella misma se hace llamar, llegó con su dulzura y nobleza, adquiriendo el respeto y cariño de todos sus compañeros.
“Ingresar a la Brigada Médica Henry Reeve cuando cursaba el 5to año de la carrera me hizo sentir orgullosa y a la vez privilegiada. Ser parte de este contingente de avanzada en materia de salud es sobre todo una gran responsabilidad”
Las anécdotas nunca faltan y Yanet dice sentirse especialmente motivada por un caso que atendió durante sus primeras semanas en la misión.
“Era un paciente de 67 años, Aurelio Álvarez, procedente de una beneficencia. Aurelio arriba al CDI en estado de coma producto de una trombosis cerebral. Tenía un cuadro complicado: convulsiones y taquicardia supra ventricular. Enseguida le aplicamos tratamiento y logramos sacarlo del coma; al abrir los ojos me dijo: ¨gracias cubanos ya estoy bien, vivan Chávez y Fidel.”
Marcada por la añoranza a su lejano Puerto Padre natal, se sobrepone cada día a las nostalgias con esa fuerza que emana el gozo del deber cumplido.
“Puerto Padre se extraña demasiado…. Levantarme todos los días, lejos de mi familia es muy duro pero siempre se compensa con la satisfacción que a diario se siente al salvar una vida o lograr que alguien te regale una sonrisa”
Una sonrisa es el mejor regalo que puede recibir Yanet, ella al igual que otros tantos cubanos, se nutren de esos pequeños gestos de agradecimiento para adquirir la fuerza necesaria y trasmitir la solidaridad de nuestra Revolución
Sirva este comentario como homenaje a todos los que han marcado una huella en la amplia estela de colaboraciones que despliega nuestro país, estela que ha llegado hasta las más inverosímiles latitudes del planeta.
El carácter de nuestra Revolución siempre ha estado orientado a la solidaridad y caracterizado por un profundo humanismo. Allá por el año 1988, en su intervención en la Conmemoración del 32 Aniversario del Desembarco del Granma, nuestro Comandante en Jefe puntualizó:
“(…) Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo”
Los cubanos hemos hecho nuestros los preceptos de la Revolución, miles han marchado a los más disimiles países para brindar la mano desinteresada a quienes lo requieran. La doctora Yanet Carralero Morell, es una de esas cubanas consagradas a su trabajo, que ofrece ayuda incondicional en tierras hermanas.
Graduada de hace a penas un año de Médico General Integral ( MGI) especializada para labores Intensivistas, marchó a la República Bolivariana de Venezuela como cooperante internacionalista en el estado de Carabobo de aquel país.
El CDI “Cumboto 2” enclavado en el municipio Puerto Cabello ha sido su centro de trabajo durante los últimos seis meses. Yanecita, como ella misma se hace llamar, llegó con su dulzura y nobleza, adquiriendo el respeto y cariño de todos sus compañeros.
“Ingresar a la Brigada Médica Henry Reeve cuando cursaba el 5to año de la carrera me hizo sentir orgullosa y a la vez privilegiada. Ser parte de este contingente de avanzada en materia de salud es sobre todo una gran responsabilidad”
Las anécdotas nunca faltan y Yanet dice sentirse especialmente motivada por un caso que atendió durante sus primeras semanas en la misión.
“Era un paciente de 67 años, Aurelio Álvarez, procedente de una beneficencia. Aurelio arriba al CDI en estado de coma producto de una trombosis cerebral. Tenía un cuadro complicado: convulsiones y taquicardia supra ventricular. Enseguida le aplicamos tratamiento y logramos sacarlo del coma; al abrir los ojos me dijo: ¨gracias cubanos ya estoy bien, vivan Chávez y Fidel.”
Marcada por la añoranza a su lejano Puerto Padre natal, se sobrepone cada día a las nostalgias con esa fuerza que emana el gozo del deber cumplido.
“Puerto Padre se extraña demasiado…. Levantarme todos los días, lejos de mi familia es muy duro pero siempre se compensa con la satisfacción que a diario se siente al salvar una vida o lograr que alguien te regale una sonrisa”
Una sonrisa es el mejor regalo que puede recibir Yanet, ella al igual que otros tantos cubanos, se nutren de esos pequeños gestos de agradecimiento para adquirir la fuerza necesaria y trasmitir la solidaridad de nuestra Revolución
Sirva este comentario como homenaje a todos los que han marcado una huella en la amplia estela de colaboraciones que despliega nuestro país, estela que ha llegado hasta las más inverosímiles latitudes del planeta.
Etiquetas: Solidaridad, ayuda médica, Cuba, misión de salud en Venezuela, Chávez y Fidel
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