Foto: István Ojeda, periódico 26
Las Tunas, Cuba.- Los tigres de Ciego de Ávila vencieron este sábado a Las Tunas 12 X 2, de visitantes en el estadio Julio Antonio Mella, de esta ciudad y se situaron a un paso de otra gran remontada, la tercera de estos cuartos de final, gracias al brazo de oro de Vladimir García y a la casi absoluta capacidad de los Leñadores, hundidos en una sequía ofensiva increíble, justo en el momento en que sus lanzadores ya acusan el cansancio lógico de una larga temporada.
Ante una concurrencia extraordinaria, ávida de ver a su equipo meterse entre los cuatro grandes de la pelota cubana, los avileños jugaron como si estuvieran en su cuartel general del estadio José Ramón Cepero y, ayudados por un error a la defensa que, por esas cosas de las reglas de anotación, no fue a los libros como tal, rompieron el encanto frente a un Dael Mejías que volvió a lanzar bien, pero no tuvo suerte, por decirlo de alguna manera.
En los dos primeros capítulos se planteó el duelo entre Mejías y Vladimir, este último extremadamente dominante, al extremo de que rompió el intento de sacarlo de sus casillas a base de toques de bola. Los tigres rompieron el celofán en el tercero, carrera facilitada por una mala ejecución defensiva, cuando con corredores en primera y tercera, Mario Vega produjo el roletazo ideal para doble pley de frente a Dánel Castro que defendía la intermedia, pero este pasó muy flojo a Guerrero y la devolución precipitada a la inicial no fue buena, lo cual permitió que el jon perdiera su virginidad.
Durante el cuarto y quinto innings se mantuvo el marcador cerrado, pero mientras Mejías lograba contener el avance de los Tigres, los Leñadores no eran capaces de desafiar a Vladimir García. Y en el sexto llegó la segunda marca avileña y provocó la sustitución de Dael por el relevista estrella de los anfitriones, el novato Carlos Viera, quien no pudo esta vez y explotó en el séptimo tras un racimo de cinco carreras, rubricado por jonrón de Yoelvis Fiss con la casa llena frente al zurdo Darién Núñez.
Los Leñadores, negados a batear de la forma acostumbrada, lograron a duras penas anotarle a cuenta gotas a Vladimir en el séptimo y el octavo actos, pero todas las esperanzas locales quedaron sepultadas en el principio del noveno, cuando los Tigres protagonizaron su ataque final para pisar la goma cinco veces frente a los supuestos bomberos que no apagaron el fuego, Alberto Civil, Erick Sánchez y Rigoberto Cabrera, quienes mostraron la inequívoca imagen de un cuerpo de serpentineros que ya no puede más.
La historia no ha terminado, pero no son pocos los que reflejan un pesimismo generalizado, el cual yo no comparto, porque como decimos los cubanos mientras hay vida hay esperanzas y Yoelkis Cruz puede convertirse en el héroe de este final, aunque para conseguirlo necesita de que sus compañeros hagan cantar el madero frente al difícil Yánder Guevara, herido en su orgullo por sus dos derrotas ante los tuneros en este propio play off.
Quizás la afición, un tanto defraudada, no llene hoy las gradas del estadio Julio Antonio Mella, pero toda la provincia va a estar muy atenta a lo que ocurra allí a través de la radio y la televisión. Solo una cosa es absolutamente cierta, si la tropa de Gordo no deja el excesivo toca toca y desata la ofensiva que todos esperan, los Tigres destrozarán a los Leñadores sin remedio, por muy triste que esto sea para los hijos de la Tierra de Vicente García, el León de Santa Rita.
En la serie anterior, la 50, Ciego de Ávila protagonizó una remontada similar frente a Villa Clara, con la única diferencia de que en aquella oportunidad cerraron en su cueva del parque José Ramón Cepero y ahora está en casa ajena. No obstante, la novena de Róger Machado pasa por un buen momento ahora, está inspirada y eso hace mucho más difícil la tarea de los chicos de aquí que, justo es decirlo, se observan muy disminuidos.
Esta contienda ha tenido unos cuartos de final extremadamente reñidos y salvo la tranquila victoria de Industriales ante unos elefantes cienfuegueros que parecían de juguete, tanto Matanzas como Granma debieron ir hasta el séptimo choque para deshacerse de los empequecidos espirituanos y villaclareños, en tanto ahora los Tigres están a punto de protagonizar la tercera remontada que, en el instante supremo, dejaría su bosque libre de las disminuida furia de unos Leñadores que casi no pueden levantar un hacha prácticamente sin filo.
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