Las Tunas, Cuba.- En la madrugada de este martes 29 de mayo, explotó el estadio José Ramón Cepero, cuando en el final del onceno capítulo, con un out y corredor en segunda base, Ricardo Bordón se llenó de gloria al disparar doblete por la raya del jardín derecho para dejar al campo a Industriales 4 X 3. Un nuevo Rey en la selva beisbolera cubana, Tigres de Ciego de Ávila.
Fue un partido trepidante que tuvo de principales protagonistas a los respectivos lanzadores abridores, el local Yánder Guevara y el visitante Antonio Romero, quienes demostraron un gran dominio de la zona de strike, de la táctica y sobre todo mucho coraje para conjurar las amenazas rivales, ayudados por el trabajo defensivo de sus compañeros.
Los Tigres atacaron en el primer capítulo y marcaron una carrera después de dos outs, por cohete de Rusney Castillo y doblete al centro de Yoelvis Fiss, pero los Leones respondieron con dos en el principìo del segundo, gracias a jit de Serguei Pérez y largo cuadrangular de Yoandri Urgellés.
En el tercer inning, los locales volvieron a tomar el mando de las acciones, cuando pisaron la goma dos veces por otro doblete de Yoelvis Fiss, esta vez con las bases llenas. Fue el peor momento para el jovencito Romero que estuvo al borde de la explosión, lo cual evitó al dominar a Yorelvis Charles en rolata a sus manos que sirvió para un doble pley iniciado por la goma, con los ángulos repletos.
Dos cohetes salidos de los bates de Yoandri Urgellés y Carlos Tabares, unidos a un flay de sacrificio del emergente Irakli Chirino, permitieron a Industriales negociar el empate a la altura del séptimo capítulo, acción que agregó más dramatismo a este quinto juego de la porfía final por el título beisbolero de Cuba.
Ciego de Ávila llegó a tener la victoria en segunda base sin out en el final del noveno capítulo, pero no apareció el batazo necesario frente al relevista Julio Montesinos, quien fue llamado por el mentor azul Lázaro Vargas, en rescate de Antonio Romero, quien volvió a tirar de forma brillante.
Yánder Guevara, quien trabajó con gran economía de lanzamientos abrió el onceno acto, pero luego de retirar al primer hombre completó los lanzamientos reglamentarios (120) y tuvo que ceder la lomita a Lázaro Santana (hijo) que sacó los otros dos outs frente a los peligrosos Rudy Reyes y Alexander Mayeta.
La escena quedó lista para que en el final del onceno inning, Ciego de Ávila hiciera historia: Yorbis Borroto recibió boleto y Lisdey Díaz lo puso en segunda con toque de sacrificio. Ricardo Bordón, el noveno en la alineación, se vistió de héroe y le daba a su equipo el primer título en la historia de las series nacionales.
La novena dirigida por Róger Machado, coronó así el esfuerzo de las últimas cuatro temporadas, en las cuales estuvieron entre los cuatro grandes, se quedaron cortos al caer frente a Pinar del Río en la pasada y, ahora, desbancó al conjunto más ganador de banderines en la pelota revolucionaria.
Cuando Ciego de Ávila estuvo a punto de ser sacado del camino por el combativo equipo Leñadores de Las Tunas, muchos dudaron que pudiera pasar por encima de Granma y convertirse nuevamente en finalista, sin embargo, sus hombres se repusieron y regresaron al duelo final por la corona en óptimas condiciones, sobre todo por una ofensiva realmente desbordada.
Soy muy sincero cuando digo que siempre pensé que los Tigres podían batirse con los Leones, incluso ganarles, pero ni a mi, ni a nadie, le pudo pasar por la mente que dejarían con las ganas a la reconocida tropa de Vargas en solo cinco choques, con un desempeño convincente.
Debo señalar, no obstante, que tras los dos triunfos avileños en la mismísima pradera de los Leones, el estadio Latinoamericano, tuve el convencimiento de que la falta de profundidad en el pitcheo azul podría ser fatal, como lo fue. Odrisamer Despaigne es un excelente lanzador y lo demostró al obtener la única victoria capitalina en el tercer juego, después de 10 peleados episodios, pero él no puede encaramarse en el box todos los días.
Era vital para Industriales ganar al menos dos encuentros en la cueva de los Tigres, el José Ramón Cepero, y no pudieron, especialmente, porque no pensaron, jamás, que Osmar Carrero les tirara de forma magistral en el cuarto choque, en el cual, pese al optimismo de sus parciales, ya había sido cavada su tumba.
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