viernes, abril 29, 2011

Conrado Marrero, grande entre los grandes







Fotos: Tomadas de Internet

Hace cinco días celebró un siglo de existencia, Conrado Marrero, en mi opinión uno de los más grandes lanzadores de la historia del béisbol cubano y mundial, quien afirmó estar orgulloso por celebrarlo en su Patria, junto a su pueblo que lo quiere y admira y al cual jamás abandonó.
Tuve el honor de conocer a Marrero en plena madurez como lanzador, allá por la temporada de 1951, cuando yo apenas había cumplido nueve años y disfrutaba de lo lindo sus éxitos con el equipo de mi preferencia en la Liga Profesional Cubana, los alacranes azules de Almendares.
Del llamado Premier de los pítchers cubanos, conocí desde bien pequeño, porque mi padre, tirador zurdo en los equipos de Victoria de Las Tunas, desde finales de la década del 30 hasta la de los 50 del pasado siglo; me contó de aquel dechado de inteligencia en el difícil arte de lanzar.
Uno de los días más felices de mi vida fue un domingo de marzo de 1954, cuando estaba por cumplir los 12 años de edad y mi ídolo, Conrado Marrero, estaba anunciado para lanzar de refuerzo con el equipo local frente al fuerte elenco del central Vertientes (hoy Panamá), de Camagüey. El Premier guió a los tuneros a triunfo de 4 X 1, permitió solo cuatro jits y la carrera fue sucia. ¡Qué lindo regalo me hizo!
Disfruté como nadie las portentosas actuaciones del Guajiro de Laberinto, no solo con el Almendares, sino con los Havana Cubans, de la Liga Internacional de la Florida y en las filas de los Senadores de Washington, de la Liga Americana en la llamada Gran Carpa de Estados Unidos; en la cual debutó con 39 años para ganar la condición de Mejor Novato. ¡Qué bárbaro!
Al triunfo de la Revolución, con 48 años de edad, Conrado Marrero estaba en el final de su brillante carrera, por lo que en poco tiempo decidió colgar el guante y quedarse a vivir en su Cuba querida, echar suerte con los suyos, pese a las múltiples ofertas recibidas con el objetivo de que marchara a los Estados Unidos.
Desde aquel instante mismo, Marrero se puso al servicio del béisbol revolucionario y ayudó en la formación de lanzadores en todo el país, especialmente en Oriente; tarea que concluyó de preparador de los pítchers del equipo de Granma, provincia en la que se le recuerda con mucho cariño y respeto.
Siempre dispuesto a conversar sobre béisbol y especialmente acerca del pitcheo, hace dos o tres años ratificó su opinión de que la pelota profesional cubana era más fuerte que la actual, aunque reconoció que la Serie Nacional nuestra es de nivel Triple A y que muchos de los jugadores de aquí pueden triunfar en Grandes Ligas.
Sobre los lanzadores aseguró que necesitan mejorar su control, que gastan muchos envíos. Es proverbial su afirmación de que no se pueden tirar solo bolas o strikes, sino que es preciso dominar lances dudosos, es decir, strikes que parezcan bolas y viceversa; además de que para ganar se hace imprescindible dominar la mayoría de las veces a los bateadores más débiles.
Conrado Marrero es un ejemplo extraordinario de deportista, de ser humano, de patriota y, por eso, recibió el homenaje de las máximas autoridades del país y, especialmente, de un pueblo entero que lo acompañó feliz al arribar a un siglo de fructífera existencia. ¡Ojalá pueda celebrar 100 años más, respetado Premier, querido Guajiro de Laberinto!


Etiquetas: El siglo de Conrado Marrero, Cuba, béisbol, pelota, El Premier, Guajiro de Laberinto, Estados Unidos, Grandes Ligas, Havana Cubans, Almendares, Liga Invernal Cubana, Cienfuegos, Senadores de Washington, Mejor Novato de las Mayores a los 39 años, Victoria de Las Tunas, equipo del central Vertientes, formador de lanzadores, Patriota que jamás quiso abandonar Cuba

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