Cuando estamos a punto de cumplir el medio siglo de la extraordinaria victoria cubana sobre el imperialismo yanqui en las arenas de Playa Girón, están frescas en mi memoria las tensas horas que transcurrieron desde el desembarco, en la madrugada del 17 de abril de 1961, hasta el anuncio del triunfo del pueblo el día 19. En aquellos momentos, me encontraba en el batey del tejar Simpatía, a unos tres kilómetros al sur del central Guillermo Moncada (Constancia A), de Abreus, perteneciente al regional Cienfuegos, de la entonces provincia de Las Villas. Había llegado desde mi natal ciudad de Victoria de Las Tunas, Oriente, el 17 de enero de 1961 para trabajar de oficinista en aquel tejar, donde se producían tejas francesas, ladrillos de muro y bloques de barro aligerados de tres, cuatro y seis huecos, operado por la Zona de Desarrollo Agrario LV-15, del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) y administrado por mi primo hermano Rafael Galiano Batista. En mi condición de fundador de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) y de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), apenas llegado a aquel lugar me incorporé a las tareas propias de esas organizaciones. A pesar de que solo tenía 18 años de edad, recibí responsabilidades al frente de las mismas. Designado jefe de operaciones de nuestro destacamento miliciano, asumí la organización de las guardias y todo lo relacionado con la preparación combativa, por cuanto había que estar preparado para defender, en cualquier circunstancia, aquel enclave productivo y a la población allí residente, unas mil personas entre el batey y los alrededores. 14 de abril de1961 Aquel día, temprano en la mañana, recibimos la visita de Andrés Patiño Vasallo (Patiñito), un activo joven revolucionario de unos 22 años de edad, quien era el Jefe de la Milicia en el poblado de Constancia, quien nos entregó cinco fusiles M-52 de fabricación checoeslovaca, conocidos también como R-2, para reforzar igual cantidad que era nuestro arsenal, hasta ese momento; además de orientar el acuartelamiento y aplicar la máxima alerta. Para todos quedó claro que la situación era compleja y había que estar preparados para encarar un posible ataque del enemigo por cualquier parte de las costas cubanas. Desde ese momento, los milicianos de Simpatía nos pusimos en pie de lucha, convencidos de que solo había un objetivo: hacer valer la consigna de Patria o Muerte. (Continuará)
Etiquetas: Victoria de Girón, aniversario 50, Milicias Nacionales Revolucionarias, Tejar Simpatía, central Guillermo Moncada (Constancia A), Abreus, Cienfuegos, máxima alerta, Patria o Muerte, Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA)
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