martes, febrero 24, 2009

Un canto por la vida
Las Tunas, Cuba (24 de febrero).-Hace medio siglo que en nuestro país el deporte es un derecho del pueblo. Y la celebración ayer en esta provincia por los 48 años del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) fue un verdadero canto a la vida, una bella combinación de colores y alegría.
Desde el cielo, despejado y de un azul precioso, llegó la bandera de la estrella solitaria, cobijada por la enorme sombrilla multicolor de un paracaídas que, dirigido con maestría, se posó casi en el centro del diamante del estadio beisbolero Ángel López Jiménez, saludado por una salva de aplausos que estremeció las abarrotadas tribunas.
Hicieron entrada, entonces, tres Glorias del Deporte en la provincia: la corredora Estela Hernández y las softbolistas Yamila Flor y Yolexis Tamayo, quienes portaron la antorcha Aniversario 48, recibida de manos de jóvenes que la pasearon por escuelas comunitarias y consejos populares del municipio de Las Tunas.
Y como honrar honra, la familia deportiva tunera rindió merecido homenaje a los hombres y mujeres que más se destacaron en sus respectivas tareas, a los activistas voluntarios que hacen posible la masividad y a los decanos, a los fundadores, ejemplos de entrega y de amor en el empeño de que nuestro pueblo sea fuerte y sano.
Fue entonces que, en medio de los aplausos, pasaron, como en secuencias cinematográficas, las composiciones gimnásticas de los pequeños capullos de los círculos infantiles; las chicas y chicos de las secundarias básicas, las jóvenes de la gimnasia musical aerobia y de los muchachos y muchachas del hogar de impedidos físicos y mentales Calixto Sarduy, quienes hacen del deporte terapia efectiva en su tratamiento diario.
Allí estuvieron los niños y adolescentes que practican las artes marciales para mostrar sus habilidades y los jóvenes de las tropas especiales, quienes ratificaron con su exhibición de defensa personal, que el deporte es también un arma de la Revolución.
Y el homenaje al promotor principal, a quien ha hecho posible la felicidad del pueblo cubano, a nuestro eterno Comandante en Jefe, se escuchó en las cálidas voces de las niñas Dianelis Góngora Peña y Yesy Mariño González, del seminternado de primaria República de Chile, que declamaron el poema Canto a Fidel, de la poetisa matancera Carilda Oliver Labra.
Fue una tarde hermosa, inolvidable; en la que se unieron en un simbólico abrazo, varias generaciones de tuneros que, con amor y entrega, hicieron del deporte su trinchera para defender tan significativa conquista de la Revolución.

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